El p¨¢jaro de fuego
La seleccionadora de nataci¨®n sincronizada elogia a Mengual: "Juntas transformamos este deporte"
La nataci¨®n sincronizada espa?ola tal y como la conocemos ahora empez¨® con ella. Y empez¨® en Mosc¨², en el Europeo J¨²nior de 1994. Recuerdo que el d¨ªa de la final viajamos a la piscina solas las dos en el autob¨²s. En plena Perestroika. Sent¨ªamos que ese d¨ªa pod¨ªamos empezar a cambiar la historia. Yo tuve la intuici¨®n de que est¨¢bamos a punto de hacer algo que dejar¨ªa una huella profunda durante mucho tiempo en nuestro deporte. La plata de Gemma en la final del solo fue nuestra primera haza?a. Recuerdo la coreograf¨ªa: El P¨¢jaro de Fuego de Stravinsky.
Mosc¨² fue el gran momento asesino. El tr¨¢nsito desde la irrelevancia a situarnos en un puesto de consideraci¨®n en la competici¨®n internacional. Gemma ten¨ªa 17 a?os. Era una persona normal que disfrutaba con la sincro. Carec¨ªa de rasgos obsesivos. Encajaba todas las dificultades con naturalidad. Era muy adaptable a situaciones inesperadas. Probablemente nunca tuvo la sensaci¨®n de poder llegar a ser una estrella. Simplemente se divert¨ªa. Era una chica bastante t¨ªmida que transformaba dentro del agua. Pod¨ªa tener sus deficiencias t¨¦cnicas pero desde el primer d¨ªa expres¨® su don para emocionar. La gente la ve¨ªa nadar y lloraba. Le bastaba con levantar una pierna o mover una mano para hacer sentir cosas diferentes al p¨²blico. Algunos de sus solos, como el del Mundial de Barcelona de 2003, pon¨ªan los pelos de punta.
Gemma Mengual ha sido mi d¨²o. Es lo que soy. Tener la suerte de crear ese binomio con alguien de sus capacidades te brinda la posibilidad de romper barreras. Juntas nos sincronizamos como equipo, entrenadora y nadadora, hasta que creamos una manera de hacer sincro. Juntas, a trav¨¦s de un largo proceso de ensayo y error, recorrimos un camino a ciegas probando lo que pod¨ªa funcionar y lo que no. Tuvimos que tomar decisiones sobre cosas que no ten¨ªamos ni idea de c¨®mo organizar. Fue un continuo experimentar hasta completar nuestro propio manual de normas de gesti¨®n. Buscamos las palabras, definimos los m¨¦todos, aprendimos de las maestras rusas, o de las americanas, hasta encontrar los l¨ªmites. Un d¨ªa una americana nos dijo: ¡°Esto no es posible hacerlo¡±. Entonces nos preguntamos: ?Pero por qu¨¦ no?
Estudi¨¦ Filolog¨ªa Anglogerm¨¢nica. Para m¨ª, entrenar es una vocaci¨®n, una pasi¨®n, un oficio que tuve que aprender como se aprende a vivir. Hasta conseguir presentarnos en unos Juegos con la certeza de poder ganar un oro, como nos sucedi¨® en Pek¨ªn, vivimos muchas emociones fuertes. Sin Gemma en el origen, sin su car¨¢cter luchador, nada habr¨ªa sido igual.
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