Nadal lo supera todo
El n¨²mero uno llega a cuartos tras imponerse a un gran Del Potro y al dolor en un pie
Cuando la primera manga se encamina al tie-break, Rafael Nadal siente un pinchazo en el pie izquierdo. Es un dolor que describe como "agudo". El fisioterapeuta le dice que est¨¢ "en un sitio inusual". Piensa, dir¨¢ luego, en dejar paso franco al argentino Juan Mart¨ªn del Potro con una retirada. Todo esto est¨¢ en juego: su corona de Wimbledon, el n¨²mero uno mundial y el sue?o de repetir t¨ªtulo. Nadal, sin embargo, es mucho Nadal. Piensa en el hoy, y no en el ma?ana, que pasar¨¢ entre m¨¦dicos y pruebas hospitalarias. Vence (7-6, 3-6, 7-6 y 6-4) y se cita en cuartos con el estadounidense Fish. Hace m¨¢s que eso: supera a un contrario dur¨ªsimo y a la altura del prestigioso escenario que acoge el encuentro, la central de Wimbledon.
El duelo enfrent¨® a dos tenistas de los de verdad buenos. La tensi¨®n que rodea al partido es la consecuencia. Nadal es el primero en protestar, cuando el juez de silla le advierte porque considera que se toma demasiado tiempo para el saque (4-4). Del Potro entra en esa din¨¢mica cuando el mallorqu¨ªn pide que el fisioterapeuta le atienda antes de la muerte s¨²bita del primer parcial: el tratamiento se extiende durante ocho minutos, y el argentino considera que eso le enfr¨ªa y juega en su contra. Repite protestas antes de que se inicie la segunda manga: "Estamos en un partido a cinco sets, pasan dos segundos, ?y ya cant¨¢s tiempo? No, perfecto, perfecto", le dice al juez de silla cuando marca la reanudaci¨®n del juego.
Hasta que el cruce de octavos se embrolla en la telara?a de las protestas y los dolores de Nadal y Del Potro, que tras un resbal¨®n debi¨® ser atendido de la cadera, el mallorqu¨ªn gobierna el partido. El espa?ol se mueve por la pista como una pantera, impresionante en el despliegue, sutil en los tiros. Frente a Delpo, que vive ese comienzo agarrado al saque y enfrentando hasta tres puntos de set en contra, Nadal propone la terrible mezcla de los cambios de altura y ritmo de sus golpes. El argentino, que lleg¨® a ser el n¨²mero cuatro hasta que se lesion¨® una mu?eca, sufre lo indecible ante cada bola cortada y baja del espa?ol. No tiene, tampoco, soluciones a media pista. Volea malamente y siempre vuelve a lo mismo: saque, saque y saque, conjuga como un buen alumno, agarr¨¢ndose con fuerza al partido.
En la segunda manga, sin embargo, cambia el guion. Nadal ya no se mueve con la exuberancia del principio. Eso le impide rodear la pelota y le obliga a otro tipo de partido. Falto de apoyos, empieza a competir tirando de brazo. Es fuerza contra fuerza. Energ¨ªa contra energ¨ªa. Nadal, en el territorio de Del Potro. El ex n¨²mero cuatro, que es un competidor fiero, ense?a entonces sus poderosas garras y empieza a mover a su contrario por la hierba. Ruge. Grita. El p¨²blico se arrima a su lado con premura.
La gente que abarrota la central olfatea el acontecimiento que viene. Ya se ha ido Serena Williams, la campeona reinante, derrotada por la francesa Bartoli. Su compa?ero de baile de 2010 tambi¨¦n corre peligro. Nadal, sin embargo, es un gato con siete vidas. Hoy, empujado por el contrario, gast¨® una. Sigue vivo, lleno de arrojo y defendiendo el t¨ªtulo...y ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa.
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