Daegu corona a dos talentos nuevos y condena a Isinbayeva
David Rudisha, Kirani James y Fabiana Murer, campeones en 800, 400 y p¨¦rtiga
Cuando en oto?o pasado regres¨® a Kenia despu¨¦s de batir el r¨¦cord mundial de los 800 metros (1m 41,01s), a David Rudisha, hijo de Daniel (subcampe¨®n ol¨ªmpico con el relevo 4x400) y entrenado en Iten, en el coraz¨®n del valle del Rift, por Colm O'Connell, un jesuita irland¨¦s, los jefes masai, su tribu, le dijeron que hab¨ªa sido tan valiente como si hubiera matado a un le¨®n. Despu¨¦s mataron 50 vacas en su honor. Fue la primera coronaci¨®n por sus haza?as. La segunda, menos sentimental pero m¨¢s universal, la recibi¨® anoche, cuando se proclam¨® campe¨®n mundial despu¨¦s de una carrera en la que no dej¨® en ning¨²n momento que nadie le adelantara. Cuerpo de corredor de 400 metros -alto, 1,90 metros, esbelto, armoniosamente zanquilargo-, coraz¨®n de 800 metros, capacidad para mantener casi dos minutos una velocidad elevad¨ªsima sin que el ¨¢cido l¨¢ctico le paralice, Rudisha, de 22 a?os, es quiz¨¢s el talento atl¨¦tico m¨¢s inmenso surgido los ¨²ltimos a?os.
Hace dos a?os, en su debut en un Mundial, se vio enzarzado en las peleas t¨¢cticas, en los codazos, en las sutilezas de una pelea callejera cuyas claves desconoc¨ªa y fue eliminado antes de la final. Desde entonces no corre ni una carrera. Desde entonces, se pone siempre delante de los dem¨¢s y marca las reglas del juego. Si tiene una liebre, como en los m¨ªtines o en los intentos de r¨¦cord, se deja guiar por ella; si no, en los campeonatos, anoche mismo, hace que el resto de los rivales, a su espalda, haga de liebre a la inversa los primeros 600 metros. Entonces, Rudisha modula el ritmo de su carrera seg¨²n los bufidos, los ruidos, las sensaciones, que le lleguen de detr¨¢s, de algunos de los mejores de la historia en la distancia. Despu¨¦s, en los ¨²ltimos 200, comienza su verdadero recital de cambios y acelerones que convierten en imposible la tarea de adelantarle. Gan¨® en 1m 43,91s (el tiempo m¨¢s r¨¢pido desde hace 10 a?os) y para ser segundos pelearon hasta la l¨ªnea el ugand¨¦s Abubaker Kaki -otro tremendo corredor de 800 metros- y el renacido Yuri Borzakovsky, el m¨¢s genial de los blancos en la distancia. En la ¨²ltima zancada remont¨® Kaki y dej¨® de bronce al ruso.
Si Rudisha consigui¨® primero la marca y al a?o siguiente el t¨ªtulo, Kirani James, el joven granadino, ha iniciado su carrera estelar a la inversa. A los 18 a?os y 363 d¨ªas se proclam¨® campe¨®n del mundo de los 400 metros -el oro m¨¢s joven en la distancia, el tercero m¨¢s joven en absoluto en la historia de los Mundiales tras dos kenianos de 5.000 metros, Kirui y Kipchoge- cuando a¨²n no ha bajado de 44,60 segundos. Su entrenador, Harvey Glance, de la Universidad de Alabama, dice que sin duda est¨¢ llamado a marcas magn¨ªfica, y evidentemente, nadie est¨¢ dispuesto a llevarle la contraria. El 'nuevo Usain Bolt' le llaman, y como el fen¨®menos jamaicano en sus a?os juveniles, la clase desborda a¨²n su t¨¦cnica. En la final de anoche, en la que se ofreci¨® la piel nada menos que de LaShawn Merrit, el campe¨®n ol¨ªmpico de Pek¨ªn y mundial de Berl¨ªn, donde acab¨® desquiciando a Jeremy Wariner, y al que neg¨® el derecho a redimirse enteramente tras 21 meses de sanci¨®n por dopaje, James corri¨® los 200 primeros metros con el cuerpo exageradamente doblado hacia delante, casi como si fuera Groucho Marx, como si no aguantara el peso del pecho, como si no quisiera llamar la atenci¨®n por su gran altura. En ese inicio, Merrit cobr¨® f¨¢cilmente una ventaja de unos cinco metros que mantuvo en la curva y con la que afront¨®, viento de cara, la ¨²ltima recta. All¨ª, en esos 80 metros, James se enderez¨® y le comi¨® el terreno con cada zancada hasta superarle finalmente por tres cent¨¦simas, lanz¨¢ndose a¨²n fresco y flexible, elegante y suave, sobre la l¨ªnea de llegada (44,60s por 44,63s, una de la finales m¨¢s lentas).
Como si a Daegu los asuntos de los sentimientos se la soplaran, tampoco tuvo derecho a una 'rentr¨¦e' de cine Yelena Isinbayeva, la mejor pertiguista de la historia que se recupera de una crisis de fe atl¨¦tica y desmotivaci¨®n. En abril del a?o pasado, despu¨¦s de fracasar en los Mundiales de Berl¨ªn al aire libre y de Doha en pista cubierta, Isinbayeva, la que hab¨ªa batido decenas de veces r¨¦cord mundiales, la ¨²nica que ha superado cinco metros, anunci¨® que se tomaba un a?o sab¨¢tico. Descre¨ªda del atletismo, descre¨ªda de s¨ª misma, Isinbayeva se busc¨® a s¨ª misma abandonado su refugio de M¨®naco y regresando a la vida m¨¢s dura y menos glamourosa del Volgogrado en el que naci¨® y creci¨®. Abandon¨® a su entrenador de los ¨²ltimos cinco a?os, Vitaly Petrov, y volvi¨® con su primer t¨¦cnico, Evgeni Trofimov, con el que hab¨ªa saltado cinco metros por primera vez. Y anoche encontr¨® la confirmaci¨®n de lo que sospechaba, que es muy dif¨ªcil encontrarse a uno mismo despu¨¦s de haberse perdido. Los t¨¦cnicos dicen que Isinbayeva ya no sabe si corre o salta o no hace ninguna de las dos cosas. Salt¨® 4,65 metros a la primera, su ¨²nico salto v¨¢lido, porque tiene calidad para ello, pero de all¨ª no pas¨®. S¨ª que pas¨®, y lleg¨® m¨¢s alta que nadie, hasta 4,85 metros, igualando su mejor marca (la cuarta de la historia), la brasile?a Fabiana Murer, una vieja y paciente luchadora entrenada por su marido que a los 30 a?os vio un hueco -aparte de la crisis de Isinbayeva, la campeona de Berl¨ªn, Rogowska, y la subcampeona de Pek¨ªn, Suhr, saltaron tocadas- no lo dej¨® pasar. Es la primera medalla, y de oro, de la atleta que no pudo saltar con sus p¨¦rtigas la final ol¨ªmpica de Pek¨ªn porque se hab¨ªan traspapelado y que preparar¨¢ los Juegos de Londres asesorada por Petrov, el ex de Isinbayeva.
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