N¨²mero uno hasta el ¨²ltimo aliento
Nadal gana a Murray y llega a la final, donde se enfrentar¨¢ a Federer
Sobre la tierra, el viento, el sol y las nubes combinados en un constante claroscuro. Sobre la tierra, un baile endemoniado, la derecha cruzada alta de Rafael Nadal contra el rev¨¦s cruzado plano del brit¨¢nico Andy Murray. Sobre la tierra, un d¨ªa de perros para jugar al tenis, continuos los quiebres entre los mordiscos del aire, disparados los errores entre los dos mejores defensores del mundo (45 solo en los primeros 17 juegos), y clasificado para la final el espa?ol, que se impuso por 6-4, 7-5 y 6-4, defendiendo hasta el ¨²ltimo aliento su n¨²mero uno.
Antes hubo un partido feo, lleno de tensi¨®n, rebosante de errores y repleto de nervios. Nadal lo discuti¨® siempre por delante en el marcador, al que Murray le fue luego dando zarpazos, se?al de que se mueve mejor a contracorriente y de que el mallorqu¨ªn a¨²n no est¨¢ al cien por cien. El n¨²mero uno desaprovech¨® un 5-1 en la primera manga, que se estir¨® hasta un peligros¨ªsimo 5-4 con dos bolas del n¨²mero cuatro para igualar a cinco. Del mismo modo, por dos veces cedi¨® la ventaja lograda en el segundo parcial, donde solo una ristra de derechas para la videoteca, golpes venidos de otro mundo y fabricados desde posiciones inveros¨ªmiles, le dieron el parcial al campe¨®n. Ah¨ª debi¨® terminarse el duelo. El n¨²mero cuatro, dolido en un tobillo, tendr¨ªa que haber firmado una tarde de leyenda para ganarle tres mangas seguidas al mejor tenista sobre arcilla, break arriba desde el inicio de la tercera. Pese a todo, ¨¦l sigui¨® creyendo.
Murray jug¨® entre constantes miradas a su banquillo, al que lanzaba frases lacerantes y m¨¢s de un mordisco. El escoc¨¦s no explot¨® sus opciones, nacidas sobre el lent¨ªsimo segundo saque de Nadal, que dispar¨® con frecuencia a entre 140 y 145 kil¨®metros por hora. Tampoco supo gestionar las apreturas del marcador, siempre mejor cuando iba por detr¨¢s que cuando pod¨ªa ponerse por delante. Le falt¨® convicci¨®n, por mucho que demostrara su impresionante capacidad para recuperar bolas perdidas. Le falt¨® ambici¨®n, por mucho que tirara de su incre¨ªble repertorio de golpes. Le falt¨®, finalmente, apostar por lo ¨²nico que pod¨ªa darle el partido: en los momentos culminantes, no fue agresivo, afloj¨® con la derecha y dej¨® que Nadal, un can¨ªbal, le engullera con glotoner¨ªa. El campe¨®n defender¨¢ su t¨ªtulo: lleva seis finales y cinco coronas en siete participaciones.
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