Ataque sin gol
El Atl¨¦tico, de nuevo deficiente en la ofensiva, iguala con el Mallorca desde el punto de penalti
No se corrige el Atl¨¦tico, que suma seis partidos consecutivos sin ganar, que ya no seduce y menos convence a trav¨¦s del bal¨®n, y que solo ha contabilizado un gol en los ¨²ltimos cinco encuentros. Se lo hizo al Mallorca y de penalti, un empate de lo m¨¢s ins¨ªpido y desabrido, lejos de aquel juego que pregonaba el equipo a principios de curso, que se ha desbravado con el paso del tiempo. Todo un ataque sin gol que acelera el siseo del Calder¨®n -siempre con el rabillo del ojo en las sensacionales actuaciones del Kun con el Manchester City-, que inquieta a Manzano y congela cualquier aspiraci¨®n europea hasta que se diga lo contrario.
Remueve el dibujo Manzano para acertar con la tecla, para dar con un esquema que descifre sus virtudes y rebaje, de una vez, su f¨²tbol de toque y sal¨®n sin un remate definitivo. Variaba el t¨¦cnico al inicio del curso el sistema en lo que se entendi¨® como un s¨ªmbolo de riqueza y probabilidades, porque descuajaringaba a los rivales con sonoras goleadas. Pero ahora se atiende cada cambio -menos la l¨ªnea defensiva de cuatro, ha aplicado cualquier derivada y f¨®rmula en la media y la delantera- como un signo de debilidad, toda vez que no se llega a los metros concluyentes con ventaja ni se materializan los disparos resolutivos. Ante el Mallorca, Manzano opt¨® por los dos delanteros, una receta novedosa que s¨ª alivi¨® a Falcao, pero que descompuso a la medular, sobre todo porque no hay un medio que organice ni hilvane el juego, que descuente a los contrarios con el pase.
ATL?TICO, 1 - MALLORCA, 1
Atl¨¦tico de Madrid: Courtois; Silvio, Miranda, God¨ªn, Luis Filipe; Diego, Mario Su¨¢rez, Tiago (Reyes, m. 54), Arda Tur¨¢n (Pizzi, m. 80); Adri¨¢n (Salvio, m. 54) y Falcao. No utilizados: Asenjo; Dom¨ªnguez, Assun??o y Koke.
Mallorca: Aouate; Cendr¨®s, Chico (Jo?o V¨ªctor, m. 71), Ramis, Bigas; Pina, Tissone; Nsue, Tejera (Alfaro, m. 46), Castro; y Hemed (Aki, m. 60). No utilizados: Calatayud, Cresp¨ª, Pereira y ?lvaro.
Goles: 0-1. M. 2. Hemed, de penalti. 1-1. M. 43. Falcao, de penalti.
?rbitro: Fern¨¢ndez Borbal¨¢n. Mostr¨® la cartulina amarilla a Ramis, Chico, Arda Tur¨¢n, Tissone, Castro, Aki.
Unos 35.000 espectadores en el Estadio Vicente Calder¨®n.
Para el Mallorca el f¨²tbol es una ecuaci¨®n mucho m¨¢s simple que pasa por defenderse en campo propio, con las l¨ªneas cogidas de la mano y cerca del portero, sin ambici¨®n alguna de gobernar el bal¨®n, de repart¨ªrselo en posiciones adelantadas. Se define por su ejercicio defensivo y por un contragolpe de libro, donde Hemed act¨²a de boya y referente, siempre punto fronterizo para abrir el cuero a la banda y luego buscar un remate. Estilo Caparr¨®s, sin ali?os ni adornos, siempre taca?o con el espect¨¢culo, pero exigente en la intensidad y el esfuerzo, solvente en el resultado. As¨ª lo hizo en el Calder¨®n; empate al zurr¨®n.
Club de extremos, al Atl¨¦tico se le indigest¨® la ingenuidad de Silvio cuando el duelo contaba escasos 20 segundos, cuando un centro para nadie se convirti¨® en penalti. Resulta que Silvio, de forma absurda, realiz¨® una especie de Zamorana. Un sinsentido porque fue penalti claro, porque de no girarse el bal¨®n le hubiera dado en el pecho y no en el codo, por m¨¢s que lo tuviera pegado en el cuerpo. Hemed, delantero de 11 metros, atin¨® en el golpeo y acrecent¨® su curiosa leyenda: sus cuatro goles en la Liga son penas m¨¢ximas. Un castigo, en cualquier caso, que reverber¨®, una vez m¨¢s, otra realidad: al Atl¨¦tico le sobra el pase y le falta el gol.
Se?alado Falcao como el culpable de la carencia, con la etiqueta de 40 millones de euros colgando de la camiseta, el delantero jug¨® ante el Mallorca con un esguince cervical. No se le not¨® sobre el c¨¦sped, m¨¢s activo y participativo que nunca, consecuencia del sistema t¨¢ctico, con otro delantero (Adri¨¢n) a su lado. Los defensas rivales ya no le fijaban con pegamento. El problema, sin embargo, es que le surtieron de balones defectuosos, siempre alejado del ¨¢rea rival, siempre de espaldas al portero contrario. Tampoco Adri¨¢n estuvo entonado, lejos de esa versi¨®n gaseosa que mostr¨® al inicio del curso. Pero la ra¨ªz del agujero estaba unos metros atr¨¢s.
Para Diego y Arda el f¨²tbol es algo divertido, donde el quiebro es protagonista y el pase final un coloc¨®n. Jugar en la banda, entonces, es una penalidad porque limitan su campo perif¨¦rico. As¨ª que parten del costado y se tiran, irremisiblemente, hacia dentro. Y all¨ª no les llega el cuero porque los ejes del equipo no lo mueven, porque Tiago y Mario Su¨¢rez tienen desplazamiento horizontal y poco m¨¢s. No hay construcci¨®n, no hay enlace desde la zaga al medio y menos a la zona de tres cuartos, por lo que exigirle remate a Falcao es atrevido. Frente al Mallorca centraron dos veces. Y el ariete, aunque sin tino, caz¨® los dos cueros. Una v¨ªa por explotar.
Salieron Reyes, Pizzi y Salvio, te¨®ricos revulsivos para insuflar el caudal ofensivo del equipo. No hubo m¨¢s llegadas ni centros, tampoco disparos. Suerte que Ramis, en otro gesto tan infantil como prescindible, sac¨® a pasear su brazo cuando Falcao ya no ten¨ªa opciones de rematar antes de finaliza el primer acto. El delantero not¨® el contact¨®, se tir¨® al suelo y forz¨® otro penalti. Paradinha correcta [dio un paso antes de golpear al bal¨®n] y diana de Falcao. Era la ¨²nica forma de llegar a gol.
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