Armstrong y Cancellara, con ganas de verdad
El suizo gana un pr¨®logo en el que el tejano aventaj¨® a Contador en 5 segundos
Xavi Florencio sufr¨ªa en silencio las hemorroides; ahora sufre en p¨²blico, con altavoz, la ignominia de tratar de sofocarlas con una pomada prohibida. Al expulsarlo del Tour tan expeditivamente por un qu¨ªtame all¨¢ una efedrina v¨ªa rectal, despreci¨® el m¨¦dico de su equipo, aparte de la ingenuidad de su corredor, el seguro efecto ergog¨¦nico que supone en un deportista el sentirse v¨ªctima de una injusticia tal como se pudo comprobar ayer por la tarde con las prestaciones espl¨¦ndidas de Fabian Cancellara y Lance Armstrong, dos que a sus magn¨ªficas cualidades atl¨¦ticas sumaron, durante su marcha veloz, casi un espejismo, por las azotadas y h¨²medas calles de Rotterdam, los procesos qu¨ªmicos ¨²nicos que se cocinan en el cerebro y que reciben el nombre de motivaci¨®n extra. Los dos salieron vencedores de sus desaf¨ªos.
Cancellara, del que se rumorea ruidosamente desde hace semanas de que us¨® una bici con motor para ganar las dos cl¨¢sicas m¨¢s grandes, Flandes y Roubaix, se impuso en el pr¨®logo y proclam¨®: "El motor soy yo". Armstrong, acusado un d¨ªa m¨¢s por su ex compa?ero Landis de doparse unos cuantos a?os, se dio el placer, doble, triple, cu¨¢druple, subjetivo siempre, de acogotar a Contador, a quien sac¨® cinco simb¨®licos segundos, de ser el mejor de los favoritos a la victoria final, de realizar, por fin, una buena contrarreloj en su retorno, de cantarle a Landis, al que por la ma?ana hab¨ªa calificado de tan previsible y agrio como "un cart¨®n de leche cortada": "No tengo nada que decir. Nada nuevo. Ya llevo 10 a?os viviendo con acusaciones".
Cancellara recorri¨® los nueve kil¨®metros a m¨¢s de 53 kil¨®metros por hora. Armstrong y Contador, los que van de duelo, a m¨¢s de 51. Contador, ¨¦l, estuvo muy bien. Talento y piernas espl¨¦ndidas sin motivaci¨®n extempor¨¢nea, cabeza y concentraci¨®n absoluta en el largo plazo, no en la gratificaci¨®n inmediata, el chico de Pinto mantuvo el tipo ?"a los segundos con Armstrong, m¨ªnimos, no hay que darles importancia", dijo? sobrevivi¨® a las largas rectas, terreno de expresi¨®n de las grandes cilindradas ?"aunque no he conseguido coger bien el ritmo"?, y marc¨® diferencias con los dem¨¢s pretendientes: 11s a Kreuziger, 12s a Evans, 27s a Sastre, 28s a Basso, 29s a Menchov y a Wiggins, 42s a Andy Schleck, a quien habr¨ªa doblado su compa?ero Cancellara si hubiera salido tras ¨¦l. "Estoy contento", dijo.
No tan contento como Cancellara, por supuesto, que ya ha ganado cuatro pr¨®logos del Tour (2004, 2007, 2009) que tambi¨¦n propici¨® que se instalara un esc¨¢ner en la meta, una especie de altar con un ordenador port¨¢til encima y unas cortinas azules protegiendo de la luz el hueco inferior, en el que se introducen las bicis marcadas por los comisarios con una cinta escarlata tan infamante como la letra por creer que merecen una revisi¨®n. Por el montaje pasaron 14 monturas. Tambi¨¦n, claro, la de Cancellara, la Specialized negra tan parecida a la de Contador. Pasado el control, el suizo, tan seguro con su dorsal 13 pegado en la espalda boca abajo, como en Londres 2007, para conjurar la mala suerte, tan contento consigo mismo como s¨®lo un campe¨®n de cabeza simple podr¨ªa estarlo, aprovech¨® para responder con iron¨ªa a todos los lanzadores de rumores. "Fijaos", dijo, "he ganado con 10 minutos justos, ni un segundo m¨¢s, ni uno menos, el tiempo que le he dicho esta ma?ana a mi compa?ero O'Grady. Le dije, '?sabes Stuart? Hay que ganar con 10 minutos justos, porque es el tiempo exacto que dura la bater¨ªa de la bici, as¨ª que tendr¨¦ que acelerar un poco". Adem¨¢s de piernas y motor el tremendo suizo tuvo adem¨¢s la fortuna de que con la lluvia no se produjera ning¨²n cortocircuito en la bicicleta y no se quedara electrocutado sobre el manillar...
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