Un golazo resuelve un cl¨¢sico superlativo
Ibrahimovic da el triunfo a un inteligente Bar?a ante un Madrid desafiante
La lluvia fina del Barcelona cal¨® mejor que el f¨²tbol de rayos y truenos del Madrid en un cl¨¢sico soberbio por el juego, por la altura de los dos equipos, por la expectaci¨®n despertada en el mundo y por la tormenta que se venci¨® sobre la hinchada azulgrana camino del Camp Nou. Un golazo de Ibrahimovic result¨® definitivo para decidir un estupendo partido a favor del Bar?a, muy bien tensionado defensivamente por sus dos centrales, inteligente en la lectura de la contienda y afortunado, en tanto que campe¨®n, cuando las apuestas se?alaban como favorito al Madrid.
Al igual que en encuentros anteriores, el Madrid se qued¨® a mitad de camino, partido por el descanso, espl¨¦ndido al inicio y vulgar al final, excelente a la contra y torpe en el momento que tuvo que tomar la iniciativa, volteado por un Barcelona muy enchufado y que nunca desfalleci¨®. Al l¨ªder no le alcanz¨® con media parte para batir al campe¨®n. Los azulgrana supieron ganar un partido tan intenso como dif¨ªcil, circunstancia que habla muy en su favor porque siempre se les tuvo por un equipo delicado, como si fuera de bricolaje, poco preparado para la guerra futbol¨ªstica.
BARCELONA 1 - REAL MADRID 0
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Puyol, Piqu¨¦, Abidal; Xavi, Busquets, Keita (Tour¨¦, m. 66); Messi, Henry (Ibrahimovic, m. 51) e Iniesta. No utilizados: Pinto; Maxwell, M¨¢rquez, Chigrinski y Pedro.
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Albiol, Pepe, Arbeloa (Ra¨²l, m. 74); Lass, Xabi Alonso; Higua¨ªn, Kak¨¢, Marcelo; y Cristiano Ronaldo (Benzema, m. 66). No utilizados: Dudek; Garay, Diarra, Drenthe y Granero.
Gol: 1-0. M. 55. Ibrahimovic remata de volea un centro largo de Alves desde la zona derecha de la l¨ªnea medular.
?rbitro: Undiano Mallenco. Expuls¨® por doble tarjeta amarilla a Busquets (m. 62) y Lass (m. 89). Tambi¨¦n amonest¨® a Arbeloa, Albiol, Pepe y Marcelo.
Lleno en el Camp Nou: 97.137 espectadores.
A los azulgrana les redimi¨® su querencia por la pelota y tambi¨¦n el punto de heroicidad con el que compitieron con un contrario muy desafiante. La expulsi¨®n de Busquets cuando todav¨ªa quedaba media hora por disputar, subray¨® justamente la capacidad del Bar?a para adaptarse a cualquier situaci¨®n y la incapacidad del Madrid para manejarse en momentos de ventaja o simplemente cuando se le concede la palabra, defecto que compromete de nuevo a Pellegrini, tan bien en el dise?o de la contienda como mal con los cambios.
Un cl¨¢sico superlativo como el de esta noche demandaba de alguna manera la presencia de los dos futbolistas que funcionan como s¨ªmbolo de los dos clubes. Al Madrid de Florentino se le identifica a partir de Cristiano de la misma manera que la figura medi¨¢tica del Barcelona es Messi por m¨¢s que el estilo de juego del equipo lo marquen Xavi e Iniesta. Incluso lastimado, resulta dif¨ªcil imaginarse a Guardiola convenciendo a Messi de que no va a jugar contra el Madrid por precauci¨®n con vistas a Jerez o Kiev.
La jerarqu¨ªa del argentino y del portugu¨¦s adquiri¨® a¨²n una mayor importancia por la suplencia de Ibrahimovic y Benzema, el sueco aparentemente por lesi¨®n, y el franc¨¦s por decisi¨®n t¨¢ctica de Pellegrini, que prefiri¨® una alineaci¨®n m¨¢s sim¨¦trica, rematada por el indetectable Higua¨ªn, que populista como habr¨ªa sido por la titularidad del franc¨¦s, uno de los preferidos del presidente. Jug¨® el Madrid como un equipo, muy junto, bien en la presi¨®n sobre la zaga azulgrana y mejor en las transiciones, directas y el¨¦ctricas.
