El Atl¨¦tico, hecho y derecho

Subi¨® la cremallera el Atl¨¦tico, en su vertiente m¨¢s r¨¢cana, y se descascarill¨® Osasuna, sin enganchar con Ra¨²l Garc¨ªa ni percutir por las alas. Deficiencias que no logr¨® subsanar Osasuna y que terminaron con su ingenio; incapacidades que festej¨® el Atl¨¦tico, que, sin alardes, pero con el ideario empollado al dedillo y con Falcao como boya imprescindible, valid¨® su apuesta con un gol a bal¨®n parado, con una victoria que le sit¨²a a un escal¨®n de Europa por primera vez en la temporada, ya a dos puntos de la Champions.

Le quedar¨¢ recorrido y ganar automatismos, pero este nuevo Atl¨¦tico ha cubierto las necesidades fisiol¨®gicas, como explicar¨ªa Abraham Maslow en su tri¨¢ngulo. Tiene lo b¨¢sico y algo m¨¢s. Sin mucha intenci¨®n de entretener al bal¨®n, alejado de la pausa, los de Simeone atacaron a arreones y se defendieron en cualquier parcela del campo como si fuera la ¨²ltima. Intensidad a raudales. Pero con sentido y mucho orden.

El cuajo del equipo se expresa en detalles: como los movimientos en las faltas a bal¨®n parado; como la armon¨ªa defensiva -hasta el punto de que no fue una excepci¨®n ver a un jugador correr sin el bal¨®n y reclamar con el brazo que otro ocupara tal o cual espacio para cerrar l¨ªneas-; como que Courtois sacara siempre los balones de fondo desde el v¨¦rtice derecho del ¨¢rea chica para que Tiago y Adri¨¢n pelearan en el aire y no Mario Su¨¢rez o Arda Turan, m¨¢s bajos; como que Falcao se ha convertido en la referencia reclamada, independientemente del estilo, atildado en casa y desgarbado a domicilio. Y funciona porque el Atl¨¦tico se abriga de maravilla. Una virtud que desenmascar¨® las debilidades de Osasuna, presumido al inicio del curso con un juego de toque y definido ahora con un f¨²tbol vertical e irreflexivo. Balones al ¨¢rea y Lekic dir¨¢. Y Lekic dijo poco, m¨¢s all¨¢ de dos remates bien afilados a ¨²ltima hora que encontraron la mejor de las r¨¦plicas en los guantes de Courtois. Hasta entonces, al Atl¨¦tico le alcanz¨® con Miranda y God¨ªn, que golpean al bal¨®n mejor con la cabeza que con los pies.

Sin desestabilizar Ra¨²l Garc¨ªa con el pase interior, sin otro manual que el pelotazo y el empuje de la afici¨®n, Osasuna no hiri¨® a un Atl¨¦tico que, como Rafa Nadal, entiende que no hay bola perdida. Lo escenificaron Arda Turan y Tiago con los gemelos por las rodillas a falta de media hora para la conclusi¨®n del encuentro, sobrecargados por el esfuerzo. Algo, en cualquier caso, que no pareci¨® afectar a Adri¨¢n y Falcao, inmunes al desaliento.

Con un im¨¢n en la cabeza, El Tigre se adecua al bal¨®n largo porque por arriba es el rey, capaz de prolongar cualquier mel¨®n. Uno se lo dio a Koke, que conect¨® una volea deliciosa solo escupida por Andr¨¦s; otro se lo regal¨® a Juanfran, que no supo ponerle el lazo. Pero tambi¨¦n tiene botas y capacidad de desmarque, por lo que sus arrastres generan unos huecos seductores, sobre todo para la velocidad de Adri¨¢n. Como en esa ocasi¨®n que se desplaz¨® a la derecha y, de primeras, ley¨® la carrera del 7, que se plant¨® ante el portero, torpe al poner el punto final a la jugada. Pero Falcao, omnipresente, tambi¨¦n estuvo en el gol. Fue en un saque de esquina estudiado. Koke centr¨® al primer palo, Adri¨¢n pein¨® hacia atr¨¢s y Falcao, en el punto de penalti, remat¨® a puerta. Andr¨¦s, atent¨®, puso la mano. Pero el rechazo fue para God¨ªn, que envi¨® el cuero a la red.

De nada sirvi¨® el ¨²ltimo impulso de Osasuna, con Lamah como aspersor de centros y con Lekic y Timor de receptores. Courtois sofoc¨® el peligro y al Atl¨¦tico le bast¨® con su gol. M¨¢s que suficiente para este equipo, que desde que llegara Simeone suma tres triunfos seguidos y cuatro duelos imbatido.