Nadal se olvida de los dolores

Los primeros tres minutos de encuentro lo dijeron todo: el estadounidense Mardy Fish, que solo hab¨ªa cedido un saque en todo el torneo, perdi¨® en ese tiempo su primer juego al servicio del cruce de cuartos, que le enfrent¨® a Rafael Nadal. Esa rotura inicial, adem¨¢s, confirm¨® la capacidad competitiva del campe¨®n tras los problemas sufridos en su pie izquierdo durante su partido de octavos. Y, por supuesto, sent¨® las bases de su victoria (6-3, 6-3, 5-7 y 6-4) y su llegada a las semifinales, donde se medir¨¢ con el brit¨¢nico Murray.

Fish, irreconocible desde que se puso a dieta y perdi¨® 15 kilos para ganar en movilidad y resistencia, se daba raquetazos en el muslo. La hierba, con sus botes bajos, exige bajar el culo, flexionarse, sufrir en busca de la pelota. Tieso como un palo, el estadounidense intentaba recordarse ese principio, agotado por el ritmo de pelota del espa?ol, sin respuestas para sus tiros. Nadal pega muy duro. Solo su despiste del tercer set, en el que se dej¨® recuperar un break de ventaja, explica que el partido se estirara hasta el cuarto parcial.

El n¨²mero nueve, un jugador de corte cl¨¢sico, no tuvo armas para enfrentarse a un tenista todoterreno del corte del espa?ol. Le falt¨® potencia y fuerza, adem¨¢s de algo de mala uva y colmillo retorcido. Estuvo inocente y poco incisivo, como satisfecho por estar en cuartos. Contra el n¨²mero uno, que perder¨¢ esa condici¨®n si el serbio Djokovic gana su pr¨®ximo partido, no se puede competir con el ¨²nico argumento de la clase.

El mallorqu¨ªn se enfrentar¨¢ ahora contra Andy Murray, el h¨¦roe local. Jugar las semifinales le confirma como uno de los mejores especialistas sobre hierba del siglo XXI, porque a esa ronda une dos t¨ªtulos y dos finales en sus ¨²ltimas cuatro participaciones en Wimbledon. Dif¨ªcilmente se conformar¨¢ el espa?ol con ese resultado. Nadal est¨¢ a la caza de su tercera corona de Wimbledon.