La supervivencia en el ADN

El due?o del club que esta noche visita el Bernab¨¦u no se sentar¨¢ en el palco junto a su hom¨®logo Florentino P¨¦rez. Est¨¢ en paradero desconocido. Dos juntas directivas han dimitido en bloque en los ¨²ltimos meses. Un juez de lo Mercantil ha debido intervenir para imponer una administraci¨®n judicial. Entretanto, los jugadores siguieron sin cobrar los salarios de la temporada pasada mientras el equipo cay¨® en picado hasta posarse en el fondo de la clasificaci¨®n en las jornadas 13? y 14?.

El due?o del club est¨¢ desaparecido, un juez lo ha intervenido, C¨²per se ha ido...

No hay en Primera un banquillo m¨¢s precario que el del Racing. Su ocupante se llama Juan Jos¨¦ Gonz¨¢lez ¡ªcomparte misi¨®n con Fede Casta?os y el excapit¨¢n del equipo, Pablo Pinillos¡ª y nunca antes hab¨ªa dirigido en Primera como primer entrenador. Pero cuando entr¨® al vestidor, antes de enfrentarse al Villarreal en la jornada 15?, su mensaje tuvo la fuerza de las palabras que parecen inevitables. Reuni¨® a los jugadores como quien convoca a unos n¨¢ufragos en una isla desierta y les dijo: ¡°Si despu¨¦s de tantos contratiempos seguimos vivos, ?por qu¨¦ no mejorar?¡±.

Desde entonces el Racing ha disputado nueve partidos: tres victorias, cinco empates y una derrota. No ha vuelto al puesto 20 de la clasificaci¨®n. ¡°Venimos de pasarlo muy mal¡±, dice el t¨¦cnico. ¡°Hace ocho jornadas pele¨¢bamos por no descolgarnos. Ahora es casi un alivio estar peleando por salir de los puestos de descenso. Nos queda la segunda vuelta y vamos a darlo todo¡±.

¡°Intentamos ser rocosos sin el bal¨®n y provocar la peor versi¨®n del rival¡±

Juan Jos¨¦ Gonz¨¢lez

A sus 38 a?os lleg¨® al cargo en medio del torbellino. Forzado por la repentina dimisi¨®n de H¨¦ctor C¨²per, investigado adem¨¢s por su supuesta participaci¨®n en una red ilegal de apuestas, el consejo de administraci¨®n le nombr¨® con car¨¢cter interino. Hasta entonces hab¨ªa ejercido de director deportivo. Se sucedi¨® una junta de accionistas tormentosa, dimisiones, enfrentamientos, y, finalmente, una intervenci¨®n judicial. Ante las carencias presupuestarias, los administradores que impuso el juez resolvieron mantenerle en el puesto. Y con ¨¦l, el Racing acentu¨® su perfil combativo. Desde el pertinaz To?o al omnipresente Pape Diop, pasando por Arana, Munitis, Colsa y el prometedor ?lvaro. ¡°Nosotros¡±, asegura el t¨¦cnico, ¡°no tenemos jugadores que te puedan desequilibrar por s¨ª solos un partido. Nosotros trabajamos sobre la idea del grupo. O nos apoyamos unos a otros o no llegaremos a nada¡±.

¡°Nuestra metodolog¨ªa es la que aprendimos de Marcelino y Juan Ram¨®n Mu?iz¡±, explica; ¡°se basa en el trabajo grupal, en ser rocosos sin bal¨®n, encajar muy pocos goles y provocar que los rivales muestren su peor versi¨®n. A partir de ah¨ª no nos defendemos con el bal¨®n¡±. La descripci¨®n que hace Juan Jos¨¦ de su t¨¢ctica habitual no difiere mucho del programa original de Mourinho. ¡°Tratamos de ser verticales y llegar a la porter¨ªa contraria en pocos toques¡±, dice, ¡°aprovechando la desorganizaci¨®n del contrario. Pero pillar a este Madrid desorganizado ser¨¢ absolutamente complicado. Necesitaremos tener un gran d¨ªa porque el Madrid es un equipo que no necesita los 90 minutos para ganarte un partido. Le sobra con 25 de intensidad f¨ªsica para superarte claramente¡±.

El campeonato ha discurrido por cauces extra?os. No solo para el Racing. Clubes con presupuesto para entrar en competiciones europeas, como el Villarreal, el Getafe y el Sevilla, est¨¢n a solo tres o cuatro puntos de distancia. Respecto a ellos el Racing cuenta con un factor que le favorece. Ha batido su r¨¦cord de permanencia en Primera con 10 temporadas consecutivas y ha incorporado un instinto de supervivencia al ADN. Los rigores de la vida en el l¨ªmite han unido al grupo. Y la comuni¨®n es un poder dif¨ªcil de superar. ¡°Este grupo se caracteriza por haber pasado por situaciones muy dif¨ªciles¡±, observa Juan Jos¨¦. ¡°La uni¨®n es la caracter¨ªstica de nuestro vestuario. Es innata. Y es lo m¨¢s importante¡±.