Nadal contiene a Bellucci

En la ciudad de la luz hay plomo en el aire. En Par¨ªs, donde gobiernan las nubes, se dispara con bala en la pista. El fusil, gesto contrito y pinta de fara¨®n egipcio, lo lleva en la mano el brasile?o Bellucci. El hombre tira con todo: son casi 190 cent¨ªmetros y 85 kilos de peso invertidos sobre la pelota; son m¨²sculos en tensi¨®n y derechas como coces fustigando a su rival; son saque abiertos y pelotas enroscadas de zurdo que silban ante la mirada at¨®nica del p¨²blico mientras acribillan al tenista que tiene enfrente. La historia de casi siempre: Bellucci jug¨® como un gigante para obtener el resultado de un enano. Rafael Nadal, el hombre de los mil recursos y el mill¨®n de triqui?uelas, maestro del juego defensivo, gobernador de la tierra, le dej¨® en un marcador discreto (6-2, 7-5 y 6-4 en 2h 33m ) para lo que fueron sus much¨ªsimos m¨¦ritos en el partido.

Si hay algo que separa a Bellucci de Nadal, adem¨¢s del curr¨ªculum y el prestigio, es el juego defensivo. El brasile?o se procur¨® cuatro roturas (no hubo set sin break del saque de Nadal); nueve opciones de break; y largas andaduras sobre el saque del mallorqu¨ªn. Tuvo momentos deliciosos, largu¨ªsimos y profundos los tiros, firme el pulso en los peloteos extendidos, malintencionadas todas sus dejadas cuando Nadal se acul¨® contra la valla. No se dej¨® impresionar por el n¨²mero dos del mundo, que se adelant¨® con break en todas las mangas y en todas las mangas perdi¨® su ventaja. Contra el viento, sin embargo, Bellucci pen¨®. Cuando el espa?ol llev¨® la iniciativa del punto pesaron la inexperiencia y las pocas recuperaciones del brasile?o. Regal¨® el segundo set con una pelota al pasillo y una doble falta. Entr¨® y sali¨® del partido. Dijo Nadal que Bellucci era un test de su nivel. Conclusi¨®n: hay margen de mejora.

El n¨²mero dos del mundo jugar¨¢ ahora los cuartos de final contra Nicol¨¢s Almagro, que ha vencido en su duelo particular contra Fernando Verdasco por 6-1, 4-6, 6-1 y 6-4 tras dos horas y 12 minutos de juego. Una cosa es segura: habr¨¢ un semifinalista espa?ol en Roland Garros.