"Que gane uno honesto, joven e italiano"
El director del Giro, Angelo Zomegnan, no considera una utop¨ªa el renacimiento del ciclismo
"Que gane el Giro uno honesto, joven e italiano, por ese orden". No es una orden, m¨¢s bien la Carta a los Reyes de Angelo Zomegnan, el director del Giro, una de las carreras grandes de un deporte, el ciclismo que se desenvuelve bajo luces crepusculares y esp¨ªritus deprimidos. "Para el imaginario colectivo, todos los ciclistas son unos dopados. Es normal visto el pasado, lo que no es tan normal es que s¨®lo suceda en el ciclismo. No es normal que el descreimiento nazca de la tremenda lucha que est¨¢ llevando el ciclismo contra el doping".
A Zomegnan le salieron los dientes narrando un ciclismo que ahora suena a incre¨ªble de una manera que ahora resulta imposible. Zomegnan fue durante muchos a?os el responsable de ciclismo de La Gazzetta dello Sport, el peri¨®dico organizador de la carrera desde la primera edici¨®n, desde 1909. El nuevo Giro, su proyecto de futuro, como la nueva narrativa, parte de la imagen, del marketing, de Yolantha Cabeau van Kasbergen, bell¨ªsima en su abrigo rosa, la modelo que ahora sale con Sneijder, nombrada madrina oficial de la carrera, o de las modelos con poca ropa y enormes paraguas de colores dando sombra a los l¨ªderes en la parrilla de salida. O de las misses con la maglia, ajustada, las mallas, ajustad¨ªsimas, de los equipos durante la presentaci¨®n. Italia, solo mundo donde lo vulgar, lo obsceno, casi, puede parecer sublime con tacones de aguja.
"El Giro es una carrera femenina. La Gazzetta es un peri¨®dico femenino. El rosa de la Gazzetta, el rosa de la maglia, el rosa que lo invade todo, el color del Giro es el color de la mujer", dice Zomegnan, sexto a?o al frente de la ronda italiana. "El Giro tiene, por eso, un appeal especial". La materia de sus afanes: el Giro. El ciclismo. Una competici¨®n del siglo pasado, un deporte de viejos, un deporte en el que nadie cree, inexistente casi en su cuna. "?Pero qui¨¦n no cree en el ciclismo?, ?los peri¨®dicos, los periodistas?, ?el p¨²blico?", se pregunta Zomegnan, r¨¢pido en las reflexiones, como uno que no para de darle vueltas a las mismas historias. "El p¨²blico es, en efecto, un problema. La pasi¨®n se funda en la credibilidad. Si un deporte no es cre¨ªble, est¨¢ muerto".
El ciclismo busca recuperar la credibilidad, tan da?ada por tantos casos, tantos esc¨¢ndalos, pero no es capaz ni siquiera de lograr que sus campeones sean tratados, no ya como mitos, el papel que cumpl¨ªan en el pasado, sino con cierta admiraci¨®n. "Ya no hay intocables. Se acabaron los dioses", dice. Zomegnan, que confiesa que dirige el Giro con la misma curiosidad con la que ejerc¨ªa el periodismo, lo que le lleva a darse una vuelta en abril por todos los juzgados de Italia que investigan casos de dopaje para tachar de su carrera a los sospechosos, cree tambi¨¦n que mientras la bicicleta siga de moda -"es un objeto trendy, dice, "est¨¢ de moda entre las capas de la sociedad que marcan tendencia"- el ciclismo de competici¨®n "nunca morir¨¢".
"El Giro ha reducido la distancia con el Tour y, adem¨¢s, ha reforzado su personalidad. En cuanto a participaci¨®n, siempre ha sido objetivo de grandes corredores a los que les ven¨ªa grande el Tour, salvando a los grandes campeones", contin¨²a Zomegnan, que piensa a lo grande, que despu¨¦s de la aventura de Holanda quiere llevar el Giro a Washington, organizar un pr¨®logo alrededor de la Casa Blanca con Obama aplaudiendo en primera fila. Pero, adem¨¢s, a muchos corredores les atrae por la dimensi¨®n humana, por la pasi¨®n, ¨²nica en esta carrera. Y no, no es una utop¨ªa: es posible que gane un ciclista honesto".
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