El Madrid coge forma
Tras una buena primera parte y un espeso segundo acto, el equipo de Pellegrini empata en Mil¨¢n
Mejor cosido que de costumbre durante un buen rato, el Madrid ofreci¨® en San Siro episodios espor¨¢dicos de la que puede llegar a ser su mejor versi¨®n a la espera de Cristiano Ronaldo, sobre todo en el primer periodo. Tuvo siempre m¨¢s empaque que su rival, tanto cuando domestic¨® el partido a su antojo como cuando le entraron algunas dudas. Entonces, al menos no meti¨® las calamidades que le sepultaron en el Bernab¨¦u. Por supuesto que todav¨ªa no es el equipo arrollador que pueda vaticinarse a tenor de sus n¨®minas, pero en Mil¨¢n ofreci¨® s¨ªntomas m¨¢s optimistas. Que su entrenador, Manuel Pellegrini, calcara por primera vez dos alineaciones consecutivas, destila que el equipo ha ganado equilibrio, poco a poco conoce su armadura. Desde Santo Domingo, el diagn¨®stico es otro.
Milan 1 - Real Madrid 1
Milan: Dida; Oddo, Nesta, Thiago Silva, Zambrotta; Ambrosini, Pirlo, Seedorf; Ronaldinho, Pato y Borriello (Inzaghi, m.79).
Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Ra¨²l Albiol, Arbeloa; ''Lass'', Xabi Alonso, Marcelo; Kak¨¢, Higua¨ªn (Ra¨²l, m.74) y Benzema (Van Nistelrooy, m.82).
Goles: 0-1, m.29: Benzema. 1-1, m.34: Ronaldinho de penalti.
?rbitro: Felix Brych (GER). Amonest¨® a Pato (55) por el Mil¨¢n y a Marcelo (58), Arbeloa (76) y Pepe (89). Incidencias: encuentro correspondiente a la cuarta jornada del Grupo C de Liga de Campeones, disputado en San Siro ante la presencia de 75902 espectadores.
La puesta en escena del Madrid result¨® encomiable. Ocup¨® bien los espacios, con Lass de escolta de Sergio Ramos y Marcelo en auxilio de Arbeloa, lo que redujo la faena a los tres futbolistas m¨¢s ofensivos del equipo: Kak¨¢, Higua¨ªn y Benzema. Hasta que se deshilach¨® algo m¨¢s en el segundo acto, el orden impidi¨® que el equipo mantuviera las constantes que le distinguen sin agrietarse. Directo y vertiginoso frente a Dida y tenso y concentrado en la retaguardia. Los cambios de posici¨®n constantes de su tr¨ªo delantero alteraron al Milan, que en todo momento se sinti¨® amenazado, y no siempre por la misma v¨ªa. El Madrid jug¨® con tanto aplomo como decisi¨®n, sin reparar en la her¨¢ldica de su adversario, como si su masaje de autoestima ante el Getafe le hubiera resultado bals¨¢mico frente a tantas dudas despertadas en los ¨²ltimos tiempos. El Milan requer¨ªa otro repertorio que los getafenses, claro, y el grupo de Pellegrini le puso el acento adecuado, pese alg¨²n claroscuro final.
En el primer acto el Madrid result¨® tit¨¢nico para su rival, que volvi¨® a mostrar cierta decrepitud. No tiene otra patente que sostener la trinchera como puede y esperar un bingo de sus tres palomeros, anoche Pato, Borriello y Ronaldinho. Para ¨¦ste se ha inventado un nuevo puesto, el de asistente lateral. Se ancla en la orilla, tan lejos de un bander¨ªn de c¨®rner como del otro, y desde all¨ª explota lo que le queda, un toque a¨²n embriagador. Sergio Ramos le dio m¨¢s carrete del debido, concedi¨¦ndole un respiro para la arquitectura, cuando hoy en d¨ªa no es un futbolista que exija a su marcador m¨¢s que un ant¨ªdoto. Pero Ramos, futbolista de excelentes condiciones, lleva tiempo con la mueca torcida. En el otro extremo las cosas son diferentes, hay un avispero. Pato tiene el apetito que ha perdido su compatriota, es habilidoso y picante. Lo fue en Chamart¨ªn y en San Siro, donde estuvo a punto de provocar un enredo semejante al Madrid, aunque esta vez no lo mereciera el equipo madrile?o.
Con Pato como ¨²nico alborotador local y quebradero de Arbeloa, de entrada el encuentro se disput¨® al dictado madridista. Sostenido por la aplicaci¨®n de Lass y Xabi, el Madrid invadi¨® el terreno italiano, con Kak¨¢ de enlace previo a Benzema; o lo que es lo mismo, ajeno al primer tr¨¢nsito del juego. Es un delantero enmascarado. Libre de otras misiones, su protagonismo en el partido activ¨® a su compa?ero franc¨¦s, que barri¨® con frecuencia todo el frente. Tras un extenso repertorio de remates y llegadas a la periferia de la meta milanista, entre ambos ejecutaron a Dida. El en¨¦simo disparo de Kak¨¢ roz¨® la tibia de Thiago Silva, lo que debi¨® excusar al portero brasile?o, que rechaz¨® la pelota hacia Benzema, que emboc¨® un tiro angulado, complejo.
Crecido el Madrid, la tendencia azarosa del f¨²tbol hizo cambiar el gui¨®n. Salvo un mano a mano frustrado a Pato por Casillas, el Milan no hab¨ªa mostrado nada m¨¢s que un f¨²tbol cicatrizado e inconsistente. De repente a un avance dislocado de Zambrotta acudi¨® Pepe al cruce. Brych adivin¨® un penalti. El central madridista abri¨® los brazos, pero el bal¨®n se estrell¨® en su espalda. Ronaldinho demoli¨® la red de Iker. Al instante, Brych tuvo otra intuici¨®n e invalid¨® un gol de Pato, que supuestamente utiliz¨® los brazos como amortiguadores antes mientras Arbeloa se hac¨ªa un nudo sobre la hierba.
Sin gas, el Milan hab¨ªa estado al borde de voltear a un rival que le hab¨ªa sometido. El Madrid sinti¨® un cierto escalofr¨ªo y tras el descanso tuvo menos hueso. Nunca se dej¨® gobernar y cerr¨® la jornada con Dida a destajo, pero el equipo se hizo m¨¢s largo, consinti¨® un mayor intercambio de golpes y todo se hizo m¨¢s espeso. Pellegrini, quiz¨¢ temeroso por una entrega similar a la del ¨²ltimo tramo de Chamart¨ªn, lo advirti¨® y de forma escalonada retir¨® a sus dos delanteros para dar paso a Ra¨²l y Van Nistelrooy. No es que se volviera m¨¢s conservador. Tras las ¨²ltimas tormentas, un punto en San Siro era negociable como ¨²ltimo remedio. Marcelo y el propio Ra¨²l estuvieron a un paso de triplicar el bot¨ªn, pero Dida a¨²n tiene manos. Un empate, eso s¨ª, con cuajo: el Madrid estuvo a la altura y jam¨¢s hab¨ªa puntuado en San Siro ante el Milan. Desde Alcorc¨®n, las se?ales son otras. Y Pellegrini se repite porque atisba el mejor forro posible para el Madrid.
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