Muere Estanislau Basora, el extremo que se las pon¨ªa a C¨¦sar y Kubala
El exdelantero del Bar?a fue bautizado como el ¡°Monstruo de Colombes¡±
A Estanislau Basora se le requer¨ªa a menudo desde las redacciones de los diarios y radios de Barcelona. Atend¨ªa con amabilidad y lucidez a los periodistas, ¨¢vidos por saber cosas de Kubala y m¨¢s recientemente de C¨¦sar, al que Messi est¨¢ a punto de atrapar como m¨¢ximo goleador de la historia del Barcelona. La mayor¨ªa de las mejores historias, y tambi¨¦n de las necr¨®l¨®gicas de los delanteros del equipo de Les Cinc Copes, se han escrito a partir del relato de Basora. Ayudaba a contextualizar, invitaba a recordar, aportaba datos relevantes y su generosidad con los dem¨¢s era tan extrema que a veces hab¨ªa que insistir para que hablara de su figura.
?ltimamente se le preguntaba mucho por los extremos, una especie en extinci¨®n, hasta la llegada de Guardiola al Camp Nou. La irrupci¨®n de jugadores como Pedro, Cuenca o Tello invitaba a coger el tel¨¦fono, llamar a Las Palmas y pedir la opini¨®n de Basora. Hasta hace unos d¨ªas en que se supo que ingres¨® en el hospital universitario Doctor Negr¨ªn de Gran Canaria despu¨¦s de sufrir un infarto. Aunque abandon¨® la cl¨ªnica de su ciudad de residencia y se le supon¨ªa repuesto en casa, ayer muri¨® a los 85 a?os. Imposible a partir de ahora saber de la suerte de los mejores extremos sin el referente por excelencia.
Jordi Finestres, el autor de una biograf¨ªa sobre Basora, le lleg¨® a definir como "el mite de les Cinc Copes" por su carisma, honestidad y bondad. Los remates de Kubala y los testarazos del Pelucas C¨¦sar casi siempre estaban precedidos del centro templado de Basora. Menudo y h¨¢bil, regateaba muy bien, desbordaba mejor y pon¨ªa la pelota en las ¨¢reas para la llegada del delantero centro y los interiores. Valiente y profundo, era capaz incluso de marcar tres goles en doce minutos, como ocurri¨® en el partido Francia-Espa?a (1-5). Una actuaci¨®n tan memorable le vali¨® ser conocido desde entonces como el Monstruo de Colombes, escenario del amistoso. Y en el Mundial de Brasil 50 comparti¨® con Zarra, Chico y Chiggia el tercer puesto de los artilleros con cuatro tantos.
Jug¨® 23 partidos con la selecci¨®n y meti¨® 13 goles desde su debut, el 12 de junio de 1941, en Dublin, pocos d¨ªas antes de que su padre, director general de la empresa Tolr¨¤, fuera asesinado en su despacho por un desconocido que le descerraj¨® dos tiros con una escopeta de caza sin ning¨²n motivo aparente.
Basora le hab¨ªa ganado el sitio al valencianista Epi, el extremo titular indiscutible de la selecci¨®n hasta entonces, y sus actuaciones empezaron a ser conocidas en todo el mundo. No solo era un excelente extremo diestro sino que se distingu¨ªa por su calidad humana, saber estar y sencillez. Fue sobre todo un futbolista de equipo, uno de los m¨¢s significativos de la magia delantera de los a?os cincuenta que cant¨® Joan Manuel Serrat en Temps era temps, la de Basora, C¨¦sar, Kubala, Moreno y Manch¨®n. Los t¨ªtulos atestiguan una carrera brillante en el Barcelona desde 1946: cuatro Ligas, cuatro Copas de Espa?a, dos Copas Eva Duarte, una Copa de Ferias y dos Copa Latina, la precursora de la Copa de Europa.
No solo era un excelente extremo diestro sino que se distingu¨ªa por su calidad humana, saber estar y sencillez
Nacido el 18 de noviembre de 1926 en la Col¨°nia Valls (Barcelona), jugador del S¨²ria y el Manresa, Basora rechaz¨® una oferta del Espanyol antes de fichar por el Bar?a, club con el que disput¨® 373 partidos (1946-58) y marc¨® 153 goles. Jam¨¢s discuti¨® la autoridad del entrenador, e incluso cuando en tiempos de Puppo y Platko fue relegado a la suplencia acept¨® sin rechistar una cesi¨®n al Lleida. Los viejos aficionados del Bar?a recuerdan incluso que uno de sus mejores partidos fue el de su despedida, el 22 de junio de 1958, contra el Athletic, en una semifinal de Copa que clasific¨® a los vascos pese a los dos tantos de Basora.
"Jam¨¢s me imagin¨¦ que triunfar¨ªa en el f¨²tbol", aseguraba Basora, que ten¨ªa como ¨ªdolo a Zabalo. Le gustaba jugar en la calle, a los siete a?os ya se alineaba contra los chicos de 14 y, como ocurre con los mejores, tambi¨¦n le falsificaron la ficha para que pudiera alinearse con el Manresa. Una oferta del Barcelona, despu¨¦s que Pepe Samitier le hubiera puesto el ojo, le hizo cambiar de idea despu¨¦s que su padre hubiera insistido en que ten¨ªa que primar los estudios. "Todav¨ªa recuerdo como me temblaban las piernas el d¨ªa de mi debut en Les Corts", el 8 de septimebre de 1946 contra la Real Sociedad, confesaba en el libro de Finestres. Basora aseguraba precisamente que siempre encontr¨® a faltar en el Camp Nou "la sensaci¨®n de familiaridad que ten¨ªamos en Les Corts", donde su quiebro romp¨ªa la cintura de todos los laterales, por m¨¢s le?a que recibiera y aguantara, siempre respetuoso y caballeroso pocas veces descentrado.
Aseguraba que le result¨® muy f¨¢cil jugar al f¨²tbol con los compa?eros que le hab¨ªa tocado en suerte, especialmente sus compa?eros de delantera. C¨¦sar, por ejemplo, le ten¨ªa robado el coraz¨®n: "Es el mejor rematador de cabeza que he visto nunca", recordaba hace poco cuando se le preguntaba por El Pelucas. "C¨¦sar es el jugador que mejor rendimiento ha dado al Barcelona en toda su historia. Ten¨ªamos una gran amistad y nos quer¨ªamos mucho". "Los saques de esquina que tiraba Basora cuando Enrique Fern¨¢ndez era entrenador siempre iban a la cabeza de C¨¦sar. Nos dieron muchos puntos. Eran medio gol", subraya otro hist¨®rico como el zaguero Gustavo Biosca.
A Basora le gustaba especialmente por entonces jugar al ajedrez, completar crucigramas y era un buen lector, sobre todo de novelas de aventuras, preferentemente de Agatha Christie, Cecil Robert y Simenon. No s¨®lo le interaba el f¨²tbol sino tambi¨¦n la cultura. Basora fue uno de los portadores del f¨¦retro de Josep Maria de Sagarra.
La leyenda asegura, como suele ocurrir en estos casos, que el Bar?a recibi¨® una oferta del Madrid por Basora. El jugador asegur¨® que nunca tuvo constancia de la propuesta. Basora fue feliz poniendo centros para C¨¦sar y asistiendo a Kubala despu¨¦s de quebrar a su marcador. Aunque diestro, sab¨ªa utilizar las dos piernas y proteg¨ªa espectacularmente el bal¨®n con su cuerpo y brazos. Alg¨²n compa?ero le lleg¨® a llamar la "urraca". Pocos jugadores han dignificado mejor la figura del 7.?
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