Problema de ra¨ªz, pase al cuadrado
El Madrid pierde la pelota y la personalidad labrada durante el curso, mientras el Bar?a se define por su estilo, llevado con ¨¦xito hasta las ¨²ltimas consecuencias.- Uno por uno de los futbolistas del partido
Se presum¨ªa un partido distinto, con el Madrid gallardo por los ¨²ltimos duelos y resultados, porque era un equipo con tantos registros como versiones, capaz de darle una tunda a cualquiera. Se presum¨ªa un Bar?a menor, porque no se hab¨ªa expresado tan contundente en campo adverso, porque le faltaban goles y claridad que en a?os anteriores. Pero fue todo lo contrario a lo que suger¨ªan las trayectorias, sino que fue lo de siempre, lo que explican las ra¨ªces. El Bar?a, atrevido, sin renunciar a su idea de juego y de toque, dobleg¨® y rebaj¨® al rival en el Bernab¨¦u; el Madrid, timorato y despersonalizado, recobr¨® la gu¨ªa vieja, la del contragolpe, la del ataque sin pausa. No quiso la pelota Mourinho, que prefiri¨® obviar la medular para la construcci¨®n, y solo consigui¨® un gol por un error del rival. Lo festej¨® el Bar?a, que encontr¨® su mejor nivel ante el mejor rival. Le bast¨® con recobrar el bal¨®n y el pase, con defender su ideario. Justo lo que le falt¨® al Madrid.
Casillas. De manoplas firmes, no tembl¨® en momento alguno y transmiti¨® de inicio la serenidad reclamada por su equipo. Fren¨® el impulso inicial del Bar?a y de Messi con una parada sensacional, con una mano baja tras un eslalon del argentino. Respondi¨® despu¨¦s a Xavi en una falta, y en el gol de Alexis, poco pudo hacer, pues mayor fue el acierto del delantero en la definici¨®n. Luego la mala suerte le descoloc¨® y en el tercer tanto estaba vendido. El empuje azulgrana super¨® a su equipo y, de paso, a la l¨ªnea de cal que defend¨ªa.
Vald¨¦s. Elogiado por su juego de pies, por su facilidad para ser la ra¨ªz y el origen del juego azulgrana, al portero se le encasquill¨® el primer pase. Recibi¨®, atendi¨® al frente y ley¨® mal el campo porque envi¨® un bal¨®n al rival, a Di Mar¨ªa. Result¨® una pifia terrible que condicion¨® al equipo a los 21 segundos porque supuso el gol de Benzema. Pero valiente, no cambi¨® su idea y no solt¨® pelotazo alguno, por m¨¢s que sus pies bailaran en la direcci¨®n contraria que en otras ocasiones. Superado el mal trago, con las manos se mostr¨® sobrio y no pareci¨® acusar el l¨¢ser que le persigui¨® durante todo el partido.
Coentr?o. El jugador, habitual zaguero izquierdo, ocasional mediocentro y extra?o lateral derecho, se perdi¨® en el costado diestro de la zaga, sobre todo porque no encontr¨® remedio para detener ni a Alexis ni a Iniesta. Se suger¨ªa que su condici¨®n de zurdo le favorecer¨ªa para detener al extremo azulgrana, con salida natural hacia la derecha, pero no fue as¨ª porque El Ni?o Maravilla sale hacia cualquier lado y porque busc¨® m¨¢s el pase a la espalda que el quiebro en carrera. El portugu¨¦s, perdido, no supo tirar el fuera de juego en el pase de Messi, en la resoluci¨®n del empate de Alexis. Tampoco fue capaz de quitarle el remate a Cesc en el tercer gol. Apuesta fallida de Mourinho.
Alves. Jug¨® m¨¢s adelantado que de costumbre, como quinto -o sexto si se tiene en cuenta a Messi- medio, atado al costado derecho. Fue el ¨²nico que dio amplitud, pero al principio sirvi¨® m¨¢s para oxigenar el pase horizontal que el vertical, puesto que al principio no percuti¨® por la banda. Ten¨ªa delante a Marcelo y a CR y con estar en campo ajeno ya asum¨ªa el riesgo que se le exig¨ªa; retrasar a Cristiano Ronaldo y echarle el lazo a Marcelo si doblaba. Pero entendi¨® que con un paso al frente har¨ªa da?o y en el segundo acto sac¨® centros a mamporro. Uno de esos fue enlazado por Cesc a gol. Su intensidad, sin embargo, le hizo cometer una fea entrada, con los tacos por delante y al tobillo de Xabi Alonso. No vio cartulina ni reconoci¨® su error.
