Una siesta de pijama y orinal
Boom gana con 25 minutos de ventaja sobre un pelot¨®n que se acerc¨® al fuera de control
Noches alegres, ma?anas tristes, reza el dicho. Dicho y hecho. Hecha la escapada, que cost¨® m¨¢s que nunca, 66 kil¨®metros, una vez analizados los dorsales de los 12 integrantes y comprobado que el mejor clasificado era el colombiano Leonardo Duque (el 55?, a 1h 12m 55s), lleg¨® la hora de la siesta. La siesta del perro, reza el dicho, cuando se refiere a la siesta de los canes antes de la comida. Es lo que ocurre cuando se suceden las etapas de monta?a y por fin llega la calma, la llanura, los paisajes de los troncos retorcidos de los olivos a los que cant¨® Miguel Hern¨¢ndez, de los andaluces de Ja¨¦n y de C¨®rdoba. Uno tras otro, en hileras casi geom¨¦tricas a los lados de cualquier carretera, en cualquier ladera, invitan a mirar incluso a estos deportistas que acostumbran a ir como locos, sin tiempo ni lugar para la poes¨ªa de los olivares.
Es lo que ocurre si encima no hace calor ni fr¨ªo ni lluvia ni viento, (salvo al final), y si adem¨¢s el despiste de Valverde (con el que muchos rivales sue?an) se produce de salida, as¨ª en fr¨ªo, en el descenso de Torredonjimeno, a los 16 kil¨®metros, y se resuelve en otros 10 de traj¨ªn corporativo del equipo (alg¨²n chorreo le caer¨ªa al l¨ªder del Caisse d'?pargne), en vez de al final, donde se esperaba en el descenso de San Jer¨®nimo. Y si los escapados, desheredados de la clasificaci¨®n, suman la minutada de la Vuelta, ocho, 15, 18, 20, al final, 25 minutos, de ventaja, con el pelot¨®n casi fuera de control. Y si todo eso ocurre, la siesta es profunda, de pijama y orinal, que reza el dicho.
Una siesta que no se ech¨® Lars Antonius Johannes Boom, el largo de Vlijmen,su ciudad holandesa natal, el lugarteniente de Gesink, delgado y poderoso como ¨¦l, que en breve aparcar¨¢ la bicicleta de carretera para coger la de ciclo cross, una modalidad de la que ya fue campe¨®n del mundo en 2008. Dej¨® a los colegas en la segunda subida a San Jer¨®nimo, especialmente a los dos del Xacobeo (Seraf¨ªn Mart¨ªnez y David Herrero) con una fortaleza que en una jornada como la de hoy parec¨ªa sobrenatural. Fue su contrarreloj particular, de unos 12 kil¨®metros. Aunque en realidad, contra el reloj, contra el reloj, trabaj¨® el pelot¨®n, con las pilas gastadas.
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