La Vuelta se queda sin l¨ªder
Ca¨ªda y retirada de Igor Anton, el hombre m¨¢s fuerte de la carrera
A Vincenzo Nibali, cuando iba a subir al podio, le dijeron que recordara lo que hizo Merckx cuando se cay¨® Oca?a en el col de Ment¨¦ ensangrentando su maillot amarillo, c¨®mo el belga se neg¨® a vestir el jersey de l¨ªder que hab¨ªa ganado por la desgracia del rival. "Iba tan concentrado en la subida que ni me di cuenta de que no estaba Anton. Me dijeron en el podio de su ca¨ªda. S¨¦ lo duro que es perder un maillot por ca¨ªda, de hecho yo lo perd¨ª as¨ª en el ¨²ltimo Giro, en Montalcino [se cay¨®, s¨ª, pero no se rompi¨® nada: despu¨¦s ayud¨® perfectamente a ganar a Basso y termin¨® tercero], pero tengo que pensar en los 'sponsors'", respondi¨® el siciliano, l¨ªder de la Vuelta porque, a siete kil¨®metros y medio de la meta de la meta, una radiante tarde de finales de verano, justo cuando el pelot¨®n, lanzado en un descenso a 70 por hora iba a comenzar la ascensi¨®n de Pe?a Cabarga, Igor Anton se cay¨® y se rompi¨® el codo , dando sustancia al fatalismo que, disfrazado de prudencia, le hac¨ªa repetir todos los d¨ªas de la Vuelta que hab¨ªa que ir d¨ªa a d¨ªa, que le quitaran lo bailao, que con lo que hab¨ªa ganado -dos etapas y varios d¨ªas de maillot rojo- le val¨ªa. Tambi¨¦n hablaba por experiencia: hace dos a?os, cuando se dispon¨ªa a plantarle cara a Contador en el Angliru, se cay¨® en el descenso del Cordal y se rompi¨® la clav¨ªcula y la cadera. "Volver¨¦ en 2011 y m¨¢s fuerte", dijo desde el hospital.
Signo de los tiempos que corren, Nibali, l¨ªder por 4s sobre Purito Rodr¨ªguez, que al final gan¨® la etapa que tanto buscaba, s¨ª que se dej¨® investir con el maillot rojo, pero no festej¨® en el podio su consecuci¨®n, no levant¨® los brazos, no sonri¨®. Enfrente, en un promontorio, p¨¢lidos y naranjas, los de la pe?a de Anton, incluidos sus padres, que hab¨ªan tomado la meta, se tragaban en silencio, at¨®nitos, su pena. En 1971, los seguidores espa?oles que esperaban a Oca?a l¨ªder en el Portilhon, en la frontera del Val d'Ar¨¢n, solo supieron de su ca¨ªda por la radio; los de Igor, signo de los tiempos, lo vieron en directo por la pantalla gigante de la meta. Lo vieron desorientado, ensangrentado, un brazo inm¨®vil, dando vueltas, abandonando sentado en el coche de su director. La Vuelta se qued¨® sin l¨ªder, dej¨® a su corredor m¨¢s fuerte en un hospital vizca¨ªno, el de Cruces, donde le iban a operar del codo. "As¨ª es el ciclismo", resumi¨®, fil¨®sofo, Carlos Sastre. "As¨ª es la vida".
Purito, que deb¨ªa ser el hombre m¨¢s feliz del mundo pese a las gafas negras con las que tapaba el destrozo que una picadura de abeja durante la etapa le hab¨ªa hecho en la ceja, a?adi¨®, m¨¢s expresivo: "qu¨¦ putada". "Al principio de la Vuelta dije que no hab¨ªa ning¨²n favorito claro, que hab¨ªa mucha igualdad, pero luego surgi¨® Igor, quien era claramente el favorito, el m¨¢s fuerte", dijo el corredor catal¨¢n, quien, a diferencia de las otras llegadas en alto en las que la ansiedad le traicion¨®, supo medir perfectamente su ataque. "Ahora volvemos a la casilla de partida, vuelve a abrirse el abanico, con cuatro corredores en menos de un minuto". A 1.400 metros, en lo m¨¢s duro, 19%, de la subida al gran mirador sobre la bah¨ªa de Santander, Nibali intent¨® rematar el trabajo de su compa?ero Kreuziger. "Ataqu¨¦ donde me dijo el director, en lo m¨¢s duro, pero luego me equivoqu¨¦, confund¨ª la pancarta del premio de la monta?a con la de meta y me qued¨¦ sin fuerzas. A 800 metros, Purito, que hab¨ªa calculado perfectamente, le apuntill¨®. Gan¨® la etapa y los 20s de bonificaci¨®n, pero le faltaron 4s para el jersey rojo.
Minutos despu¨¦s empezaron a llegar corredores y m¨¢s corredores, algunos p¨¢lidos, con el est¨®mago encogido, como Mikel Nieve, el mejor gregario de Anton, que fue capaz de ascender los seis kil¨®metros sin perder m¨¢s all¨¢ de tres minutos pese a sufrir todo el tiempo el recuerdo de la ca¨ªda de su l¨ªder. "Qu¨¦ golpe, qu¨¦ golpe", repet¨ªa. "Le he visto dando vueltas por el suelo y me he estremecido". Otros rotos, como Bruseghin. Con Anton tambi¨¦n cay¨® su compa?ero Egoi Mart¨ªnez -"es la segunda vez que lloro en mi carrera", dijo el navarro, que se qued¨® tendido en la carretera, "Igor debi¨® de pillar un bache o una rama, se solt¨® de manos y se cay¨®, y yo, que iba a su rueda, no pude esquivarlo"- y dos del Caisse bien colocados en la general, Ur¨¢n, que so?aba con ganar la etapa, y Bruseghin, que aspiraba a un puesto en el podio. Logr¨® terminar la etapa, a 17 minutos, pero, hecho un ecce homo, ropa desgarrada, heridas por todas partes, fue directo a una ambulancia, sentado, se permiti¨® hasta llorar: un golpe en la espalda, en las costillas, era un cuchillo cuando respiraba.
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