Juanito, la pesadilla contin¨²a
Una d¨¦cada despu¨¦s del esc¨¢ndalo, el esquiador, recluido en Sudam¨¦rica, a¨²n paga por ello
Johann Muehlegg pas¨® en un santiam¨¦n de h¨¦roe a villano. Hoy justo se cumple ya una d¨¦cada desde la retirada de la medalla de oro que consigui¨® en la carrera de esqu¨ª de fondo de los 50 kil¨®metros masculinos en los Juegos de Salt Lake City (2002). Poco despu¨¦s, le retiraron tambi¨¦n los dos oros que hab¨ªa logrado en las pruebas anteriores de la misma competici¨®n y le suspendieron con dos a?os fuera de las pistas.
Hasta ese momento, y desde que fue inscrito por la federaci¨®n murciana, el esquiador de origen alem¨¢n, nacionalizado espa?ol en 1999, fue considerado el orgullo patrio del deporte nacional. Se le trataba como a un espa?ol de toda la vida. Incluso su nombre de pila germano hab¨ªa pasado a mejor vida: todos le llamaban Juanito. Aquel fat¨ªdico positivo por darbepoetina en la cita ol¨ªmpica de EE UU lo cambi¨® todo. ¡°La confianza me fue retirada. Mi rehabilitaci¨®n social fracas¨®, y por eso me he despedido completamente de lo que rodea al mundo del deporte desde hace mucho tiempo¡±, asegura Muehlegg a trav¨¦s del correo electr¨®nico de su hermano.
Ahora vive tranquilo en Sudam¨¦rica, alejado de los focos y a cargo de una inmobiliaria. A falta de nieve y monta?a para el esqu¨ª, va al mar para practicar kite-surfing. Eso s¨ª, cada navidad regresa a Grainau, un pueblo situado en el coraz¨®n de la cat¨®lica Baviera, para rencontrarse con la que sigue siendo la gran pasi¨®n de su vida: el esqu¨ª de fondo.
El Rey le escribi¨® en alem¨¢n para agradecerle que le enviara su autobiograf¨ªa
Todav¨ªa recela de los periodistas y no quiere dar pistas sobre su paradero exacto. ¡°Las ¨²ltimas cosas que se han dicho sobre m¨ª son aterradoras. Ahora protejo mucho mi vida privada¡±, justifica. De los buenos momentos se queda con la felicitaci¨®n del rey Juan Carlos para agradecerle el libro que Johann le hab¨ªa enviado firmado por su 70? cumplea?os. La misiva del monarca, al que el deportista hab¨ªa visitado en dos ocasiones durante sus d¨ªas de gloria, estaba escrita en alem¨¢n y le emocion¨® sobremanera: ¡°La llevo muy dentro¡±. El ejemplar que mand¨® era una biograf¨ªa, publicada en 2004, con el t¨ªtulo Allein gegen Alle (Solo contra todos), donde el deportista explica que nunca se ¡°hab¨ªa dopado de manera consciente¡±.
Las huellas que dej¨® su descalificaci¨®n son muy profundas. Su madre, Magdalena Muehlegg, todav¨ªa no se ha podido quitar de la cabeza las ¡°m¨¢s de 40.000 amenazas de muerte¡± que recibieron: ¡°Sufrimos much¨ªsimo, porque los medios alemanes y espa?oles le destrozaron. Ha sido el mejor corredor de todos los tiempos porque se entrenaba d¨ªa y noche para ser el mejor, pero de eso nadie se acuerda¡±, lamenta. Un esc¨¢ndalo destruye la gran fiesta, El mayor esc¨¢ndalo de doping ol¨ªmpico desde Ben Johnson, o Farsa fueron algunos de los titulares con los que se encontr¨® la progenitora cuando se descubri¨® el caso.
Hay quienes incluso fueron m¨¢s lejos: ¡°Hab¨ªa dudas, como las hubo siempre que corr¨ªa Muehlegg¡±, se pudo leer en el S¨¹ddeutsche Zeitung. De eso hace ya 10 a?os, pero la pesadilla contin¨²a. Magdalena est¨¢ harta de que los periodistas hablen de su hijo cada vez que sale a luz un nuevo esc¨¢ndalo relacionado con el dopaje: ¡°Cuando se supo lo de Ullrich [exciclista descalificado por su implicaci¨®n en la Operaci¨®n Puerto] se lanzaron otra vez a por Johann¡±.
De m¨ª se dijeron cosas aterradoras. Ahora protejo mucho mi vida privada
Due?a de una casa-hotel en Grainau, tuvo que cambiarse el apellido para que no la relacionaran con Juanito: ¡°El negocio descendi¨®, la gente anulaba sus reservas o colgaba el tel¨¦fono cuando me presentaba como la se?ora Muehlegg. Ahora soy la se?ora Eiban¡±.
El positivo del esquiador no solo salpic¨® a su familia. ¡°Lo que pas¨® nos hizo da?o porque todos nuestros corredores estaban bajo sospecha¡±, recuerda Joan Erola, entrenador del equipo espa?ol durante los Juegos Ol¨ªmpicos de Tur¨ªn (2006) y Vancouver (2010), que en la cita de Salt Lake City estaba a cargo del combinado sub 20. Erola conoci¨® a Muehlegg en el a?o 97 cuando este tramitaba su nacionalizaci¨®n y ya formaba parte del equipo espa?ol, aunque todav¨ªa no pod¨ªa competir a nivel oficial. El ext¨¦cnico se?ala al entorno de Juanito por lo sucedido: ¡°Su c¨ªrculo tuvo una gran influencia sobre ¨¦l porque de pronto se distanci¨® de la Federaci¨®n y dej¨® de entrenarse con nosotros. Decidi¨® prepararse para Salt Lake City con su propio staff de preparadores y equipo m¨¦dico, que nada ten¨ªan que ver con los del equipo nacional¡±. No era la primera vez que Juanito ten¨ªa problemas con la autoridad: le hab¨ªan expulsado del equipo alem¨¢n de esqu¨ª de fondo en 1995 tras acusar a su entrenador de ¡°da?os espirituales¡± contra su persona. El esquiador, exc¨¦ntrico hasta l¨ªmites insospechados, ten¨ªa entre otras costumbres llevar siempre encima agua bendita e ir acompa?ado de una santera portuguesa, Justina Agostino, a la que llamaba die Gnade (la gracia, misericordia) y que viv¨ªa con ¨¦l.
A pesar de sus idas y venidas, Muehlegg dej¨® al menos huella entre sus compa?eros de equipo. ¡°Era un superprofesional con una disciplina f¨¦rrea a la hora de entrenarse, pero muy accesible con todos. No era nada arrogante y se esforzaba mucho por hablar bien espa?ol¡±, admite Erola.
En su ¨²ltima aparici¨®n televisiva en Espa?a, en el programa Salvados de la Sexta, hace tres a?os, Juanito reconoc¨ªa que se dop¨® en Salt Lake City con un t¨ªmido ¡°s¨ª¡±, precedido de un sutil, pero revelador ¡°igual que los otros¡±.
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