El marr¨®n de Rosell
Los asuntos que se afrontan a destiempo tienen mal arreglo, y m¨¢s en el f¨²tbol, que demanda respuestas instant¨¢neas, espont¨¢neas o naturales, propias del juego. A la hinchada le gusta polemizar sobre las preguntas de Mourinho, las respuestas de Guardiola, las sentencias de Casillas o las gracias de Piqu¨¦, y recelan de sus directivos porque entienden que a menudo sobreact¨²an o miden tanto sus mensajes que suenan a interesados, por m¨¢s que puedan marcar la pol¨ªtica de la instituci¨®n. Interesa sobre todo que quede claro el objetivo. No hay ninguna duda sobre las intenciones de Florentino, un empresario futbolero, deseoso de competir con Bernab¨¦u. A Rosell le mueve por el contrario un discurso austero y de contenci¨®n, m¨¢s propio de un presidente de un consejo de administraci¨®n que de un club, tal que ejerciera de empresario cuando se supon¨ªa que le interesaba sobre todo el f¨²tbol. No resulta f¨¢cil descifrar a Rosell. La serie contra el Madrid le dej¨® en fuera de juego, descolocado por el contencioso, necesitado de un tiempo muerto para encontrar la r¨¦plica pol¨ªticamente correcta que diera satisfacci¨®n a las distintas partes. Preso del anuncio de que hablar¨ªa solo a final de temporada, cuando no hubiera riesgo de incendio, el presidente tom¨® la palabra para quedar al menos en paz consigo mismo. Y, aunque las circunstancias jugaban en su contra, cumpli¨® con su promesa y articul¨® un discurso que funcion¨® institucionalmente por la misma regla de tres que hab¨ªa demorado su intervenci¨®n por una cuesti¨®n de "responsabilidad social". Horas despu¨¦s, sin embargo, su comparecencia hab¨ªa caducado porque el Madrid ya hab¨ªa devuelto la pelota que tanto tard¨® en poner en juego el Bar?a.
A pesar de que fuera de forma previsible, Rosell resolvi¨® el marr¨®n y salv¨® al menos el honor sin despejar dos de las inc¨®gnitas que preocupan al barcelonismo: no qued¨® claro hasta donde llega su relaci¨®n personal con Florentino ni se sabe muy bien qu¨¦ debe pasar para que las dos entidades rompan formalmente las relaciones. A la junta que preside Rosell le cuesta manejarse en las cosas que son intangibles, en todo cuanto no tiene un valor contable, en la cultura del m¨¦s que un club -no es lo mismo Camp Nou que Nou Camp-, y en cambio su actitud presupuestaria y determinaci¨®n para combatir la deuda resulta admirable. Aceptado el formalismo, el discurso de ayer no era para ser le¨ªdo sino para ser sentido, exig¨ªa un registro diferente, precisaba de un tono especial. No se pueden despachar todos los asuntos con la misma voz y tecnocracia. A veces viene bien una sonrisa, una complicidad, un gui?o, una concesi¨®n, una gesti¨®n del sentimiento o de la inteligencia emocional. A la gente se la gana desde luego a partir de la responsabilidad y honestidad, pero tambi¨¦n desde la empat¨ªa. La comunicaci¨®n, ciertamente, no es f¨¢cil.
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