La afici¨®n tambi¨¦n se deja la piel
M¨¢s de 3.000 seguidores escoltaron al equipo a un estadio lleno de camisetas azulgrana
Bendita locura. El barcelonismo vivi¨® ayer una de esas jornadas en que uno da rienda suelta a sus emociones, sus sentimientos, sus sue?os. Una pasi¨®n desenfrenada recorri¨® los cimientos del Camp Nou y sus alrededores. Los mensajes del club y de la plantilla calaron entre los aficionados, que llevaron en volandas al equipo. Los jugadores hab¨ªan prometido dejarse la piel en el campo. Y los seguidores se la dejaron antes, durante y despu¨¦s del partido. Se hab¨ªan conjurado para ello. Y nadie falt¨® a la cita.
Los trabajadores del Hotel Florida, en el que se hab¨ªa concentrado el Bar?a -incluidos aquellos futbolistas que no pod¨ªan jugar, como Chigrinski o Puyol-, despidieron al equipo formando un pasillo de esos que s¨®lo merecen los campeones.
Eran aproximadamente las 19.00 horas cuando empezaron a subir al autob¨²s que los llevar¨ªa al estadio. Desde la zona del Tibidabo hasta el Camp Nou una caravana de aficionados en moto y hasta en bici, que iba creciendo a cada curva, escolt¨® a los actuales campeones de Europa hasta el estadio. M¨¢s 3.000 cul¨¦s acompa?aron a la expedici¨®n azulgrana. Un despliegue que desbord¨® las previsiones de los Mossos d'Esquadra. Dentro del autob¨²s los jugadores saltaban y cantaban, imbuidos como estaban del esp¨ªritu de la remontada. Piqu¨¦, con una videoc¨¢mara en mano, grababa cada momento de ese paseo. Hacia la gloria. O hacia el desencanto absoluto.
En los alrededores del Camp Nou funcionaba la reventa desde bien temprano. La jornada era propicia para el negocio. Desde los 300 euros que se ofrecieron por una entrada, hasta los 600 que llegaron a pedir por otra.
A falta de 20 minutos para las ocho de la tarde hac¨ªa aparici¨®n el autob¨²s, que fue recibido en los exteriores del estadio por miles de aficionados ataviados con sus camisetas, como hab¨ªa pedido el club. Los jugadores, emocionados, emprendieron el camino del vestuario. Los seguidores, enfervorecidos, enfilaron el camino hacia sus asientos.
Y, poco a poco, en un abrir y cerrar de ojos, las tribunas del Camp Nou fueron tomando color. Fueron dando calor. El color lo pon¨ªan las miles de camisetas que luc¨ªan los aficionados, algo poco habitual entre los cul¨¦s: algunos con la indumentaria de temporadas pasadas, otros con la vestimenta actual ?en los ¨²ltimos d¨ªas se han vendido unas 5.000 camisetas?. Casi todos de azulgrana. El calor lo pon¨ªan con sus c¨¢nticos. Animados por un director de orquesta, el locutor del club, que, adem¨¢s, frenaba los c¨¢nticos ofensivos. El Bar?a calent¨® jaleado por los suyos.
M¨¢s de 90.000 cartulinas formaron un mosaico espectacular, con la imagen de la remontada ?la silueta de un aficionado con una bandera?. Son¨® el pitido inicial. Entre los 96.214 seguidores hab¨ªa unos 5.000 del Inter. Pero apenas se les escuch¨®. Vivi¨® momentos dif¨ªciles la afici¨®n cul¨¦. Contagiada por la ansiedad de los jugadores. Esperaba el milagro. No lleg¨® .
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