Kak¨¢ evita el rid¨ªculo de Brasil

Dunga cerr¨® los pu?os, los lanz¨® al cielo y se abraz¨® a su ayudante, Jorginho, despu¨¦s de que Kak¨¢, en el minuto 90, marcara de penalti al costado izquierdo del portero El Hadari. El seleccionador brasile?o encontr¨® una nueva coartada a su propuesta antinatural en la que la canarinha juega a la contra y el rival, en este caso el entusiasta Egipto, asume el peso del partido. El cuadro africano toc¨®, combin¨®, se arriesg¨® y transmiti¨® su pasi¨®n a la grada surafricana , todas esas virtudes que un d¨ªa adornaron al pentacampe¨®n del mundo.

Pero a Brasil se le ha puesto una cara cada vez m¨¢s parecida a la de su entrenador, que es como decir que se parece a Alemania en el sentido de que opta por buscar la victoria por la v¨ªa m¨¢s ruda: las jugadas a bal¨®n parado, por ejemplo. Tres de sus cuatro goles, todos menos el primero de Kak¨¢, llegaron de esa manera. En una evidencia clara de que Brasil, efectivamente, es un peligro cuando sube a rematar las faltas y los c¨®rners, con notables cabeceadores como Luis Fabiano, Juan y Lucio. Egipto, a su vez, se defiende terriblemente mal en estas jugadas de estrategia. En concreto, le dio un ataque de p¨¢nico cuando se acercaba el final y ten¨ªa un empate hist¨®rico en el bolsillo. As¨ª, concedi¨® un c¨®rner en contra. Los rostros de sus defensas se crisparon. Persiguieron sombras amarillas que aparec¨ªan y desaparec¨ªan y ni siquiera de ese modo evitaron el remate brasile?o que Muhammadi, debajo de la porter¨ªa, despej¨® con una infantil zamorana.

En un primer momento, el ¨¢rbitro se?al¨® c¨®rner ante las protestas de los brasile?os y mientras el defensor egipcio se revolcaba por el c¨¦sped en una burda representaci¨®n en la que trataba de disimular su clar¨ªsimo penalti. Tan mal actu¨® que el colegiado cambi¨® de opini¨®n e indic¨® el penalti que le ped¨ªan los de Dunga. Kak¨¢ asumi¨® la responsabilidad y marc¨®. Una responsabilidad que ya no comparte con nadie. No est¨¢n Ronaldo, ni Ronaldinho ni mucho menos Adriano. Tan s¨®lo, Kak¨¢. Y a su lado, un desierto.

El nuevo jugador del Madrid, que marc¨® el primer gol en un alarde de t¨¦cnica, jug¨® contra todos, los rivales y sus propios compa?eros, en una segunda parte pobr¨ªsima del conjunto de Dunga, deshilachado, dominado, perdido. Muy r¨ªgido tanto atr¨¢s como en el centro del campo, donde volvieron a fracasar la pareja de mediocentros, Gilberto Silva y Felipe Melo. Dunga apunt¨® a Robinho como culpable al sustituirle en el primer cambio, pero tampoco la entrada del joven Pato mejor¨® el ataque de Brasil.

Egipto vivi¨® un minuto de gloria en el 54. Lleg¨® en avalanchas, con cuatro y cinco atacantes ante la porter¨ªa de Julio C¨¦sar, que no daba cr¨¦dito: la defensa m¨¢s segura del grupo suramericano de la fase clasificatoria para el Mundial de Sur¨¢frica 2010 era un coladero. Los f¨¦rreos centrales, Lucio y Juan, una broma. Lo mismo que los dos mediocentros, Melo y Gilberto, cada vez m¨¢s hundidos como zagueros. Y el delantero Zidan, de 27 a?os, surgi¨® veloz, vertical y habilidoso. El mejor jugador de la Copa de ?frica 2008 puso a Brasil contra las cuerdas hasta que su compa?ero Muhammadi se convirti¨® en un p¨¦simo actor. Para que Kak¨¢ salvara del rid¨ªculo a la canarinha.