La rapidez madridista en los contragolpes contrast¨® con la paciente elaboraci¨®n barcelonista. A partir de estilos opuestos, los dos equipos se batieron con la grandeza propia del mejor de los partidos. Ambos s¨®lo coincid¨ªan en la necesidad de reducir los espacios al rival desde la asfixia. Hab¨ªa que acabar las jugadas porque cualquier p¨¦rdida de bal¨®n en la zona de riesgo era el anuncio de una ocasi¨®n. As¨ª las cosas, el encuentro gir¨® a favor del Madrid, m¨¢s fuerte y organizado, poderoso como nunca, categ¨®rico en todo, salvo en el tiro.
Kak¨¢ funcionaba estupendamente como segundo delantero, siempre asistiendo a extremos y volantes, y Xabi gobernaba el cotarro por encima de Xavi e Iniesta. Jugaba el Barcelona al pie, sin desmarques ni rupturas, falto de velocidad y de precisi¨®n. El ¨¢rea, la porter¨ªa, el juego, el partido en suma, le quedaba muy lejos a los azulgrana. El Madrid hab¨ªa negado al Bar?a y Vald¨¦s fue m¨¢s exigido que Casillas. El portero azulgrana le sac¨® un remate de gol a Ronaldo y despu¨¦s Puyol bloque¨® un tiro de Marcelo en los momentos de mayor dominio blanco, una jugada que, por otra parte, se repiti¨® durante la noche.
El Madrid tuvo el partido en la mano un buen rato, hasta que Kak¨¢ y Ronaldo se desfondaron, y el Bar?a recuper¨® el aire con el f¨²tbol de seda de sus volantes despu¨¦s de un severo ejercicio de supervivencia. Pocas veces un equipo le hab¨ªa jugado al Bar?a con la rotundidad que lo hizo el Madrid. El descanso acab¨® por revitalizar al Barcelona. Apareci¨® con mejor cara, como si le hubiera pasado el susto, mientras el Madrid se mostraba m¨¢s contrariado, turbado por no haber resuelto la contienda cuando tan bien la hab¨ªa madurado. Los madridistas concedieron diez metros a la hora de defender y los azulgrana no s¨®lo tomaron la pelota en el medio campo blanco sino que ganaron a un futbolista con la entrada de Ibrahimovic por Henry.
Puyol, por ejemplo, tapon¨® un disparo de Higua¨ªn en una contra vertiginosa del Madrid. Aunque el plantel de Pellegrini manten¨ªa la fiereza ofensiva, perdi¨® el control del juego y capacidad para combatir al Barcelona. No perdonaron los azulgrana cuando alcanzaron el marco de Casillas con el primer buen centro de Alves. La puso el lateral al segundo palo, Pepe se distrajo por la entrada al primer palo de Piqu¨¦, e Ibrahimovic apareci¨® en el otro poste para rematar a la red.
Al rescate del Madrid acudi¨® entonces Busquets, que se gan¨® la expulsi¨®n por cortar con la mano una contra del Madrid. A Guardiola no le qued¨® m¨¢s remedio que retirar a Keita por Tour¨¦, momento que aprovech¨® Pellegrini para sustituir a Ronaldo por Benzema y posteriormente para dar entrada a Ra¨²l. A m¨¢s delanteros, menos disparos. Defendieron los azulgrana con y sin el bal¨®n, y aguantaron a pie firme, a veces con un ¨²ltimo escorzo de Puyol, otras con una anticipaci¨®n de Piqu¨¦, siempre con la retenci¨®n del bal¨®n por parte de Iniesta, muy metidos todos en el partido, siempre superiores a un Madrid que jug¨® mejor frente a once que contra diez. Tan bien acab¨® el partido para el Bar?a y mal para el Madrid que Casillas evit¨® el 2-0 a tiro de Ibrahimovic y Lass fue expulsado. Un final tan vertiginoso como el inicio, muy propio de un cl¨¢sico con may¨²sculas.
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