Ah, el calor
Nueva victoria de Cavendish y pelea de Barredo y Costa en la v¨ªspera de los Alpes
Hay un pulpo pitoniso en Alemania que dice que Espa?a ganar¨¢ el Mundial, lo que ha levantado una campa?a de protecci¨®n del oct¨®podo que puede acabar con la industria del pulpo a feira. Leen la noticia millones de personas y nadie duda no tanto de su veracidad sino de la capacidad de un bicho con ventosas en las extremidades para ser, adem¨¢s de animal de compa?¨ªa, un presciente de primera. De hecho, ya est¨¢n celebrando de antemano la inevitable victoria de la invencible Roja ma?ana.
Esta sensaci¨®n de que todo es posible, y cu¨¢nto m¨¢s extra?o m¨¢s posible a¨²n, que suena a nueva en el f¨²tbol, es, sin embargo, moneda gastada en el mundillo del ciclismo. Pasada la fiebre del motorcillo que hace maravillas para Cancellara, la ¨²ltima novedad en la rumorolog¨ªa del pelot¨®n se refiere a una mol¨¦cula m¨¢gica que ingerida hace descender espectacularmente la temperatura corporal, lo que con el calor que hace en la can¨ªcula borgo?ona es una ventaja no despreciable. Como ha demostrado el fisi¨®logo espa?ol Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez Alonso, hay una relaci¨®n inversa entre temperatura corporal y rendimiento en pruebas de resistencia. Cuanto m¨¢s caliente la sangre, menos vatios en las piernas. Preguntado por esa sustancia milagrosa, Gonz¨¢lez Alonso bromea: "Quiz¨¢s esa mol¨¦cula sea la famosa H2O, el agua".
En estos d¨ªas de largas etapas llanas y bochorno , el agua circula por hectolitros entre los corredores, que agotan bid¨®n tras bid¨®n. El agua al cuerpo lo refresca eficientemente, previniendo la deshidrataci¨®n, pero con la mente no consigue los mismos efectos. A algunos, como confiesa Contador, el calor los "adormece", a otros les calienta la cabeza en exceso. Sumado a la adrenalina que se agolpa en los ¨²ltimos kil¨®metros, genera estados incontrolables de agresividad, como, por ejemplo, el que condujo a Carlos Barredo, un ciclista asturiano, a destrabar la rueda delantera de su bici nada m¨¢s cruzar la meta y emprenderla a golpes con el portugu¨¦s Rui Costa al grito de "vete a re¨ªrte de tu madre". As¨ª celebraron el 9 de julio el 82? cumplea?os de Bahamontes. El ineluctable cruce de pu?etazos entre ambos, que ya hab¨ªan ido subiendo el calor de sus ¨¢nimos con roces y codazos durante la etapa tan sosa, culmin¨® con una herida en el labio para el asturiano, una multa de 300 euros para cada uno y la obligaci¨®n de darse la mano y pedirse hoy perd¨®n p¨²blica y mutuamente.
El control del estr¨¦s, tan pernicioso, tan poco eficiente, es uno de los principales objetivos de t¨¦cnicos y preparadores en los equipos, que llegan incluso a medir las horas de sue?o ¨²tiles, las REM, para compararlas con el comportamiento, los nervios, la irritabilidad y el rendimiento de sus pupilos. Como ning¨²n estudio ha ofrecido resultados concluyentes, todos los que los han llevado a cabo terminan explicando que "cada uno es cada uno, pero que los mejores controlan mejor el estr¨¦s". La luna han descubierto, claro. Contador, que busca relajar a sus escaladores oblig¨¢ndoles a perder tiempo todos los d¨ªas y que elige las habitaciones m¨¢s frescas de los hoteles, las que dan al norte, prohibido el aire acondicionado, para los ciclistas, se relaja viendo pel¨ªculas tontas y dejando para el d¨ªa siguiente el repaso del libro de ruta.
Lo mismo hace Carlos Sastre, otro ganador de Tour. Los dos, adem¨¢s, se confiesan excelentes dormilones, ocho horas Sastre, m¨¢s de nueve Contador. A ninguno de los dos les quitaba el sue?o tampoco la llegada, hoy, de los Alpes. Contador anuncia una t¨¢ctica de espera. "No interesa intentar coger el liderato tan pronto", avisa.
M¨¢s invisible, sin duda, ser¨¢ la presencia alpina de Mark Cavendish, que hoy, en el horno de Gueugnon, la ciudad de la vaca charolesa y de las acer¨ªas, volvi¨® a ganar -12 victorias lleva en tres Tours, las mismas que su protector Zabel y Cipollini-, pero que deber¨¢ esperar al pr¨®ximo jueves por lo menos, para volver a enfrentarse a un sprint masivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.