Vela, el futbolista itinerante
El delantero mexicano se reivindica en la Real con un golazo de chilena tras un largo recorrido entre Inglaterra y Espa?a
A Carlos Vela (Canc¨²n, M¨¦xico; 1989), el f¨²tbol no le ha sido f¨¢cil. La chilena del domingo ante el M¨¢laga, el mejor gol de la jornada de Liga, le resarci¨® de tantos a?os de promesa, de intentos de ser figura, de envoltorios sin regalo. No debe de ser f¨¢cil para un delantero campe¨®n del mundo sub 17 en 2005, venciendo a Brasil, fichar por el Arsenal e inmediatamente ser cedido al Celta de Vigo. Quiz¨¢s se puede entender por la juventud, aunque el tr¨¢nsito para un mexicano reclamado por la Premier League, inundado de futuro, se le antojaba como un jard¨ªn de rosas. Sin embargo, le cost¨® pasear por el jard¨ªn. Antes tuvo que sumarse al Salamanca, en Segunda Divisi¨®n, donde jug¨® 31 partidos y consigui¨® ocho goles, antes de acabar en Osasuna en 2007.
La autopista se hac¨ªa muy larga hasta regresar el Arsenal, con un permiso de trabajo, situaci¨®n que le devolvi¨® al punto de partida. Tampoco debe de ser f¨¢cil debutar con el Arsenal sustituyendo a Van Persie, en la Copa inglesa, y menos a¨²n volver a sustituir al mismo jugador en la Liga de Campeones. La recompensa la tuvo frente al Sheffield cuando consigui¨® un triplete. No le vali¨® para mucho, porque la temporada siguiente fue prestado al West Bromwich Albion, club con el que consigui¨® su primer gol en la Premier League frente al Wolverhampton. Desde esa ¨²ltima parada lleg¨® a la Real Sociedad la temporada pasada, sin m¨¢rchamo ni solvencia acreditada.
Sin embargo, tampoco en la Real lo tuvo f¨¢cil. El pedigr¨ª vale lo que vale, a pesar de tener una zurda exquisita, ser el elegido para los libres indirectos de los zurdos, algo as¨ª como el alter ego de Xabi Prieto en la banda derecha. Su chilena ante el M¨¢laga le acredita como un futbolista solvente, atrevido y con ese punto de genialidad del que no est¨¢n sobrados los equipos de media tabla. Toquecito de cabeza para acomodar y golpeo brutal de chilena, con toda la confianza del mundo, como si la pierna fuera una extensi¨®n natural del cerebro. Quiz¨¢s fue su momento m¨¢s feliz, por encima de su triplete en Inglaterra. Fue una especie de reivindicaci¨®n consigo mismo y con su periplo europeo. No siempre los cantos de sirena tuvieron buena voz. Iba para el Arsenal de Wenger y est¨¢ en San Sebasti¨¢n, pero conf¨ªa en llegar a ser lo que esperan de ¨¦l.
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