Hurac¨¢n Messi
La Pulga revienta al Bayer Leverkusen y se convierte en el primer jugador en la historia de la competici¨®n en marcar cinco goles
A Messi habr¨¢ que agradecerle eternamente que quiera jugar siempre, que no distinga entre partidos amistosos u oficiales, f¨¢ciles o dif¨ªciles, importantes o banales, y no acepte ser sustituido ni con el encuentro resuelto, est¨¦ o no en forma, haga fr¨ªo o calor, sea en casa o fuera, igual da que se juegue en mi¨¦rcoles que en s¨¢bado. No hay tr¨¢mites para La Pulga, y menos en la Champions, competici¨®n en la que ya suma 12 goles en siete jornadas, despu¨¦s de los cinco ante el Bayer, un registro in¨¦dito en la historia del torneo. Nadie se exige m¨¢s que el propio Messi, que convierte cada actuaci¨®n en un espect¨¢culo y como tal asume que se le reproche las funciones sin brillo. Messi crucific¨® a Leno en una noche espl¨¦ndida, por bien planteada y excelentemente rematada por Tello. Al Bar?a ya solo le falta que marque Pedro.
BAR?A, 7 - B. LEVERKUSEN, 1
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Mascherano, Adriano (Muniesa, m. 63); Xavi (Keita, m. 53), Busquets, Iniesta (Tello, m. 53); Pedro, Messi y Cesc. No utilizados: Pinto; Bartra, Sergi Roberto y Cuenca.
Bayer Leverkusen: Leno; Castro, Schwabb, Omer Toprak, Kadlec; Renato Augusto (Oczipka, m. 66), Reinartz, Bender (Schrrle, m. 55), Rolfes; Kiessling y Derdiyok (Bellarabi, m. 55). No utllizados: Giefer; Manuel Friedrich, Ortega y Zenga.
Goles: 1-0. M. 26. Messi. 2-0. M. 43. Messi. 3-0. M. 50. Messi. 4-0. M. 55. Tello. 5-0. M. 57. Messi. 6-0. M. 62. Tello. 7-0. M. 85. Messi. 7-1. M. 90. Bellabi.
?rbitro: Svein Oddvar (Noruega). Mostr¨® la tarjeta amarilla a Rolfes y Castro.
Camp Nou: 75.632 espectadores.
Los dos entrenadores ayudaron con sus alineaciones a que el partido de vuelta tuviera el mismo inter¨¦s que el de ida, aparentemente definitivo para la suerte de la eliminatoria despu¨¦s de la victoria azulgrana por 1-3 en el Bayer Arena. Guardiola dispuso la mejor formaci¨®n posible, sobre todo por la presencia de los jugadores m¨¢s peloteros en la medular, como si no se fiara del Leverkusen, y replic¨® Dutt con un plantel muy atrevido y jovial, tan desafiante como temerario, m¨¢s que nada por la poca experiencia internacional de sus futbolistas. La presencia de dos arietes como Derdiyok y Kiessling agrand¨® la fiereza que siempre se supone a los equipos alemanes, normalmente, f¨ªsicos e intimidadores, expertos en las jugadas de estrategia. La estampa fue tan bonita como agradecida para el Barcelona.
Al Bayer le conven¨ªa un partido muy diferente al del Bar?a. Aspiraban los azulgrana a un juego paciente y tranquilo, de mucho toque y control, nada revolucionado. Arranc¨® incluso un punto fr¨ªo, nada intenso, poco profundo. No es que tuviera miedo o se sintiera intimidado, ni siquiera que especulara con el juego y el marcador, sino que procur¨® atraer hacia su ¨¢rea a los chicos de Dutt. Quer¨ªa edificar su victoria a partir de un riesgo innecesario si se quiere, generado por sus propios jugadores, irresponsable al juicio de los t¨¦cnicos convencionales, genuinamente azulgrana. Admirada y sorprendida, la hinchada alemana se preguntaba por qu¨¦ se complicaba la vida el Barcelona y favorec¨ªa las opciones del Bayer, que no necesitaba elaborar el juego para acariciar la posibilidad del gol.
