"?Est¨¢s fuera de control!"
Serena Williams se enfrenta a la juez de silla y Stosur gana su primer grande
"?Me lo hab¨¦is vuelto a hacer! ?No mola nada!" Mientras la australiana Sam Stosur levanta un muro con su servicio, la estadounidense Serena Williams, superada desde el principio en la final del Abierto, se enfrenta a gritos con Eva Asderaki, la juez de silla: "?Est¨¢s totalmente fuera de control! ?Odias! ?En tu interior no eres atractiva! Si me ves por un pasillo, mira a otro lado". As¨ª pasan las cosas en Nueva York. Serena cede un break, tras perder el primer set por 2-6, por celebrar con un grito un punto que le daba el 40-40 antes de que la pelota botara dos veces. La juez le da ese tanto a Stosur, que consigue as¨ª un juego que odiar¨¢ para siempre. Es como activar un hurac¨¢n. Hasta entonces, la estadounidense no tiene nada que decir en el partido (2-6, 0-1). Es que la castiguen y que se dispare: se pone a gritar al ¨¢rbitro ("?Ni se te ocurra mirarme!"), recupera la rotura al siguiente juego (2-6 y 1-1) y ense?a los colmillos (2-6, 2-1 y 40-15) hasta que Stosur se alza con el t¨ªtulo (6-2 y 6-3 en 1h13m).
Muchas cosas encumbran a Serena Williams, campeona de campeonas: son 13 grandes, una embolia pulmonar superada hace cinco meses, y cientos de barreras salvadas desde una ni?ez llena de dificultades. Sus dos ¨²ltimas apariciones en Nueva York, sin embargo, pintan a una campeona extremadamente agitada, protagonista de escenas que empa?ar¨¢n inevitablemente su herencia. En 2011, la exn¨²mero uno mundial se enfrent¨® a gritos a la juez de silla. En 2009, acab¨® en el vestuario, derrotada tras otro acalorado intercambio con una juez de l¨ªnea, que le vali¨® la p¨¦rdida de un punto tan clave como para darle directamente el encuentro a su rival, la belga Clijsters. Desde entonces, Serena juega oficialmente bajo la condici¨®n de no provocar m¨¢s incidentes, algo as¨ª como en libertad vigilada. El supervisor del torneo y el Comit¨¦ de los Grand Slams tendr¨¢n que revisar ahora su caso.
A ese torrente de emociones debi¨® enfrentarse Stosur, la n¨²mero diez, una tenista sin su experiencia competitiva. La australiana tiene todo lo que hoy le falta a Serena. Saca dur¨ªsimo. Corre como un tiro. Cambia alturas con el cortado, altera siempre el ritmo. Su derecha es dinamita y su servicio el mejor tributo para esos b¨ªceps construidos en el gimnasio.
"Siempre ha sido mi sue?o estar aqu¨ª alg¨²n d¨ªa, as¨ª que ahora no s¨¦ qu¨¦ decir", se despidi¨® la campeona, que logr¨® el primer grande femenino para Australia en 31 a?os, con 27, y tras superar un d¨ªa tormentoso en el cielo y huracanado en la pista.
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