Perdi¨® el mejor, gan¨® el l¨ªder

La Real se convierte en l¨ªder tras ganar a un magn¨ªfico Cartagena en el ¨²ltimo minuto Sobre el c¨¦sped de Anoeta, como es obligatorio, hab¨ªa dos equipos que luchan por lo mismo: el ascenso. Pero sobre todo hab¨ªa dos estilos absolutamente enfrentados. Uno, el Cartagena, adora el bal¨®n, lo mima , hasta lo acaricia a veces exageradamente; otro, la Real, se plantea llegar al ¨¢rea de la forma que sea, r¨¢pidamente, como si s¨®lo confiase en sus delanteros. El uno era asociaci¨®n pura y dura; el otro, intuici¨®n, voluntarismo. Perid¨® el mejor de la peor manera posible: en el ¨²ltimo minuto, tras haber fallado un minuto antes un gol cantado.

El Cartagena es un equipo admirable y la Real alcanza la condici¨®n de encomiable por su esfuerzo. El cat¨®n del Cartagena es la copia m¨¢s exacta que se puede encontrar del Bar?a de Guardiola, desde el portero Rub¨¦n hasta su delantero centro Toch¨¦. Hasta el minuto 50, no sac¨® el guardameta visitante con el pie m¨¢s all¨¢ del centro del campo. Hasta entonces siempre inici¨® la jugada en su ¨¢rea con la mano, con los dos centrales a sus costados como instaur¨® Guardiola en la final de la Copa del Rey frente al Bar?a y en ninguno de los 94 minutos de partido, el Cartagena peg¨® un balonazo si no era obligado por un despeje. La Real fue hipnotizada por ese continuo movimiento del bal¨®n que le obligaba a ir de un lado para otro. Pero adem¨¢s le falla al equipo guipuzcoano un asunto fundamental: le falta un gu¨ªa. El p¨²blico lo tiene en Griezmann, al que le aplauden hasta los errores y en Agirretxe a quien le atribuye todas las virtudes que le niegan a Bueno. El gol de la victoria realista lo marc¨® el ¨ªdolo local, tras una buena jugada de Nsu¨¦, pero el gol psicol¨®gico lo hab¨ªa marcado el uruguayo al fraguar la expulsi¨®n de Cygan. En un rifi rafe le sac¨® la tarjeta amarilla (en una confusa jugada que pudo resolverse de cualquier manera) y luego cay¨® en la segunda, obligado por el contragolpe realista.

El partido, m¨¢s que por el gol de Agirretxe, se decidi¨® por la expulsi¨®n de Cygan

Un jugador menos en un partido de ese nivel, con m¨¢s de media hora por delante, parec¨ªa una condena que el Cartagena se empe?¨® en no cumplir. Sab¨ªa que nunca hubiera perdido con 11 futbolistas, pero las circunstancias le obligaban a hacer de la necesidad, virtud. A los dos equipos, con sus distintos planteamientos les faltaba gol. El Cartagena hab¨ªa disparado al travesa?o en un libre directo de Exp¨®sito que mas tarde fue respondido por otro disparo al larguero de Elustondo. En el ¨¢rea ocurr¨ªa poco m¨¢s, aunque en el resto del territorio abundaban los toques del Cartagena, comandado por un infatigable S¨¢nchez , mal secundado por De Lucas, cada vez m¨¢s confuso en la lectura de las jugadas.

En inferioridad, el Cartagena, fiel al estilo de Guardiola, quiso ganar y sus cambios apostaron por el refresco en la delantera. Y pudo hacerlo. Y quiz¨¢s lo pag¨® porque el destino futbol¨ªstico es tan cruel que no entiende de calidades ni de esfuerzos. Y Agirretxe, el ¨ªdolo local, tras el apagamiento de Greizmann, m¨¢s gaseoso que s¨®lido, empuj¨® una buena jugada de Nsu¨¦ en el ¨²ltimo suspiro. Era Segunda Divisi¨®n pero ten¨ªa aromas de Primera. Perdi¨® el Cartagena como pierde el Bar?a y gan¨® la Real como gana el Madrid, a estirones, con m¨¢s fe que juego. Y ya es l¨ªder, como el Madrid, sin convencimiento.