Nadie se exige m¨¢s que el propio Messi, que convierte cada actuaci¨®n en un espect¨¢culo y como tal asume que se le reproche las funciones sin brillo
Alves lleg¨® a atravesar la porter¨ªa de Vald¨¦s de punta a punta, paralelo a la l¨ªnea de gol, a un palmo de la raya, como un funambulista, rodeado de soldados alemanes a los que regateaba con la mirada. Acto seguido, repet¨ªa Piqu¨¦, que triangulaba con el meta y Mascherano para tirar la l¨ªnea de pase camino de Leno. Por deseo expreso del anfitri¨®n, como si quisiera dar emoci¨®n a una ronda sentenciada, el partido se jugaba en el ¨¢rea del Barcelona. Y en cancha local nacieron las mejores jugadas barcelonistas. Los alemanes entraron al trapo como noveles: apretaron la salida del cuero azulgrana, se arrimaron en exceso y facilitaron las vertiginosas transiciones del Bar?a. Nadie maneja mejor las l¨ªneas de pase y las asistencias que Piqu¨¦, Xavi e Iniesta. La pelota lleg¨® siempre masticada a pies del genial Messi.
No hay quien defina mejor el juego que La Pulga. A un pase delicioso de Xavi respondi¨® con un control y un pique de bal¨®n que dej¨® petrificado al portero del Bayer. Kadlec no supo achicar y Messi qued¨® frente a Leno. La jugada era gol o gol a pies de Leo. El remate de cuchara no fue especialmente bello sino que incluso pareci¨® que mord¨ªa la pelota. El meta, sin embargo, se par¨®, como si fuera de cart¨®n, y salud¨® sin m¨¢s la jugada. Un rato despu¨¦s, repiti¨® Messi en una nueva combinaci¨®n r¨¢pida y precisa, culminada con el pase de Iniesta y el tiro de Messi. El argentino tom¨® el cuero, serpente¨® por la l¨ªnea del ¨¢rea grande para armar su remate y, despu¨¦s de cuatro toques, encontr¨® el agujero para cruzar a la derecha de Leno, quieto de nuevo, incapaz de reaccionar, erguido como un palo.
El delantero lleva ya 48 goles este curso. Y no parar¨¢ hasta atrapar a C¨¦sar
Igual de paralizado se qued¨® con el 0-3, tambi¨¦n de Messi, naturalmente, que se super¨® en la definici¨®n. Ahora control¨® el cuero servido por Cesc con la zurda y defini¨® magistralmente con la diestra. La acci¨®n ten¨ªa una especial dificultad por la marca que le encimaba y la manera en que le lleg¨® el bal¨®n, a pie cambiado, mal puesto. La ejecuci¨®n fue, por tanto, especialmente bella. El globo fue tan perfecto como cruel para el portero, que no daba pie con bola, desbordado como su equipo. Messi no tuvo piedad con Leno, que temblaba como un flan. Fall¨® reiteradamente y La Pulga no le perdon¨® el cuarto, despu¨¦s de un mal blocaje, ni el quinto, imposible para cualquiera, porque ajust¨® mucho el tiro.
A Messi ya le daba igual jugar con Iniesta y Xavi que con Cuenca y Tello. Embalado y a gusto, se dio un atrac¨®n para suerte del p¨²blico y del telespectador. Aplaud¨ªa hasta el Bayer Leverkusen, que dej¨® el gol del honor como recuerdo, despu¨¦s de una actuaci¨®n especialmente generosa. Nunca fue rival para el Bar?a, y menos para Messi, que ya cuenta 48 goles esta temporada, ni incluso para Tello, que los mete a pares, tanto da en la Copa como en la Champions. Jugaron los azulgrana un partido completo, en la dificultad y con el viento a favor, como si tuvieran que remontar el partido m¨¢s dif¨ªcil y no gobernar el m¨¢s f¨¢cil. Ocurre que Messi no tiene metas y le dio por repetir la gesta de Lerby en 1979-80. Ahora, con 228 goles, no parar¨¢ hasta atrapar a C¨¦sar (235). Y el Bar?a bien que lo celebra, sobre todo en Europa.
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