El milagro de Am¨¦rica

El Mundial de ?frica se ha convertido en el milagro de Am¨¦rica. La desolaci¨®n del continente africano, con un ¨²nico representante, Ghana, de los seis que partieron el 11 de junio, se convierte en el milagro americano con siete clasificados en octavos de final de los ocho participantes (el 87,5%). Solo Honduras se ha quedado fuera para hacer un pleno que hubiera sido incre¨ªble. Europa ha incluido al 46%, Asia al 66% y ?frica al 16%. Es el mejor resultado para Am¨¦rica desde 1986, cuando se instal¨® el sistema de octavos de final y se ampli¨® el n¨²mero de participantes. Nunca Am¨¦rica, desde entonces, hab¨ªa colocado m¨¢s de cinco pa¨ªses en octavos.

Hay excusas que no sirven. La importancia de las Ligas americanas es seguramente menor a la dureza de las Ligas europeas. Pero eso no explica los fracasos de selecciones como Francia o Italia y la segura ca¨ªda en octavos de Alemania o Inglaterra. La mayor¨ªa de los jugadores americanos juegan en Ligas europeas y por lo tanto han sufrido los rigores del viejo continente.

La hiperprofesionalizaci¨®n del f¨²tbol ha afectado en menor medida al sentimiento nacional de las selecciones americanas, muy identificadas con la defensa de sus respectivos pa¨ªses. La rutina dice que, por ejemplo, los futbolistas brasile?os se reservan para las citas de su selecci¨®n en cada Mundial y concluyen las Ligas de sus equipos a un nivel inferior a su promedio. Todo es discutible y seguramente nada es explicable al cien por cien.

Hay puntos de vista para todo. Am¨¦rica ha apostado fuerte por sus selecciones, empezando por los entrenadores. El efecto Maradona, m¨¢s que una apuesta t¨¢ctica, trataba de impulsar la autoestima y la comuni¨®n m¨¢s absoluta con un pa¨ªs que adora a El Pelusa. Brasil sigue la l¨ªnea de la mano dura con Dunga, a sabiendas de que la gen¨¦tica de sus futbolistas siempre dejar¨¢ libre el ramalazo del arte cuando haga falta. Chile ha apostado por Bielsa, un autor futbol¨ªstico con gui¨®n propio. M¨¦xico ha vuelto a confiar en Aguirre tras el fracaso de Hugo S¨¢nchez. Y as¨ª sucesivamente. Sabida es la productividad hist¨®rica de futbolistas del continente americano, diseminados por todo el mundo. La f¨¢brica no para. Y encima Argentina, un tanto avejentada, ha encontrado a Messi, sobre todo, a Ag¨¹ero, a Higua¨ªn para meter mucho m¨¢s que miedo. Uruguay, de la mano de Forl¨¢n y Tab¨¢rez, no ha vuelto a ser lo que fue, pero ha recuperado la autoestima y Paraguay, con Martino, construye un f¨²tbol interesante. EE UU se distingue sobre todo por su perseverancia y ya es un equipo temible. No es un milagro casual. Tampoco el de Asia.