El United es un martillo
Tres goles antes del descanso sentencian al Chelsea en Old Trafford y elevan al liderato en solitario al equipo de Ferguson
Mediado septiembre, tan s¨®lo disputadas cinco jornadas, parece que la Premier League se jugar¨¢ en Manchester. El United lidera la tabla sin tacha y en el horizonte solo aparece la alternativa clara del City, que empat¨® en el campo del Fulham (2-2). Otras como la del Tottenham o el Liverpool, que se vieron las caras con victoria para los londinenses (4-0), todav¨ªa est¨¢n en construcci¨®n. Y el Arsenal est¨¢ hecho un solar. Resta el Chelsea, siempre pujante en lo econ¨®mico y voluble en lo deportivo. En su ¨²ltima cita rindi¨® visita a Old Trafford, feudo en el que Sir Alex Ferguson ya ha recibido a catorce entrenadores blues. El ¨²ltimo, Andr¨¦ Villas-Boas, sali¨® trasquilado. Quiz¨¢s demasiado, pero el United es un martillo pil¨®n que acomete una renovaci¨®n sin perder sus se?as de identidad. Ha ganado cuatro de las ¨²ltimas cinco Ligas, pero tras caer en la ¨²ltima final de la Liga de Campeones ante del Barcelona, Ferguson asumi¨® que deb¨ªa de darle una vuelta al equipo. Comenz¨® un delicado proceso porque implicaba meter mano atr¨¢s, en la meta y la defensa. Ahora la lideran dos jovenzuelos. De Gea tiene 20 a?os; Phil Jones, central de prodigiosas condiciones, los cumplir¨¢ en febrero. Ambos, sobre todo el portero espa?ol, jugaban bajo los focos de la exigencia. Los dos salieron reforzados.
El marcador castig¨® al Chelsea, que esboz¨® buenas intenciones, pero no excesivo f¨²tbol. Con dos espartanos en la medular como Meireles y Ramires y la cada vez menor aportaci¨®n de Lampard, un llegador de toda la vida al que el repr¨ªs ya no le alcanza para irrumpir en el ¨¢rea, todo empieza y acaba en Mata, que parte de la izquierda, pero barre todo el frente de la mediapunta, atento al ¨²ltimo pase, quiz¨¢s en exceso tambi¨¦n al primero. La hiperactividad del exfutbolista del Valencia lastra su frescura y su conexi¨®n con Torres. En cuanto Villas-Boas encontr¨® otra v¨ªa, como Anelka, para llegar al delantero, consigui¨® tambi¨¦n llegar al gol. Demasiado tarde. El United hab¨ªa sentenciado en la primera parte con dos goles discutidos por materializarse en posible fuera de juego. El inicial, del lateral Smalling, fue de una claridad meridiana. Un remate en una acci¨®n a bal¨®n parado en el que la l¨ªnea defensiva del Chelsea dej¨® en posici¨®n adelantada hasta a tres jugadores rivales ante la miop¨ªa del ¨¢rbitro asistente, que no levant¨® el bander¨ªn.
El gol en contra invit¨® al Chelsea a abandonar la pausa y virar hacia la excitaci¨®n. Fue entonces cuando se enfil¨® el partido hacia donde deseaba el United, a un ritmo elevado, un ir y venir en el que los londinenses no atinaron con sus opciones. La tuvo Fernando Torres para empatar tras un error de Anderson y una buena maniobra que acab¨® con un disparo desviado, y la tuvo sobre todo el Chelsea cuando Mata encontr¨® al delantero para que este regalara un gol a Sturridge. Pero por all¨ª pasaba Ramires, que se adelant¨® a todos para rematar forzado y dar pie al lucimiento de De Gea. Siempre atenta a los detalles, la televisi¨®n inglesa pinch¨® de inmediato la imagen de Peter Schmeichel en el grader¨ªo. Sonre¨ªa el gran dan¨¦s como si diera por bueno el relevo en la porter¨ªa que un d¨ªa fue suya.
Tir¨® sus balas al cielo de Manchester el Chelsea y pen¨® por ello. Comprendi¨® entonces lo poco que necesitan los diablos para hacer un gol. Se lo ense?¨® el imprevisible Nani: un control, una diagonal y un disparo a la escuadra, inapelable para Cech, devastador para un equipo abandonado por la suerte, no solo porque el extremo luso pudo partir tambi¨¦n en fuera de juego sino que para culminar el desastre, Rooney anot¨® el tercero justo antes del descanso tras aprovechar un afortunado rechace en el ¨¢rea. Tan demoledora demostraci¨®n no achic¨® al Chelsea, que al menos dej¨® Old Trafford con el orgullo intacto. De ¨¦l tir¨® Fernando Torres, impecable en la definici¨®n de la ¨²nica diana blue, siempre incisivo, con presencia para lo bueno pero tambi¨¦n para lo malo, como cuando err¨® un gol cantado y reedit¨® el fallo de Abreu. Todo hab¨ªa quedado sentenciado antes del descanso, pero nadie decay¨®. Villas-Boas muri¨® con tres arietes en la cancha, Rooney fall¨® un penalti y envi¨® otro remate al palo. No hubo respiro para un grat¨ªsimo espect¨¢culo futbol¨ªstico, con toda la magia del f¨²tbol de las Islas por m¨¢s que cada vez sean m¨¢s los protagonistas que llegan del continente.
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