Preocupante victoria del Bar?a
Messi resuelve con dos goles pero los azulgrana despliegan un juego discontinuo y con escasa pegada
Messi resolvi¨® con dos goles un partido muy preocupante para el Barcelona . El tend¨®n de Xavi es el tend¨®n de Aquiles del Bar?a. El equipo anda como el volante: a veces muy bien, a ratos mal y hay momentos en que ni juega. A uno y otro les costar¨¢ sanar porque el calendario y los rivales no dan tregua. No encuentran los azulgrana la manera de cuadrar un partido, son un equipo de media parte, igual puede ser la primera que la segunda, nunca se sabe, siempre muy extremo: o parecen muy buenos o muy malos.
A la lesi¨®n de Xavi se a?ade un problema ya conocido: dar con el acompa?ante de Messi. Los barcelonistas parecen jugar ¨²ltimamente para que marque Villa y como el asturiano no emboca, los partidos acaban por convertirse en un suplicio. El sufrimiento de Villa es el sufrimiento del barcelonismo. Nadie encuentra una explicaci¨®n a la esterilidad del asturiano, un jugador muy querido, muy honesto, muy bueno para el equipo. El problema es que Villa no mete goles y al Bar?a le cuesta ganar.
BARCELONA 2 - COPENHAGUE 0
Barcelona: Pinto; Alves, Piqu¨¦, Puyol, Abidal; Busquets, Mascherano, Maxwell (Pedro, m. 72); Messi, Villa (Xavi, m. 72) e Iniesta (Keita, m. 88). No utilizados: Mi?o, Bojan, Jeffren y Adriano.
Copenhague: Wiland; Pospech, Antonsson, Zanka, Wendt (Larsson, m. 88); Vingaard (Bola?os, m. 61), Claudemir, Kvist, Gronkjaer; N'Doye y Santin (Zohore, m. 73). No utilizados: Christensen, Narregaard, Kristersen y Delaney.
Goles: 1-0. M. 19. Messi revienta el bal¨®n desde el balc¨®n del ¨¢rea. 2-0. M. 92. Messi recoge un centro de Abidal y marca.
?rbitro: Stephane Lannoy (Francia). Mostr¨® la tarjeta amarilla a N'Doye, Pospech e Iniesta.
75.852 espectadores en el Camp Nou.
Una vez constatado que los rivales le defienden cada vez mejor, el Bar?a procura cambiar las formas de atacar, mezclar de forma diferente, sorprender incluso a cuantos le siguen los pasos. Ausente Xavi, que necesita jugar a la carta, Guardiola apost¨® por ensanchar el campo para ser m¨¢s profundo y activar a la pareja Villa-Messi, desconectados ¨²ltimamente, melanc¨®lico la Pulga y ansioso el Guaje, como si fueran dos extra?os en un equipo muy familiar. Y, para su desdicha, ayer tampoco hubo complicidad.
A Villa le pueden las dudas, se enreda con la pelota, ha perdido naturalidad. Nada m¨¢s empezar, qued¨® parado frente al meta en una jugada que ped¨ªa un tiro sin m¨¢s, nada de dar vueltas al ¨¢rea. Al asturiano, sin embargo, le dio por rematar de forma forzada al larguero en lugar de poner el bal¨®n en la red. El escorzo fue tan dif¨ªcil y sublime como reprobable result¨® descartar rematar de primeras, la suerte m¨¢s sencilla para cualquier ariete. No dio pie con bola y no acab¨® el partido.
Nadie ha descubierto, en cambio, un ant¨ªdoto contra Messi. Que sea m¨¢s o menos efectivo depende sobre todo de sus sensaciones. A veces parece distra¨ªdo, hay ocasiones en que el partido no le interesa, tambi¨¦n se han visto d¨ªas en que apenas se deja notar. Mayoritariamente, sin embargo, acostumbra a marcar las diferencias. Ayer se sac¨® un remate violento, seco y r¨¢pido, apoyado en un rechace, bien es cierto, cuando normalmente acompa?a el tiro de forma suave, con rosca, y la pelota describe una par¨¢bola, una curva imposible para el portero.
El tanto Messi fue excelente porque la jugada result¨® un compendio de las mejores virtudes del Bar?a: Piqu¨¦ se asom¨® en la divisoria para crear superioridad, Iniesta se ofreci¨® para acelerar, Villa arrastr¨® a los centrales y Messi apareci¨® en el balc¨®n del ¨¢rea para engatillar a la red. Quiz¨¢ porque pareci¨® un golazo, la Pulga se dio por satisfecho y acab¨® por quitarse del partido sin saber muy bien c¨®mo ni por qu¨¦, igual que el equipo entero, como si fuera el misterio de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde.
Los barcelonistas elaboraron tan bien el juego de salida que se acomodaron en el remate, nada nuevo ¨²ltimamente en el Bar?a, que necesita seis ocasiones para contar un gol. Hasta Mascherano se sum¨® al f¨²tbol combinativo, aumentaron la posesi¨®n y las l¨ªneas de pase, las llegadas fueron frecuentes y el Copenhague se felicit¨® en el descanso por llevar solo un gol en contra.
Wiland estuvo muy bien en su porter¨ªa mientras que Pinto, sustituto del enfermo Vald¨¦s, protagoniz¨® los momentos de suspense de la noche. Su sangre fr¨ªa y su capacidad para convertir una sencilla cesi¨®n de su equipo en una acci¨®n de riesgo para el contrario, le convierten en un actor perfecto para la pel¨ªcula m¨¢s rebuscada de Hitchcock. El guardameta estuvo m¨¢s fino a la hora de sacar el cuero con los centrales que los delanteros en el tiro.
Pinto era el portero sin manos en un equipo sin pies, m¨¢s que nada porque no hubo manera de meter un segundo gol en el Bar?a, cada vez m¨¢s apagado, menos din¨¢mico, incapaz de matar el partido, sorprendido por su mala punter¨ªa. La hinchada se dio cuenta de que ya hab¨ªa visto aquel partido y que acab¨® de mala manera. As¨ª pas¨® con el Mallorca, d¨ªa en que perdi¨® la cadencia de juego y la paciencia y se parapet¨® hasta encajar el 1-1.
Esta noche, el Barcelona volvi¨® a perder la pelota y la cabeza por momentos, mal en ataque est¨¢tico, incapaz de presionar para ganar jugadas cortas y r¨¢pidas, superado por el contrario. El Copenhague se creci¨® en la misma medida que se encog¨ªa el Bar?a: N'Doye le gan¨® la espalda a Puyol para rematar al travesa?o y Sant¨ªn fall¨® el rechace a puerta vac¨ªa antes de que Guardiola no tuviera m¨¢s remedio que recurrir a Pedro y, sobre todo, a Xavi. A grandes males, grandes remedios. Aunque los azulgrana dejaron de jugar para Villa, tampoco encontraron el camino del gol hasta la ¨²ltima jugada, cuando Abidal le dio mal en un centro y habilit¨® a Messi para que sentenciara.
Un gol de churro, muy feo, a tono con el segundo acto del Bar?a, desenfocado y descentrado, seguramente muy estresado. Cuando no se divierte jugando, el Bar?a es un equipo muy aburrido.
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