Se va Txente, se va un ciclismo
Se retira, a los 39 a?os, Garc¨ªa Acosta, gregario modelo y mucho m¨¢s durante 17 cursos
En su primer Tour, siglo pasado, 1997, Txente Garc¨ªa Acosta dur¨® cuatro d¨ªas. Se rompi¨® la clav¨ªcula en una ca¨ªda hist¨®rica, la que protagoniz¨® Fabiano Fontanelli al arrollar a una espectadora despistada el d¨ªa en que el Tour atravesaba por primera vez el espectacular puente de Saint Nazaire. Dos meses despu¨¦s, en su primera Vuelta, ¨¦l, tan grandote, fue capaz de ganar una etapa con final en alto, culminando con sabidur¨ªa, su especialidad cuando estaba inspirado o cuando ten¨ªa libertad para darse el gusto, nada menos que en el Naranco. Nadie podr¨¢ negar, pues, que Txente, que anunci¨® esta tarde que colgaba la bicicleta, entr¨® en el ciclismo haciendo ruido, con estruendo. Nadie podr¨¢ negar tampoco que se va, pese a que su ¨²ltima fuga haya estado precedida de una ca¨ªda en su ¨²ltima Vuelta, con m¨¢s silencio del que hubiera merecido. Quiz¨¢s como todos los que lo dejan despu¨¦s de una larga carrera. "Antes de la Vuelta lo ten¨ªa casi completamente decidido, dejarlo", dice. "Luego, la ca¨ªda acab¨® de decidirme y tambi¨¦n de fastidiarme. Como mi compa?ero Arrieta el a?o pasado, que se tuvo que retirar de la Vuelta y no pudo despedirse voluntariamente con dorsal, no he podido despedirme desde la bici, sino meses despu¨¦s, cuando ya me he recuperado f¨ªsicamente -lo he pasado muy mal—y casi moralmente, lo que es m¨¢s dif¨ªcil".
Se despidi¨® Txente, que es de Tafalla y tiene 39 a?os, que ha estado 17 de profesional -siempre en el mismo equipo, el de Echavarri, que lo pas¨® a profesional sin ser ni mucho menos el m¨¢s espectacular de los de su cantera amateur: su valor era otro, claro, y el de Unzue-, que ha corrido casi 15 Vueltas, casi 12 Tours, ning¨²n Giro, ha ganado un par de etapas en la ronda espa?ola y una en el Tour, nada menos que un 14 de julio, en Draguignan en el a?o 2000. Lo gan¨® con sabidur¨ªa, a su estilo, a un grupo en fuga -en un repecho, dejando caer unos pi?ones y dejando clavados a sus compa?eros: y cuando lo dice, con alegr¨ªa s¨¢dica imita el ruido de la cadena al rozar en su ca¨ªda los pi?ones hasta clavarse donde m¨¢s da?o hace. A veces, sin embargo, el sadismo, la sabidur¨ªa, se transforman en masoquismo, en pasarse de listo, como cuando dej¨® que Mercado le robara la cartera, a ¨¦l, al abuelo, en otra etapa del Tour: tard¨® mucho en recuperarse de ese golpe-, y con ¨¦l se despidi¨® una forma de hacer ciclismo, un estilo que quiz¨¢s no se vuelva a ver. Esto se dice siempre que un viejo deportista se muere, eso de que se acaba una ¨¦poca, o se retira, pero en el caso de Txente es una afirmaci¨®n m¨¢s verdadera que en otros, o al menos tan verdadera. As¨ª, al menos lo ve ¨¦l, que representa, orgulloso a todos los gregarios del mundo, a todos los corredores oscuros, los que est¨¢n para tirar del carro, de los que muchas veces no sabemos nada pues no salen en la tele. Su trabajo lo hacen sobre todo en los primeros kil¨®metros de las etapas, a todos los capitanes de ruta, directores dentro del pelot¨®n, capaces de decidir sin pinganillo, de observar, analizar, actuar, hacer actuar, l¨ªderes del equipo en la carretera y en el hotel, maestros. Esos corredores que la UCI ha decidido que no valen nada, pues no aportan puntos -su valor, queda dicho, no son las victorias-, y los puntos es lo que necesitan los equipos que quieran estar en la ¨¦lite. "No s¨¦ qu¨¦ ciclismo vendr¨¢", dice el corredor con cierta desesperanza. "Pero seguro que es diferente al que he vivido yo. Y no s¨¦ si me gustar¨¢. Los j¨®venes ya no son como los de mis tiempos", explica. El pelot¨®n espa?ol se qued¨® sin su decano en una temporada en que tambi¨¦n colgaron la bici I?igo Cuesta y Carlos Sastre. Ahora, el m¨¢s viejo es el mallorqu¨ªn Joan Horrach, de la generaci¨®n del 74, que hace nada era un ni?o.
El resumen de su carrera es una frase -"me marcho apenas con un pu?ado de triunfos, pero yo siento que son muchos m¨¢s, los de Miguel [Indurain], los de Alex [Z¨¹lle], los de Abraham [Olano], los de Chava, los de ?scar [Pereiro], los de Alejandro [Valverde]", ley¨® en su discurso de despedida; he trabajado mucho para mis l¨ªderes, pero, a cambio, he recibido mucho m¨¢s, sobre todo, el cari?o inmenso de la afici¨®n"- y su futuro, seguramente, un puesto en el staff de su equipo de toda la vida, del equipo navarro al que ¨¦l prest¨® su alma navarra.
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