Un partido con espinas
El Sevilla, sin gol, deber¨¢ remontar ante un pegajoso Braga para entrar en la 'Champions'
El f¨²tbol, a veces, tiene estas cosas. No gana el mejor equipo, sino el que obra de manera atinada y, sobre todo, sabe concluir en gol el m¨¢ximo aprovechamiento de sus cualidades. El Sevilla, que sali¨® en Braga con un planteamiento atrevido, en busca de la victoria, que goz¨® de la mayor parte de la posesi¨®n de bal¨®n y que quiso hacer da?o siempre, se trae de Portugal una derrota que complica bastante sus opciones de pasar a la fase de grupos de la Champions. Cuando fue superior, sobre todo en el primer tiempo, no marc¨®. Su inocencia, con Luis Fabiano y Kanout¨¦ en liza, result¨® a la postre decisiva ante un rival muy pegajoso, bien trabajado, que encontr¨® premio a su juego con un tanto, eso s¨ª, en claro fuera de juego. Al Sevilla, inmerso en un duro mes de agosto, le toca remontar en casa, algo que se antoja complicado viendo la fogosidad, la disciplina y el sacrificio del Braga. Ser¨¢ el momento de sus grandes hombres.
BRAGA 1 - SEVILLA 0
Braga: Felipe; Miguel Garc¨ªa (Silvio, m. 46), Mois¨¦s, Rodr¨ªguez, Elderson; Vandinho, Luis Aguiar (Lima, m. 56), Salino; Alan, Matheus (?lton, m. 75) y Paulo C¨¦sar. No utilizados: Arthur; Paul?o, Andr¨¦s Madrid y Meyong.
Sevilla: Palop; Dabo, Fazio, Escud¨¦, Fernando Navarro; Jes¨²s Navas, Zokora, Renato (Cigarini, m. 83), Capel (Perotti, m. 69); Luis Fabiano y Kanout¨¦ (Negredo, m. 79). No utilizados: Javi Varas; Cala, Alfaro y Romaric.
Gol: 1-0. M. 62. Matheus.
?rbitro: Wolfgang Stark. Amonest¨® a Miguel Garc¨ªa (acarrea suspensi¨®n), Paulo C¨¦sar, Capel y Fernando Navarro.
Unos 22.000 espectadores, 1.200 del Sevilla, en el estadio Axa de Braga.
No hay mejor loter¨ªa que el trabajo y la seriedad. Por eso el Sevilla no pod¨ªa echar por tierra un cuarto puesto conseguido con mucho sufrimiento la temporada pasada. Espoleado por esa ambici¨®n encar¨® el duelo ante el Braga. Jugar la Liga de Campeones, la de verdad, la de la fase de grupos, es una necesidad econ¨®mica, deportiva, existencial, para el equipo andaluz. Antonio ?lvarez, consciente de lo mucho que hab¨ªa en juego, salt¨® al campo con un Sevilla en su versi¨®n m¨¢s mort¨ªfera, con dos delanteros de la talla de Luis Fabiano y Kanout¨¦, apoyados en banda por Jes¨²s Navas y Capel.
El Sevilla domin¨® pronto la situaci¨®n gracias a este planteamiento atrevido. Present¨® credenciales de equipo con galones ante un Braga que se asust¨® pronto, justo despu¨¦s de que Navas mostrara esa velocidad que lo hace imparable para poner un bal¨®n de f¨¢bula a Luis Fabiano. El remate del brasile?o se fue al palo. Era el minuto cuatro. El aviso inmoviliz¨® al Braga, que actu¨® como un equipo peque?o, replegado, t¨ªmido, confiado al contragolpe.
A la destreza que exhibi¨® el conjunto andaluz en la recuperaci¨®n y distribuci¨®n de bal¨®n le falt¨®, no obstante, unas gotas de lucidez que convirtieran en venenoso un dominio que por momentos fue insultante. Ese pase interior que hiciera valioso cada control de Kanout¨¦, cada desborde del incansable Navas o las conducciones veloces de Capel. Sin esa chispa resulta complicado superar defensas bien ordenadas, como la del Braga. El equipo luso, con un grupo de jugadores que individualmente no llamar¨ªan la atenci¨®n de ning¨²n director deportivo, sabe a lo que juega, es paciente y, consciente de su inferioridad t¨¦cnica ante el Sevilla, ejerci¨® con mucha dignidad el papel de yunque. De hecho, su sacrificio le permiti¨® escapar sin heridas de consideraci¨®n, hasta el punto de poder marcar en una magn¨ªfica contra de Matheus a falta de un minuto del intermedio. De nada serv¨ªan tanto dominio ni el planteamiento valiente de ?lvarez. Faltaba instinto matador.
Sin el gol, el partido se puso feo para el Sevilla. Atenazado por el dilema de si ir de verdad a por el partido o guardar la ropa, dud¨®, y esa duda result¨® letal. El Braga, a bal¨®n parado, se encontr¨® con un gol de Matheus, en claro fuera de juego que no vieron los cinco ¨¢rbitros que la UEFA coloc¨® en el terreno de juego. Un resultado amenazante para un Sevilla que hab¨ªa perdido la personalidad del primer tiempo. No solo no domin¨®, sino que fue dominado y, por momentos, zarandeado.
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