?ltimas tardes con Valverde

Desnaturalizado en el juego, sin ¨¢nimo, fuerzas, acierto ni gol, se encuentra el Villarreal, incapaz de ganar a un austero Espanyol que se qued¨® con diez jugadores al cuarto de hora. Valverde tiene pocas coartadas. A cada partido que pasa, el conjunto castellonense tiene peor pinta. No se le reconoce. En el f¨²tbol se toman demasiadas decisiones, a veces, de manera visceral y precipitada. La cordura ha reinado siempre en el seno del Villarreal. La paciencia de sus dirigentes se ha trasladado al terreno de juego. Nadie duda de la capacidad de Valverde. Sin embargo, seis jornadas han transcurrido, pocas s¨ª, suficientes para ver que nada funciona en el conjunto castellonense que ha perdido en muy poco tiempo su identidad. Siempre hay tiempo para rectificar. Mimbres hay de sobra en el Villarreal para revertir la situaci¨®n. Diego L¨®pez, Senna, Rossi, Cazorla, Nilmar poseen mucha calidad. Al igual que Aimar, Ayala y Oliveira, que vivieron dos a?os atr¨¢s el descenso del Zaragoza. Aviso para navegantes.

Precint¨® Pochettino los espacios para que el Villarreal no desplegara c¨®modo su juego. No se equivoc¨® el t¨¦cnico del Espanyol que confiaba en la ansiedad que atenaza a los jugadores amarillos hiciera el resto, contemplando pl¨¢cidamente los pericos el sobeteo, con menos precisi¨®n de lo habitual, que sobre el esf¨¦rico practica el conjunto de Valverde. M¨¢s atentos al error ajeno que al acierto propio, sin haber dado dos pases continuos, se encontr¨® el Espanyol con la posibilidad de adelantarse en el marcador. Y sin rematar siquiera. Eguren desvi¨® hacia su porter¨ªa una falta lateral que repeli¨® el larguero de Diego L¨®pez que una vez m¨¢s se qued¨® con la duda de si salir a blocar o quedarse en la l¨ªnea de gol. Instantes despu¨¦s, a los 15 minutos, el Espanyol se quedaba con un hombre menos al ser expulsado Forl¨ªn por agarrar a Rossi, siendo el ¨²ltimo defensor, en el l¨ªmite del ¨¢rea de Kameni.

Confiando m¨¢s en los nervios y urgencias del rival que en las virtudes propias, Pochettino, con la v¨¢lida excusa de encontrarse en inferioridad num¨¦rica, sigui¨® con su conservador plan, retirando a Nakamura, uno de los pocos creativos blanquiazules, por Pillud, un defensa. Apenas se modific¨® el panorama, simplemente se acentu¨® el dominio y la sensaci¨®n de que s¨®lo era cuesti¨®n de tiempo que el partido cayera del lado del que m¨¢s expuso. Falsa impresi¨®n. Todo el juego discurr¨ªa en la mitad de la parcela del Espanyol m¨¢s por la inercia de unos y otros. Conscientes de la extrema situaci¨®n, a algunos de los futbolistas del Villarreal les quema el bal¨®n en los pies. Senna, Cazorla y Rossi s¨ª asumen la responsabilidad de pedir el esf¨¦rico e intentar buscar soluciones, a pesar de que la situaci¨®n tambi¨¦n les ha mermado la precisi¨®n. A¨²n as¨ª llegaban las ocasiones claras de gol que se negaban a obedecer la voluntad de los amarillos. Rossi y Pir¨¨s se toparon con un inspirado Kameni en sendos mano a mano.

El plan del Espanyol tendr¨ªa la vigencia mientras el marcador no ofreciese movimiento como as¨ª fue. Bien atados los jugadores del centro del campo del Villarreal, el inicio del juego amarillo quedaba en los pies de sus centrales sin nadie se ofreciese para dar una salida digna y clara. Mal asunto. Y las ocasiones segu¨ªan llegando. Y el gol no llegaba. La diferencia de unos y otros estribaba en una cuesti¨®n de fe. El Espanyol, aunque su plan resultara burdo, cre¨ªa en lo que hac¨ªa. El Villarreal dudaba. Lo que viene haciendo desde la llegada de Valverde.