S¨®lo Callej¨®n se rebela en un ins¨ªpido duelo

No existieron jugadas trenzadas, regates luminosos o carreras verticales, por lo que extra?¨® que se conectara un pu?ado de remates. Enarbolaron la bandera blanca tanto el Espanyol como el Sporting . A la pasividad se resisti¨® Callej¨®n, demasiado solo e incomprendido, desdibujado por el ejercicio defensivo del adversario.

Ante la poca creatividad oponente, el Espanyol acept¨® con agrado el bal¨®n. Pero no son pocas las veces que el equipo se aturulla con la pelota controlada, sin el pie suficiente para descuartizar el armaz¨®n defensivo rival. Tira, sin embargo y con pasmosa reiteraci¨®n, de una movilidad deliciosa con los medios, que se alternan e intercambian las posiciones. Luis Garc¨ªa, Marqu¨¦s y Callej¨®n juegan por delante de la medular y por detr¨¢s del ariete, pero las demarcaciones son al libre albedr¨ªo, siempre y cuando no sobrecarguen una parcela.La artima?a se complet¨® con el movimiento t¨¢ctico de Verd¨², que desatendi¨® su retaguardia cuando el bal¨®n corr¨ªa entre las botas de sus compa?eros y que pis¨® ¨¢rea con asiduidad.Provoc¨® muchos dos contra uno y alguna que otra opci¨®n de enfocar el marco de Juan Pablo.

A todo ello le sac¨® provecho Callej¨®n, que se exprime en cada duelo pero que desde los burladeros ya se le tilda de gafe, incapaz de aprovechar las ocasiones que ¨¦l mismo se procura en cada partido. Callej¨®n es generoso en el repliegue, incisivo en el regate y fulminante en los desmarques. Pero carece del remate oportuno, del gol. Una lacra que condiciona al Espanyol sobremanera. Fall¨® un disparo con la zurda cuando el portero parec¨ªa vencido y no gir¨® lo suficiente el cuello en un saque de esquina ensayado, ya delante del portero.

Sin ataque por un costado y sin punter¨ªa en el otro, el duelo se deb¨ªa definir en un fallo o en una piller¨ªa. Err¨® Forl¨ªn, que trat¨® de despejar el cuero con el tac¨®n y se dio de bruces con el suelo. Pero Bilic fracas¨® en la carrera. Y la jugada p¨ªcara fue del omnipresente Callej¨®n, que entendi¨® los estruendosos silbidos al ¨¢rbitro -Iturralde se?al¨® el penalti que decidi¨® el derby pasado ante el Bar?a- como una medida de presi¨®n y se lanz¨® en el ¨¢rea en busca de un penalti que ni fue ni lleg¨®. Nada de nada. Pinceladas del delantero Osvaldo, con la mirilla atrofiada, y de Gregory y Bot¨ªa, dos centrales tan compenetrados como s¨®lidos, eficaces en el corte y justos en la construcci¨®n. Pero poco import¨® que no se dieran pases, que Bilic jugara con el c¨¦sped y no con sus compa?eros. Tampoco se las ingeni¨® el Espanyol para descomponer al rival -con Callej¨®n desgastado-, m¨¢s all¨¢ de los ataques cortos y pases largos: la tuvo Iv¨¢n Alonso, que remat¨® un centro lejano de Chica pero el bal¨®n salud¨® al poste por fuera; y la pifi¨® Ben Sahar, en un remate acrob¨¢tico. Nada raro; el Espanyol, el equipo menos goleador de Primera.

Los fallos del Espanyol