Messi es infinito
La colosal actuaci¨®n del delantero brinda al Bar?a un contundente triunfo en Zaragoza
Messi no tiene remedio. Decide los partidos con una autoridad incontestable y por momentos parece desmentir a su t¨¦cnico, que remarca la necesidad de sus compa?eros para que brille. Leo necesita media oportunidad para meter tres goles. Como anoche en La Romareda. Primero atendi¨® un centro atornillado en el suelo, luego traz¨® un eslalon fantasioso y termin¨® con un remate colocado desde el borde del ¨¢rea. Preparado para detener al contrario pero no para arrinconarlo, el Zaragoza se content¨® con rebajar el nivel del Bar?a, lejano a la excelencia que alcanz¨® por momentos con el Valencia y ante el Stuttgart. Hasta que Messi quiso.
Advirti¨® Guardiola que utilizar¨ªa las rotaciones y ¨¦stas no se hicieron esperar. En La Romareda no salieron de inicio Puyol ni Iniesta, una ausencia que desequilibr¨® al Bar?a, hu¨¦rfano de creadores, de pases verticales. Se potenci¨® el m¨²sculo sobre la fantas¨ªa. Busquets, Tour¨¦ y Keita, un eje de brega, con el mono puesto y s¨®lo utilizado en la doble confrontaci¨®n de la Copa ante la Leonesa y frente al Mallorca en el Camp Nou. Sin buen f¨²tbol, todo se sald¨® con ¨¦xito. No vari¨® la escenificaci¨®n de anoche, donde el Bar?a careci¨® de ingenio. Sin el lesionado Xavi ni Iniesta, batutas del f¨²tbol coral que dan sentido al juego y trasladan la pelota al frente de ataque, el conjunto azulgrana careci¨® del pie, orden y visi¨®n perif¨¦rica que destila con asiduidad. Lagunas que Guardiola solvent¨® con una apuesta innegociable: la presi¨®n avanzada en el lugar de la p¨¦rdida.
Zaragoza 2 - Barcelona 4
Zaragoza: Roberto; Diogo, Jarosik, Contini, Ponzio; Gabi, Edmilson (Lafita, m. 46); Arizmendi (Colunga, m. 62), Ander, Eliseu; y Suazo (Pennant, m. 79). No utilizados: Carrizo; Aguilar, Paredes y L¨®pez.
Barcelona:Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦ (Puyol, m. 69), Milito (M¨¢rquez, m. 73), Maxwell; Keita, Busquets, Tour¨¦ (Iniesta, m. 63); Messi, Ibrahimovic y Pedro. No utilizados: Pinto; Henry, Jeffren, Chygrinski y Bojan.
Goles:0-1. M. 4. Messi cabecea un centro de Pedro. 0-2. M. 65. Messi se escapa de tres rivales y marca. 0-3. M. 77. Messi, desde fuera del ¨¢rea. 1-3. M. 84. Colunga, de tiro cruzado. 2-3. M. 89. Colunga, solo ante Vald¨¦s. 2-4. M. 90. Ibrahimovic, de penalti hecho a Messi.
?rbitro:Delgado Ferreiro. Amonest¨® a Tour¨¦, Jarosik, Diogo, Maxwell y Contini. 34.000 espectadores en La Romareda.
Desprovisto de toque y de aptitudes para ejecutar un f¨²tbol de sal¨®n, el Zaragoza no se entretiene en la elaboraci¨®n. Lanza balones a las carreras de los extremos, fiado a la velocidad y al remate oportunista. Los pases son kilom¨¦tricos y alguno preciso porque los equipos rivales no suelen atosigar en las posiciones adelantadas. Guardiola contrarrest¨® con las l¨ªneas adelantadas. Una argucia de doble filo. Por un lado, los centrales Piqu¨¦ y Milito, de pasado zaragocista, no resaltan por su capacidad de reacci¨®n ni velocidad, por lo que los metros a sus espaldas eran una guillotina en tiempos de Robespierre. No le import¨® al Bar?a, que, solidario y acompasado en sus movimientos, abrum¨® la salida de la pelota de la defensa adversaria hasta el punto de inyectarle un misterioso tembleque a los zagueros. Pases de pacotilla y aniquilado el Zaragoza. Sobre todo a pies de Diogo, un c¨®mic de lo que fue en su d¨ªa, cuando devoraba los metros del carril sin apenas inmutarse. El lateral, nada m¨¢s iniciarse la representaci¨®n, se repens¨® si sacar el bal¨®n de un pelotazo o dar un pase a la siguiente l¨ªnea. Hizo lo contrario y le regal¨® el cuero a Ibrahimovic, que atendi¨® el desmarque de Pedro a su izquierda. El extremo pis¨® la l¨ªnea de fondo, alz¨® la mirada y puso el bal¨®n a la cabeza de Messi, que, plantado en el suelo, gir¨® el cuello para batir a Roberto.
Se desmont¨® el Zaragoza, que plane¨® todo del partido -no reg¨® ni recort¨® el c¨¦sped antes del partido para desproteger el f¨²tbol vertiginoso del Bar?a- menos encajar un tanto al desperezarse. Lacerado su orgullo, el equipo estir¨® las l¨ªneas, lanz¨® balonazos y aguard¨® a las segundas jugadas. As¨ª dispararon Gabi y Chupete; as¨ª malogr¨® Eliseu un mano a mano con Vald¨¦s. Poco peligro, en cualquier caso, para atenazar a Vald¨¦s. Tampoco se prodig¨® en exceso el Bar?a en el ¨¢rea opuesta, a excepci¨®n de una espuela de Piqu¨¦ y un cabezazo de Ibrahimovic en sendos saques de esquina. Faltaba Messi.
El duelo s¨®lo se romp¨ªa cuando el Zaragoza superaba la l¨ªnea de presi¨®n en la salida del bal¨®n -las menos- y cuando el Bar?a combinaba de primeras, algo ocasional por las ausencias de Xavi e Iniesta. Lo de Messi era otra liga. Cambi¨® el dibujo el Zaragoza al restar un medio centro por un extremo y el Bar?a tir¨® a Messi al centro. Pero no vari¨® el duelo porque el Bar?a no gan¨® peloteros y el Zaragoza no se las ingeni¨® para descomponer la presi¨®n rival, por m¨¢s que descubriera el pase a las espaldas de la defensa. Milito y Piqu¨¦ no palidecieron y la punter¨ªa blanquilla fue nula. Similar a la de Ibrahimovic, que regres¨® a la lanza de ataque, olvidado en el banquillo frente al Stuttgart y ensombrecido en La Romareda, incompresiblemente fall¨®n, incluso con la porter¨ªa vac¨ªa. Pero eso no le importa a Messi, que siempre se las arregla para descolocar al rival. Lanz¨® un zigzag y marc¨®; pill¨® una bola en el borde del ¨¢rea y marc¨®. Y cogi¨® otra pelota y provoc¨® un penalti, que se lo dej¨® a Ibra para que se resarciera. La respuesta del Zaragoza fueron dos goles de Colunga. Pero eso no detiene a Messi.
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