De repente, Oosthuizen
El sudafricano gana con rotundidad el Open Brit¨¢nico, su primer grande y el vig¨¦simo para su pa¨ªs, una victoria inesperada y sorprendente
El golf, y en los ¨²ltimos a?os el Open Brit¨¢nico, es un terreno f¨¦rtil para bellas historias, cuentos sorprendentes, resultados que nadie creer¨ªa. El mar de Turnberry fue el plat¨® en 2009 de la casi heroicidad de Tom Watson, a quien le falt¨®, o m¨¢s bien le sobr¨®, un putt para inscribir sus 59 a?os como la mayor longevidad de un ganador en un grande. Watson no pas¨® el corte este a?o en Saint Andrews, la meca del golf, y se march¨® de Escocia ovacionado como un honoris causa. Esperaba el viejo, eso s¨ª, que ya que ¨¦l no pudo grabar sus iniciales en la Jarra de Plata, otro ilustre, alguien de peso, tuviera ese honor. La lista de los ¨²ltimos triunfadores en la hierba de Saint Andrews deb¨ªa conservar el glamour: Nicklaus, Ballesteros, Faldo, Daly, Woods.
Pero de repente, y cuando el torneo celebra 150 a?os con toda la fanfarria, emergi¨® un sudafricano llamado Louis Oosthuizen, de 27 a?os, el palmar¨¦s casi en blanco, para llevarse el torneo con 16 golpes bajo el par (-18 consigui¨® Woods en 2006), y siete de ventaja sobre Westwood, uno de los ¨ªdolos locales.
Un buen swing, un juego s¨®lido, apenas momentos de duda, y ning¨²n rival que le aguantara regularmente el tir¨®n durante las cuatro jornadas. Todo eso llev¨® al tal Oosthuizen, n¨²mero 54 del mundo, al podio, todo un pelotazo en las casas de apuestas, un ¨¦xito imprevisible. Hasta pisar Saint Andrews, el sudafricano hab¨ªa aparecido en ocho grandes. Bien, en siete de ellos ni siquiera pas¨® el corte, y el que acab¨®, el Campeonato de la PGA de 2008, lo hizo en el puesto 73. En su hoja de servicios solo aparec¨ªa hasta ahora una condecoraci¨®n, el Open de Andaluc¨ªa de este mismo a?o, su primer galard¨®n en siete a?os en el circuito europeo. Entonces, en M¨¢laga, muchos jugadores y caddies celebraron el ¨¦xito de este hijo de granjero que se hab¨ªa hartado de segundos puestos y plazas entre el top ten. Dijo Oosthuizen en Andaluc¨ªa que el calor andaluz le hab¨ªa recordado al sol de Sud¨¢frica y que as¨ª, con el termostato alto, hab¨ªa sacado su mejor golf. Pero la culpa, como se vio en la campi?a escocesa, d¨ªas de viento y lluvia, no era del hombre del tiempo, sino suya, y quiz¨¢s tambi¨¦n de Ernie Els, su padre golf¨ªstico, su mentor durante tres a?os en su Fundaci¨®n, tres a?os de internado, becas y profesores para pulir a la promesa.
Si Sud¨¢frica ha vibrado con el Mundial de f¨²tbol, el color de su afici¨®n, las famosas vuvuzelas, el golf en el sur del continente rebosa salud. Con la chapa de Oosthuizen, son 20 los grandes sudafricanos, la cuarta potencia mundial despu¨¦s de Estados Unidos, Escocia e Inglaterra. El frasco lo abri¨® Bobby Locke en 1949, y el maestro Gary Player dio lustre al pa¨ªs con nueve majors. Oosthuizen es el ¨²ltimo eslab¨®n de una cadena que han juntado tambi¨¦n Retief Goosen, Ernie Els y Trevor Immelman.
La machada de Louis -un eagle en el 9 hizo casi in¨²til la segunda vuelta del d¨ªa- dej¨® las migas para los golfistas europeos. Casey y Westwood rivalizaron por el cari?o del p¨²blico ingl¨¦s, y McIlroy acab¨® d¨¢ndose cabezazos por su horrible tarjeta del viernes, que arruin¨® un torneo estupendo. Inglaterra sigue sin Open, y la sequ¨ªa dura desde 1992. La fiesta fue sudafricana.
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