La Real desnuda al Sevilla
Carlos Vela amarga el estreno de M¨ªchel al frente de un equipo en reconstrucci¨®n
Libertad hab¨ªa en Anoeta. Fue el que quiso (18.960 espectadores no son pocos un lunes por la noche) y dijo lo que quiso. Igualdad tambi¨¦n la hubo porque ambos equipos se repartieron el campo sin latifundios futbol¨ªsticos, sino con la parcelaci¨®n como estilo. ?Superioridad? Pues fue de la Real, por m¨¢s que la novedosa camiseta del Sevilla se fijara en el ciclismo, en Contador, como desviando el foco. Lo cierto es que m¨¢s all¨¢ de la prenda, el cuadro de M¨ªchel, exorcizado por el cambio de entrenador, no dio la talla y a la Real, por sus altibajos, le cost¨® darse cuenta de que ya no es aquel Sevilla temerario. Como en un estado de necesidad colectivo que lo resolvi¨® el tipo m¨¢s fr¨ªo del campo. Carlos Vela es mexicano, pero tanto criarse en Inglaterra le ha desacelerado la velocidad de la sangre. Le gusta congelar el bal¨®n, mimarlo, acariciarlo si llega el caso. Le gusta manejarlo, as¨ª que a la m¨ªnima que le toca el guante de la bota la pone donde quiere, sin mirar el juego, as¨ª, de esa manera, incluso con bote intermedio.
REAL SOCIEDAD, 2 - SEVILLA, 0
Real Sociedad: Bravo; Carlos Mart¨ªnez, Mikel Gonz¨¢lez, ??igo Mart¨ªnez, Cadamuro; Bergara, Aranburu; Xabi Prieto, Rub¨¦n Pardo (Demidov, m. 76), Carlos Vela (Llorente, m. 89); y Agirretxe Griezmann, m. 74). No utilizados: Zubikarai; Illarramendi, Estrada e Ifr¨¢n.
Sevilla: Palop; Coke, Facio, Navarro, Cala; Navas, Trochowski, Campa?a (Rakitic, m. 72), Reyes (Luna, m. 80); Manu del Moral (Kanout¨¦, m. 72) y Negredo. No utilizados: Javi Varas; Alexis, Guarante y Bab¨¢.
Goles: 1-0. M. 64. Carlos Vela. 2-0. M. 69. Rub¨¦n Pardo.
?rbitro: Iglesias Villanueva. Mostr¨® la tarjeta amarilla a ??igo Mart¨ªnez, Manu del Moral y Trochowski.
18.960 espectadores en Anoeta.
Justo lo que no se esperaba el Sevilla de M¨ªchel, que se aprestaba a un f¨²tbol recio, discutido, y se enamor¨® de s¨ª mismo cuando vio que ganaba la batalla, que le quitaba el bal¨®n al rival, que hablaba m¨¢s alto en las discusiones del medio campo, pero se olvid¨® que cuando la Real se hac¨ªa el sordo se le colaba por cualquier costado. Vela, siempre Vela, le dijo a Palop que no se iba a quedar fr¨ªo a los pocos minutos de partido, cuando remat¨® al larguero. Y puso la r¨²brica Agirretxe cuando exigi¨® a Palop lo mejor de sus reflejos para atajar un remate a bocajarro.
Era un partido raro, porque lo dominaba el Sevilla, a impulsos de Navas y un poquito de Campa?a, pero lo gestionaba la Real en el tr¨¢mite final. Y cuando uno va mucho a la oficina acaba por firmar la gesti¨®n. Fue Carlos Vela, con su tacto sutil, como esos que se toman su tiempo para la firma, y luego fue un muchacho, Rub¨¦n Pardo, del que se hablan maravillas, con un derechazo solemne, tras una dejada de... Carlos Vela.
En dos plumazos, la Real hab¨ªa liquidado las buenas intenciones del Sevilla, un equipo en obras, con M¨ªchel de encargado, pero con los mismos problemas de almac¨¦n: ni Reyes es Reyes, ni Kanout¨¦ es Kanout¨¦ cuando no juega. El Sevilla no es aqu¨¦l. Ahora m¨¢s que por el f¨²tbol se hace notar por los lemas de su camiseta. Mal presagio futbol¨ªstico. Hay distintas formas de pasar a la historia.
La Real ha demostrado que sabe jugar al tobog¨¢n. Que puede caer estrepitosamente ante el Atl¨¦tico y rehacerse ante el Sevilla. Es el s¨ªntoma del buen enfermo, del que se cura. Su f¨²tbol no tiene alardes, pero ha encontrado m¨¢s argumentos para el ¨¦xito de los que ten¨ªa. Uno se llama Carlos Vela. Viene bien tener un futbolista determinante. En el Sevilla era Kanout¨¦, pero no juega. Y no es aquel Sevilla.
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