No hay una Copa de m¨¢s
Dos equipos al l¨ªmite, f¨ªsico y mental, exigidos en la fiesta de cierre del f¨²tbol espa?ol, depararon una lucha sin tregua , un buen partido, con el voltaje que exige una final de Copa. Es un torneo que muchos clubes desde?an, aun a costa de ridiculizarse ante alg¨²n equipo de los subterr¨¢neos de las categor¨ªas menores. Pero llegada la hora de la verdad, el d¨ªa del gran ¨²ltimo debate, la Copa se convierte en el santo grial de los finalistas, de aficiones que se movilizan en caravanas all¨¢ donde sea necesario. No hay una Copa de m¨¢s. Lo mismo sirve para un doblete, que para un triplete. Y la mayor parte de las ocasiones resulta un single de valor incalculable.
En casa del gran campe¨®n de estos a?os, Atl¨¦tico y Sevilla se lo tomaron con el cr¨¦dito que merece esta competici¨®n. Por eso no import¨® que ambos llegaran escasos de dep¨®sito, con un Atl¨¦tico obligado a gestionarse todo el curso con apenas 12 o 13 futbolistas, con un Sevilla de tr¨¢nsito bacheado que tantas veces ha hecho la goma. Finalmente, los dos se engancharon al podio, uno a Europa y otro a la copa dom¨¦stica. T¨ªtulos para sosegar a dos instituciones con dudas sobre su etiqueta. El Atl¨¦tico las tiene desde hace lustros, las sevillistas son m¨¢s puntuales tras unos a?os de caviar. La temporada devuelve a ambos a la ¨¦lite del f¨²tbol espa?ol. En su a?o, otra gesta: son los dos ¨²nicos que han sido capaces de hacer descarrilar al Bar?a, el Sevilla le despidi¨® de la Copa y solo el Atl¨¦tico le pudo en la Liga.
El Inter tambi¨¦n se cruz¨® en el camino azulgrana, pero eso fue asunto de Mourinho, que cotiza como nunca desde entonces. En parte, por un alcorconazo copero que priv¨® al Madrid de un trofeo que tan bien le hubiera venido como broche a una temporada de mucha alharaca veraniega y sin un m¨ªsero premio final. O a ese Valencia al que se le presum¨ªa mayor potencial y que ahora asumir¨ªa de otra forma su plan de ajuste financiero. La Copa nunca quita. Hasta la llor¨® Messi, que con seis t¨ªtulos en la mochila y asiduo a todas las pasarelas en las que se conceden los honores individuales, no pudo contener las l¨¢grimas en el vestuario del S¨¢nchez Pizju¨¢n tras caer el Bar?a ante el Sevilla. Cierto que la Federaci¨®n Espa?ola no ayuda con su formato del torneo y a veces parece imposible que le corresponda su mecenazgo, pero el campe¨®n siempre tiene un salvoconducto, la afici¨®n ganadora no olvida. Y olvidar cuando se ha perdido tras un ¨¦xito europeo tampoco cuesta tanto. Los dos han cosechado. Los dos han vuelto a sentirse protagonistas. Otros se desmarcaron en aras de supuestas metas de mayor enjundia. Hoy est¨¢n en blanco. Salvo que Mourinho gane la Champions, claro.
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