Zurutuza, el placer y el dolor del gol
El medio de la Real, que fue operado ayer tras del choque con Gregory, convierte el sue?o del gol en una pesadilla
"Siempre echo en falta los goles. La verdad es que no meto muchos y los echo en falta porque son la m¨¢xima alegr¨ªa del f¨²tbol", dec¨ªa Zurutuza la pasada temporada antes de enfrentarse al Real Madrid en el Santiago Bernab¨¦u. Con los ojos bien abiertos, tranquilo, se dir¨ªa que ajeno a la imponencia de enfrentarse al Real Madrid, Zurutuza, en su mejor momento con la Real Sociedad, solo echaba en falta los goles que, por su posici¨®n, de espaldas a la porter¨ªa, entonces, como falso delantero, con el tiral¨ªneas m¨¢s que con el fusil, le costaba encontrar.
Marc¨® cuatro goles en 28 partidos con la Real en la temporada de hace dos cursos y dos goles en el ejercicio anterior. No es un goleador. Pero el domingo, inspirado, le hizo dos goles al Sporting en los tres primeros minutos del partido. Dos dianas id¨¦nticas, de llegador, en la nueva posici¨®n que le ha atribuido Montanier, con mas visi¨®n de campo. Zurutuza era feliz, levantando los brazos al cielo. Hab¨ªa encontrado el gol hasta que de pronto, cuatro minutos despu¨¦s, se encontr¨® con la cabeza de Gregory, el central del Sporting, y su nariz que cruji¨® como un hojaldre. Fractura del tabique nasal y traumatismo craneoencef¨¢lico. Anoeta enmudeci¨® asustado y Zurutuza derechito a la Policl¨ªnica de Guip¨²zcoa, donde fue operado por la noche por el doctor Jos¨¦ Manuel Santos, sin que de momento se conozca cuanto tiempo deber¨¢ permanecer alejado de los terrenos de juego.
Pocas veces en tan poco tiempo se puede vivir entre el cielo y el infierno, como en un s¨¢ndwich inesperado. Aturdido, Zurutuza, un franc¨¦s de nacimiento, pero criado en Guip¨²zcoa y especialmente en la cantera de Zubieta, quiz¨¢s ni se acordaba de los goles conseguidos, esos con los que so?aba cuando se acredit¨® como un centrocampista de m¨¦rito y un mediapunta de futuro. No le dio tiempo. El franc¨¦s de Rochefort, el de las bromas sobre el queso que no hay en su pueblo de nacimiento, el que no pensaba en los goles de Cristiano cuando iba a jugar contra el Madrid -"porque no me he parado a mirarlo", dijo- el chico sencillo y larguirucho, ahora se mira su nariz. Y no precisamente por narcisismo.
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