Ramos y Pepe. C¨®modos porque el t¨¦cnico no les pidi¨® que dieran pase alguno con sentido, porque el pelotazo era obligado antes que cometer un error tipo Vald¨¦s, su tarea era solo defensiva. Y su cometido era bien claro: frenar a Messi. Agazapados en su l¨ªnea, sal¨ªan de sitio cuando el pase azulgrana alcanzaba a La Pulga de espaldas a la porter¨ªa. No deb¨ªan dejarle girar al 10, tarea que cumplieron con creces, m¨¢s all¨¢ de un inoportuno resbal¨®n de Ramos que no pas¨® de disgusto porque Casillas as¨ª lo quiso. Pero los dos centrales sufrieron cuando Leo llegaba desde atr¨¢s, cuando hac¨ªa zigzagueos marca de la casa porque no sab¨ªan c¨®mo pararle en carrera ni cu¨¢ndo entrarle. En una de esas, midieron mal la l¨ªnea de presi¨®n, Messi ley¨® el movimiento de Alexis y firmaron el gol azulgrana. Al final, sin embargo, ambos se descompusieron. Pepe vio una tarjeta por una de sus ya habituales entradas a destiempo, excesiva; y Ramos tambi¨¦n afil¨® los tacos.
Piqu¨¦, Puyol y Abidal. Defensa de tres, por m¨¢s que Alves reculara en ocasiones, por m¨¢s que Busquets se instalara como central de emergencia en muchas de las ocasiones ante el empuje rival. Y funcion¨® a medias: en defensa firmaron un ejercicio impecable, bien secundados por el resto del equipo, atento y puntual a las ayudas; pero a la hora de sacar el cuero, aunque Piqu¨¦ s¨ª que encontr¨® la rampa para llegar a los medios, Abidal y Puyol no fueron un alivio, poco dados a encontrar el pase que desbrozara la presi¨®n adelantada del Madrid. Se perdi¨® mucho bal¨®n, pero se recuper¨® m¨¢s. Y qued¨® demostrado que este equipo, como con Cruyff, puede jugar ante cualquiera con tres zagueros. Una ley que parec¨ªa prohibida en el f¨²tbol.
Marcelo. Poco exigido porque el Bar?a jug¨® por el interior, se le ech¨® de menos en el campo del rival. Cuando dio un paso adelante, result¨® un problema para la defensa azulgrana. Y cuando Alves se desat¨®, no fue capaz de echarle el lazo. Si bien no se le cont¨® error de bulto alguno, s¨ª sufri¨® un infortunio enorme porque un disparo de Messi rebot¨® en sus piernas y acab¨® por descolocar a Casillas y reposar en la red.
Lass y Xabi Alonso. No era su partido. No lo quiso Mourinho y lo impidi¨® el Bar?a. Por un lado, el t¨¦cnico del Madrid reclam¨® verticalidad, sin pausa, sin elaboraci¨®n en el juego. Su figura era prescindible a la hora de tejer el juego, pero capital en defensa porque deb¨ªan tapar las multiplicadas l¨ªneas de pase del Bar?a en la medular con tantos medios rivales. Los dos vieron una cartulina amarilla y mostraron su enfado, no por la sanci¨®n, sino porque se sent¨ªan totalmente desprotegidos.
?zil. Dej¨® detalles. Poca cosa porque el bal¨®n le result¨® resbaladizo, porque sus compa?eros no pretendieron rasear el cuero, sino buscar el contragolpe directo, sin manufacturar el juego. Fue, sin embargo, un buen paso fronterizo, un buen eje para apoyarse en la contra, dada su facilidad para soltar el pase r¨¢pido. De tanto correr, un pecado para los jugadores que defienden el talento sobre el esfuerzo, se desfond¨® pronto.
Busquets. Tuvo a ?zil, primero, y a Kak¨¢, despu¨¦s, como lapas. No se prodig¨® en ataque y no fue el tercer central para sacar el bal¨®n. Pero como pieza t¨¢ctica no tiene precio, sobre todo porque lleg¨® a tiempo a la recolocaci¨®n como zaguero de urgencias, porque hizo las faltas cuando tocaban, porque lleg¨® en multitud de ocasiones al dos contra uno, y porque, ya con el cuero en los pies, tambi¨¦n fue capaz de guardarlo.
Xavi. Jug¨® un partido, pero pareci¨® jugar siete. Estuvo en todas partes, magn¨ªfico a la hora de repartir el bal¨®n entre sus compa?eros, de descongestionar el juego, de lanzar la contra, de lanzar el pase vertical... de todo. Futbol¨ªsticamente, se pele¨® con medio Madrid porque no hubo parcela que no pis¨®, pero tambi¨¦n tuvo un rifirrafe anecd¨®tico con el colegiado, que le orden¨® lanzar una falta al sonido de su pito, por m¨¢s que ¨¦l no reclamara la barrera. Su ¨²nica pega fue reclamar en una jugada una falta a Messi y despistarse del juego, de atender a Cristiano Ronaldo, que mont¨® la contra y casi marca gol. Se resarci¨®, en cualquier caso, a lo grande, con un remate un tanto acrob¨¢tico desde fuera del ¨¢rea que tuvo la fortuna de impactar en Marcelino y de entrar a gol.
