A Dayron se le va la mano
El vallista cubano, descalificado tras ganar la final de los 110 metros tras agarrar dos veces al chino Liu Xiang
Todo est¨¢ en el gesto. Lo hermoso, lo terrible, lo desolador, lo vergonzoso. En el gesto que ilumina s¨²bito el estadio por su belleza atl¨¦tica, en el gesto cuya fealdad oscurece. Es la competici¨®n, el atletismo. Es un Mundial extra?o, el de Daegu, cuyas dos finales m¨¢s esperadas se han resuelto mediante la aplicaci¨®n de sendos art¨ªculos del reglamento de la IAAF. El domingo fue Bolt el descalificado por salida nula. Ayer fue el cubano Dayron Robles, plusmarquista mundial de los 110 metros vallas, que deseaba como el comer una corona de campe¨®n mundial que nunca ha alcanzado.
Todo fue un gesto. El gesto de disculpa forzada de Robles, quien tras cruzar primero la l¨ªnea de llegada en la madre de todas las finales de 110 metros vallas, en lugar de celebrarlo jubiloso se lanz¨® a abrazar como un ni?o avergonzado a Liu Xiang. Este, r¨ªgido, fr¨ªo, se neg¨® a abrazarle a su vez, a devolverle el gesto. Ten¨ªan los dos sus razones para comportarse as¨ª, y as¨ª lo entendieron el juez de la carrera y el jurado de apelaci¨®n, quienes descalificaron al cubano. La victoria no fue, sin embargo, para el chino, a quien, cuando le iba a remontar irremisiblemente, nada m¨¢s pasar la novena de las 10 vallas, Robles agarr¨® descaradamente por el brazo, desequilibr¨¢ndole. Xiang se reh¨ªzo como pudo, pero derrib¨® la ¨²ltima valla, despu¨¦s de lo cual, recibi¨®, por si acaso, un nuevo golpe en el brazo por parte del cubano, que corr¨ªa pegado a ¨¦l, por la calle cinco, a su izquierda.
En cinco pasos, Xiang, que no lleg¨® a caer, perdi¨® 13 cent¨¦simas, un mundo para uno como ¨¦l, felino, letal, en los ¨²ltimos metros. Y en ese tiempo, en esos 10 metros, le adelantaron dos, Robles, que sali¨® lanzado hacia adelante impulsado sobre el brazo de Xiang, y el sorprendente norteamericano Jason Richardson, que termin¨® segundo de entrada y campe¨®n mundial tras la descalificaci¨®n de Robles. El que en teor¨ªa deber¨ªa haber sido el tercero en discordia de una final en la que por primera vez se enfrentaban los tres m¨¢s r¨¢pidos de la historia, el armario norteamericano David Oliver -qu¨¦ pectorales, qu¨¦ deltoides, monta?as triangulares, c¨®mo corre, arrasando todo lo que encuentra a su paso, sin importarle derribar todas las vallas-, el vallista m¨¢s r¨¢pido de los ¨²ltimos a?os, qued¨® de entrada, tras derribar la segunda valla, fuera de carrera.
Si ten¨ªa razones para estar avergonzado de su acci¨®n Robles, tambi¨¦n las ten¨ªa Xiang para estar enfadado, y tambi¨¦n los aficionados, amantes de las historias de regresos milagrosos con final feliz a lo Hollywood. Con esas dos "obstrucciones" -seg¨²n la terminolog¨ªa del art¨ªculo 163.2 de la IAAF, el aplicado a Robles-, el cubano frenaba en seco la resurrecci¨®n atl¨¦tica de Xiang, el atleta al que unos a?os antes, en 2008, ya le hab¨ªa despose¨ªdo del r¨¦cord mundial. Campe¨®n del mundo en Osaka 2007, Xiang, el que deber¨ªa haber sido el h¨¦roe de Pek¨ªn 2008, se rompi¨® el tend¨®n de Aquiles unas semanas antes de los Juegos. Pese a ello, doblado por el dolor, intent¨® competir, pero, en lo que se consider¨® una tragedia nacional, debi¨® renunciar en los tacos de salida de la primera serie. Despu¨¦s de operarse en Estados Unidos a finales de 2008, tres a?os despu¨¦s, 36 meses de duro trabajo m¨¢s tarde, Xiang volvi¨® a recuperar su nivel. La victoria en Daegu, tan cerca de su Shangh¨¢i -centenares de aficionados chinos en las gradas lo aclamaron como a un dios-, deber¨ªa ser el primer paso de un regreso espectacular, grande, que ahora solo podr¨¢ darse por completado en los Juegos de Londres. "Estaba seguro de que si no me desequilibra Robles ganar¨ªa", dijo Xiang, quien, pese a todo, se neg¨® a acusar al cubano de juego sucio. "Somos amigos, me llevo bien con Robles. Seguro que los dos golpes que me dio no fueron intencionados". Sus palabras reflejan tambi¨¦n la ley de las vallas altas, cuyos especialistas, cada vez m¨¢s grandes, acabar¨¢n por no caber en las calles: todos consideran inevitables los golpes con los brazos, los roces.
La victoria de Richardson ni fue tan sorprendente despu¨¦s de ver la seguridad y la relajaci¨®n con la que se movi¨® en semifinales, ni tan inmerecida como podr¨ªa parecer. Richardson, de 25 a?os, es un fen¨®meno desde cadete: ha sido el ¨²nico en la historia de los Mundiales juveniles que ha ganado el mismo a?o en 110 y en 400 metros vallas. Su morfolog¨ªa, largo como un cuatrocentista, de m¨²sculos flexibles, felinos, como los que se necesitan en las vallas cortas, se lo permit¨ªa. Despu¨¦s se decant¨® por las vallas altas. Con su victoria dio la primera alegr¨ªa de la noche a su entrenador en Los ?ngeles, el hist¨®rico John Smith. La primera se la hab¨ªa dado su otra pupila Carmelita Jeter, la segunda mujer m¨¢s r¨¢pida de la historia (10,64s en 2009), a solo tres cent¨¦simas de la inalcanzable Florence Griffith), quien, tras dos bronces mundiales consigui¨® por fin el t¨ªtulo que su marca merec¨ªa. Rompi¨® el bloqueo jamaicano encabezado por Veronica Campbell-Brown, quien sali¨® fatal, pero en, fulgurante progresi¨®n, un cohete, fue capaz en los ¨²ltimos 30 metros de remontar de la s¨¦ptima a la segunda plaza.
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