"Todav¨ªa queda mucho por explorar"
Antes de arrancar con la entrevista, es el navarro Mikel Zabalza (Pamplona; 1970) quien pregunta al periodista, ¨¢vido por conocer las condiciones para escalar en hielo o en alta monta?a en el Pirineo. Resulta evidente que en apenas un par de d¨ªas volver¨¢ a pasar fr¨ªo escalando en alguno de sus paisajes favoritos, demostrando una facilidad impensable de recuperaci¨®n f¨ªsica y mental. La traves¨ªa de la Ant¨¢rtida en la que, junto a Juan Vallejo y Alberto I?urrategi, ha invertido 55 jornadas para cubrir 3.500 kil¨®metros, no le ha saturado, aunque confiesa haber sufrido momentos de cansancio extremo y dudas enormes acerca de la viabilidad de su proyecto.
Pregunta. Estar en su casa, sentado en el sof¨¢, ?es el mayor de los placeres?
Respuesta. S¨ª, claro, pero valoramos estos placeres poco tiempo, enseguida nos parece de lo m¨¢s normal.
P. Echando la vista atr¨¢s, ?qu¨¦ opina de la traves¨ªa?
R. Para nosotros, que no somos especialistas en este medio, ha sido muy, muy duro, y lo hemos dado todo. Todos los d¨ªas han sido bastante exigentes.
P. Siendo una persona que nunca se queja, choca escucharle decir que sufri¨® mucho al inicio de la traves¨ªa. ?Puede describir esos d¨ªas?
R. F¨ªsicamente fueron los d¨ªas m¨¢s duros. Los trineos pesaban 170 kilos y arrastrarlos cuesta arriba en terreno a veces muy irregular me result¨® dur¨ªsimo. Soy el menos corpulento de los tres y el factor fuerza creo que es bastante importante a la hora de tirar del trineo y...uff, lo cierto es que me cost¨® mucho seguir el ritmo de mis compa?eros. Tambi¨¦n hubo muchos momentos de duda sobre si ser¨ªamos capaces de acabar. Procur¨¢bamos no exteriorizarlos y comentarlos con reservas para no crear un ambiente de derrota. Nos fuimos marcando objetivos intermedios y esto ha sido importante para sobrellevar la traves¨ªa con m¨¢s ¨¢nimo. Primero nos fijamos el objetivo de llegar al plateau, despu¨¦s peleamos para alcanzar el paralelo 80?, luego vino el Polo Sur, las monta?as Thiel...
P.R. Nos despert¨¢bamos hacia las 5.00. Necesit¨¢bamos hora y media para desayunar, vestirnos, recoger el campamento y montar las cometas. Hac¨ªamos tres tiradas de una hora con descansos de cinco minutos y par¨¢bamos a picar algo y tomar un t¨¦, unos 20 minutos. Despu¨¦s, avanz¨¢bamos otras dos horas y hac¨ªamos otra parada de 20 minutos, y as¨ª hasta las cuatro de la tarde, aunque hubo jornadas que estuvimos hasta las seis y tambi¨¦n las hubo que paramos antes porque se paraba el viento. Necesit¨¢bamos otra hora para recoger las cometas y montar el campamento, fundir nieve, hidratarnos bien, cenar y al saco.
P. ?Fue un shock llegar al Polo Sur y encontrarse una base tan moderna?
R. Nos sorprendi¨® la magnitud de las instalaciones construidas por los americanos: todo muy disperso y ocupando una gran extensi¨®n de terreno. All¨ª trabajan unas 200 personas, aunque nosotros no vimos a nadie ya que funcionaban con el horario de Nueva Zelanda, que era inverso al nuestro. Tampoco fuimos realmente a visitar sus instalaciones y tan solo estuvimos con los que se encargaban de una tienda t¨²nel que tiene la agencia ANI (con la que contratamos la salida de la Ant¨¢rtida y a la que mand¨¢bamos la posici¨®n en la segunda parte de la traves¨ªa) en el Polo.
P. ?Le ha dado tiempo para pensar en los pioneros, en Amundsen o Scott?
R. Hab¨ªa le¨ªdo el libro de Amundsen y el de Reinhold Messner antes de salir. Las expediciones de Amundsen y Scott ten¨ªan otro talante, m¨¢s de conquista, y fueron hitos hist¨®ricos. No estaban fuera de casa dos meses y medio, sino dos a?os. Su traves¨ªa y la nuestra no se pueden comparar. La nuestra tiene un componente muy deportivo en la que al igual que el alpinismo lo importante es c¨®mo afrontas el reto y los medios que utilizas. En las expediciones hist¨®ricas lo importante era el objetivo y utilizaban todos los recursos a su alcance, pero por supuesto ellos no ten¨ªan posibilidad de rescate y, adem¨¢s, ten¨ªan que ir y volver en barco...
P. En t¨¦rminos de dureza, ?qu¨¦ diferencias y similitudes existen con el alpinismo?
R. Existen grandes similitudes en cuanto a la soledad que se experimenta, al aislamiento, al fr¨ªo.... pero en las traves¨ªas polares la dificultad est¨¢ en la suma de la dureza diaria, en la ausencia de descanso, mientras que en el alpinismo hay d¨ªas dur¨ªsimos pero los hay tambi¨¦n de descanso y relajaci¨®n.
P. ?C¨®mo ha sido la convivencia?
R. Muy buena. Juan y Alberto son dos tipos de excepci¨®n. Es importante no enfadarse por nimiedades y cuando alguien se quiere evadir mentalmente dejarlo ir un rato, hacer las cosas con sentido com¨²n. Todos podemos tener un momento o un d¨ªa algo torcido. Ciertamente, ha primado el buen rollo y la camarader¨ªa.
P. ?En qu¨¦ pensaba cuando iba tirando del trineo durante horas?
R. La mente tiende a evadirse en los momentos duros. Quiz¨¢s sea un mecanismo de defensa para no mirar el reloj y saber cu¨¢nto falta hasta la siguiente parada.
P. ?Cu¨¢ntas horas pasaban sin hablarse mientras avanzaban?
R. Entre parada y parada, una hora u hora y media como mucho.
P. ?Resulta una experiencia m¨¢s enriquecedora que el alpinismo?
R. En t¨¦rminos generales y personalmente, no lo creo. Pero la experiencia ha sido muy enriquecedora para los tres. Nos hemos sentido tanto deportistas como aventureros. En la Ant¨¢rtida tambi¨¦n hoy se puede buscar la aventura aut¨¦ntica. Todav¨ªa quedan muchas ¨¢reas por explorar, muchas monta?as que no conocen ascensiones y muchas traves¨ªas posibles.
P. Algunos recorren el ¨²ltimo grado hasta el Polo y se llaman aventureros. ?Qu¨¦ le parece?
R. Est¨¢n muy equivocados, ya que no toman ninguna decisi¨®n. Un gu¨ªa lo hace por ellos en un recorrido que ni siquiera es interesante como reto deportivo.
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