Iniesta y Cesc. Maduraron a medida que transcurr¨ªan los minutos. Con poco espacio al principio, realizaron buenos movimientos, aunque malas definiciones. Pero a la que el Bar?a se apropi¨® del bal¨®n, a la que gobernaron el duelo a su antojo, se expresaron como acostumbran con facilidad para el toque y, sobre todo, movilidad. Tanto, que Cesc, en una jugada por la banda derecha, lleg¨® al remate al segundo palo, al tercer gol azulgrana. Tanto, que Iniesta result¨® capital para la definici¨®n del encuentro, sobre todo porque cuando el resto no estaba -incluso Xavi tuvo sus claroscuros- ¨¦l se signific¨®.
Di Mar¨ªa y Cristiano Ronaldo. Generosos en defensa, ayudaron al equipo a no descoserse. Y provocaron p¨¢nico, m¨¢s al principio que otra cosa, con las carreras al contragolpe. Di Mar¨ªa llev¨® m¨¢s el bal¨®n y CR, como anta?o, un pelo ambicioso, decidi¨® disparar a puerta en cuanto vio un resquicio. No tuvo punter¨ªa -tampoco en las tres faltas frontales que no dej¨® tirar a Xabi Alonso- y qued¨® anulado por completo. Un partido grande en el que se qued¨® encogido.
Alexis. Revolucionado al principio, pele¨®n y protest¨®n, le cogi¨® el tono al partido con los minutos. M¨¢s que nada porque no jug¨® como habit¨²a, porque Guardiola, al contrario que en otras ocasiones, no le quiso para dar amplitud, sino para otorgar profundidad, siempre a la carrera, por detr¨¢s de las defensa rival. As¨ª lleg¨® su gol, excelente en el desmarque, impecable en la definici¨®n. Un cicl¨®n. Una moto. Un ¨¦xito.
Benzema. Todo un fen¨®meno que no encuentra qui¨¦n le detenga. No solo derroch¨® energ¨ªa en la presi¨®n y corri¨® hacia atr¨¢s para tapar pases, sino que fue la lanza de ataque necesaria. No le import¨® que sus compa?eros cambiaran de estilo. ?l est¨¢ para lo que le echen y lo hace todo bien. Por eso, atento, caz¨® al vuelo esa pelota que le regal¨® Vald¨¦s indirectamente, y marc¨® el gol m¨¢s r¨¢pido en la historia de los cl¨¢sicos, a los 21 segundos. Pero perdi¨® el bal¨®n, perdi¨® su fuerza.
Messi. Juega por donde quiere y donde puede, capaz de leer los partidos y de sacar jugo a sus cualidades. Empez¨® de falso punta, cay¨® a los costados y cuando le interes¨®, cansado de no tocar el bal¨®n, bajo a recibirlo para subirlo con sus esl¨¢lones. En el primero casi bate a Casillas; en el segundo, su pase final acab¨® en el gol de Alexis. Recibi¨® patadas y tarascadas y solo se quej¨® a las de los dem¨¢s. Es el Bar?a y nadie se lo rebate. Entre otras cosas, porque funciona.
Sustituciones
Kak¨¢ e Higua¨ªn. El brasile?o sustituy¨® a ?zil y no hizo nada. No pudo. El bal¨®n no corri¨® por sus pies porque el equipo prefiri¨® otro f¨²tbol. Algo similar le ocurri¨® a Higua¨ªn, que en lo poco que estuvo sobre el c¨¦sped -aclarado ya que es el delantero suplente del equipo- no rasc¨® el cuero.
Khedira. Dio el relevo a Lass para desfondarse en el campo. Correr detr¨¢s de la pelota.
Keita. Sali¨® para oxigenar el centro del campo. F¨ªsico, algo de toque y ayudas defensivas para cerrar el partido.
Pedro. No perdi¨® la sonrisa ni siquiera por ser el futbolista que perd¨ªa tiempo, un cambio en el descuento para ganar minutos al partido.
Villa. No fue titular y evidencia que Alexis le ha ganado la partida, toda vez que Cesc es m¨¢s medio que extremo. Ha perdido la condici¨®n de irremplazable. Jug¨® un poco, sin ofrecer demasiado, con el partido ya resuelto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.