Hooligans y dopaje
Claro que Espa?a tiene un problema con el dopaje: sus pol¨ªticos, que de paso brindan una coartada nacionalista a quienes dan positivo
Una d¨¦cada despu¨¦s de que Juanito Muehlegg volviera a ser Johann Muehlegg, los pol¨ªticos espa?oles siguen en el Lilliput del dopaje, de espaldas al mundo y enredados en un demag¨®gico y casposo victimismo. Aquel caso abochorn¨® al Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Lo mismo da. Por la derecha y por la izquierda, viva quien viva en La Moncloa, el deportista espa?ol no es m¨¢s que una gran foto para el poder de turno, que no pierde ocasi¨®n en abrazarse a la mayor y casi ¨²nica fuente de ¨¦xitos y alegr¨ªas de este pa¨ªs. Entre foto y foto, la ley antidopaje sigue en el limbo, la Operaci¨®n Puerto a¨²n no est¨¢ sentenciada (solo en el extranjero), Eufemiano Fuentes sigue practicando la medicina, se ha chapuceado una investigaci¨®n a Marta Dom¨ªnguez y se intent¨® barnizar el primer positivo en los Juegos de 2008 (la ciclista espa?ola Mar¨ªa Isabel Moreno). Desde Madrid, con un sibilino Real, se desliz¨® que los del Bar?a van hasta las cejas y el mundo anticul¨¦ tan campante (la rivalidad es la rivalidad, justificaron muchos), y un presidente del Gobierno (Zapatero) y otro a punto de sucederle (Rajoy) antes defendieron porque s¨ª a Alberto Contador que al sector carnicero de este pa¨ªs. Los ganaderos no dan en la foto, luce m¨¢s el amarillo del Tour. Antes de su condena, la autoridad no invoc¨® aquello de ¡°mientras la justicia est¨¦ en curso¡±; despu¨¦s, tampoco aquello de ¡°creemos en los tribunales¡±¡ La justicia con escudo y camiseta, y no hay clembuterol que valga.
De espaldas a la misma justicia a la que se festej¨® por su condena a Floyd Landis y el consiguiente ascenso al trono a ?scar Pereiro, Espa?a sigue enrocada y prefiere coger las lanzas en los Pirineos y llamar a una cruzada contra el humor franc¨¦s que proclamar con toda la firmeza su decidida vocaci¨®n por la tolerancia cero (con espa?oles o franceses) en asuntos de dopaje. ¡°No hay mayor desprecio que no hacer aprecio¡±, dijo el martes Rajoy en su foto con Rafa Nadal, antes incluso de publicitarse para explicar desde alg¨²n altillo la reforma laboral. Esa llamada a la indiferencia no concuerda con que unos d¨ªas antes el Gobierno movilizara incluso al embajador en Francia. ¡°A los franceses, que les den¡¡±, apunt¨® Antonio Basagoiti, presidente del PP en el Pa¨ªs Vasco, en un gesto de suprema diplomacia. ¡°Esos de los gui?oles son tontos¡±, proclam¨® en su escena con Nadal el Rey. Y en mitad del gallinero antigalo, apareci¨® el ministro del ramo, Jos¨¦ Ignacio Wert, sucesor de Zapatero, aquel que se autoproclam¨® ministro de Deportes y tuite¨® a medianoche sobre la inocencia de Contador. Wert se deslengu¨® y prendi¨® la mecha: ¡°Tenemos un problema con el dopaje¡±. Ni puntualiz¨®, ni aclar¨® ni profundiz¨®. ?C¨®mo pedir que alguien le tome en serio en un tema tan serio? Nadie ha hecho m¨¢s por el gui?ol franc¨¦s, noruego o guineano. Wert, que se define a s¨ª mismo como un ¡°hooligan¡± del Real Madrid, voz inglesa para un sangriento fen¨®meno ya erradicado pero que un soci¨®logo deber¨ªa manejar con prudencia, habl¨® con la misma ligereza pol¨ªtica que el resto.
Claro que Espa?a tiene un problema con el dopaje: sus pol¨ªticos, que de paso brindan una coartada nacionalista a quienes dan positivo. En este pa¨ªs no hay m¨¢s cazados que en otros, ni abunda el pastilleo por doquier, en absoluto. El ciclismo y el atletismo han sido el peor foco. Si hay recelos en el exterior es por la falta de firmeza interna con un asunto universalmente consensuado. ?C¨®mo pedir a la Alemania que fulmin¨® a Ullrich, su ¨²nico ganador de un Tour, que acepte los titubeos ib¨¦ricos? ?Y a la Italia de Basso y Pantani? ?Y a los Estados Unidos de Marion Jones o la Francia de Virenque y el Festina? Puede que Contador, que se defiende en p¨²blico junto a un director confeso de doping (Bjarne Riis), sea v¨ªctima del sistema, cautivo de un reglamento sobre el que haya que debatir y reh¨¦n de unos picogramos sin br¨²jula. O puede que no: se comi¨® la supuesta prueba de su inocencia. Sea como fuera, que los tribunales deportivos juzguen, a espa?oles y franceses. Y que los pol¨ªticos defiendan a carniceros como el de Ir¨²n, legislen cuanto antes una ley antidopaje que se adapte al C¨®digo Mundial y acaten las sentencias. Por ahora, prefieren ser ¡°hooligans¡±. El problema est¨¢ en Espa?a, no en Francia, donde bastante tienen con soportar a Noah en vez de un Nadal.
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