El resorte emocional
A veces, los indicadores an¨ªmicos se reflejan mejor en las reacciones posteriores a un partido, o a un gol
Desde hace mucho tiempo, nadie duda en el mundo del deporte de que las complejas relaciones entre las condiciones f¨ªsicas, t¨¦cnicas y cognitivas que determinan el nivel de rendimiento de un deportista se ven constantemente alteradas por los estados emocionales y motivacionales que tiene en relaci¨®n con la competencia. Estos factores no solo suelen ser m¨¢s impredecibles y cambiantes que el resto, sino que, adem¨¢s, var¨ªan de acuerdo con cada individuo.
En un reciente art¨ªculo publicado en el Financial Times, John Carlin hace un an¨¢lisis de las posibles causas que podr¨ªan llevar a un deportista, en este caso Fernando Torres, a vivir un periodo de bajo estado de forma. Concluye que la ansiedad y la confianza son los factores clave, pero, a la vez, observa que estos elementos, en dosis similares, se conjugan de manera distinta seg¨²n la personalidad de cada quien.
Los niveles de ansiedad previos a la competencia, por ejemplo, pueden variar tanto como sus consecuencias. Aunque suene contradictorio, hay quienes se sienten en un estado ideal para competir cuando experimentan niveles de ansiedad altos y, al mismo tiempo, incluso debido a la presencia de esos altos niveles de ansiedad, se sienten m¨¢s relajados y seguros de s¨ª mismos. A otros un nivel elevado de ansiedad previo o en el transcurso de la competencia los bloquea o los acelera demasiado. El otro extremo es, quiz¨¢, m¨¢s delicado. Estar excesivamente relajado o confiado los d¨ªas previos a la competici¨®n puede ser un arma de doble filo. Si la distancia entre relajaci¨®n y desinter¨¦s es demasiado corta, una vez iniciada la competici¨®n, pueden resultar dif¨ªciles de distinguir.
La ansiedad y la confianza son claves, pero se conjugan distinto seg¨²n cada cual
Esta relaci¨®n entre componentes f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sociales se torna mucho m¨¢s compleja cuando lo que se intenta observar y preparar no es el estado de forma general de un deportista o entender c¨®mo le afecta su estado emocional en una actuaci¨®n puntual, sino el de un equipo de f¨²tbol. All¨ª donde convergen los estados de ¨¢nimo de 30 jugadores, el de sus entrenadores, sus dirigentes e incluso sus aficionados. La potencialidad del grupo depende tanto de la calidad t¨¦cnica de sus integrantes como de sus habilidades colectivas: su capacidad de unirse en la b¨²squeda de un fin com¨²n. La cohesi¨®n y la elasticidad que demuestra el grupo en esa b¨²squeda, c¨®mo se entienden y comunican sus miembros, c¨®mo toman ventaja de las diferencias existentes entre ellos m¨¢s que excusarse en esas diferencias para distanciarse; en definitiva, c¨®mo trabaja en conjunto el grupo es el mejor indicador de su estado emocional y un factor clave de sus probabilidades de ¨¦xito. En el desempe?o emocional de los equipos tambi¨¦n se destaca la importancia del l¨ªder, esos que tiran del grupo en los momentos delicados porque poseen un talento especial y son capaces de modificar el curso de un partido con su genio o porque contagian positivamente con su personalidad. De la misma forma, un liderazgo triste, enojoso y conflictivo puede arruinar la moral de todo un equipo.
Para el entrenador de f¨²tbol, la manera de gestionar los estados emocionales de un equipo debe de ser uno de los m¨¢s complejos desaf¨ªos. Un m¨¦todo demasiado enfocado en la motivaci¨®n, por ejemplo, puede resultar una inconsciente subestimaci¨®n de la preparaci¨®n de las capacidades t¨¦cnicas o t¨¢cticas. Si bien las emociones son una parte fundamental para competir en el f¨²tbol, los partidos, en general, se ganan por el nivel de ejecuci¨®n y no por el nivel de emoci¨®n de un equipo. Adem¨¢s, no todo puede entrenarse. Los resultados afectan continuamente la confianza de un grupo, pero tanto la victoria como la derrota pueden tener, ambas, consecuencias positivas y negativas. Hay grupos que se hacen fuertes y otros que sucumben ante la adversidad. De la misma forma, el ¨¦xito puede llenar de confianza a un equipo o puede sumirle en un estado de complacencia que disminuya el estado de tensi¨®n competitiva y genere una relajaci¨®n excesiva.
Esta consistencia emocional puede demorar a Guardiola en su renovaci¨®n
A veces, los indicadores an¨ªmicos se reflejan mejor en las reacciones posteriores a un partido, o a un gol, que en el desarrollo del partido en s¨ª. Una manera de celebrar tambi¨¦n puede ser un s¨ªntoma: la forma en que los futbolistas del Athletic festejaron su paso a los octavos de final de la Liga Europa excedi¨® el mero brindis por la victoria. En ella se percibi¨® una uni¨®n y un compromiso que los jugadores ten¨ªan desde mucho antes de que empezara el encuentro.
Detectar, desde fuera, cu¨¢l es el estado emocional de un equipo es m¨¢s f¨¢cil cuanto m¨¢s alto sea su nivel general. En el caso del Barcelona, tras varios a?os de ¨¦xitos, es dif¨ªcil no pensar que el nivel de ansiedad previo a algunos partidos de la Liga, sobre todo aquellos que se juegan fuera de casa y despu¨¦s de alg¨²n compromiso importante, haya bajado demasiado. Cuando el ¨¦xito se convierte en rutina, el nivel de concentraci¨®n previo a la competici¨®n disminuye y se puede tener la impresi¨®n de estar siempre preparado para competir. Esto tambi¨¦n explica por qu¨¦ el Barcelona se vuelve a mostrar r¨¢pidamente en un alto nivel de tensi¨®n y concentraci¨®n en aquellos partidos que, por su importancia, no precisan un trabajo de motivaci¨®n previo. En el caso del Madrid, con la energ¨ªa puesta en recuperar la corona, se percibe un nivel de concentraci¨®n y de tensi¨®n uniforme, juegue donde juegue, con la excepci¨®n, quiz¨¢, de algunos cl¨¢sicos, en los que el nivel de ansiedad del Madrid se dispar¨® por encima de lo conveniente. De hecho, la diferencia de puntos entre ambos equipos se debe m¨¢s a la extraordinaria consistencia emocional y futbol¨ªstica del Madrid que a los puntos perdidos por el Barcelona.
Esta consistencia emocional parece ser, adem¨¢s, el elemento que demora a Guardiola en la decisi¨®n sobre la renovaci¨®n de su contrato: ¡°Esto es muy exigente y he de estar muy convencido. Para renovar he de sentirlo¡±. Consciente de que, en un nivel futbol¨ªstico similar, es el estado an¨ªmico el que hace la diferencia, Guardiola, precavido, hace bien en medir las energ¨ªas propias y ajenas antes de decidir sobre su futuro.
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