Mickeal pone el turbo

Pete Mickeal llevaba tiempo jugando despu¨¦s de haberse pasado meses convaleciente de una enfermedad pulmonar. Pero, por una raz¨®n u otra, el gran Mickeal, el que causaba estragos en los rivales, no se hab¨ªa vuelto a ver. Hasta ayer. Resurgi¨® contra el Unics Kaz¨¢n y le fue de perilla al Barcelona Regal, que domin¨® el partido, pero tambi¨¦n sud¨® tinta en un momento crucial en el que el equipo ruso, ya en el ¨²ltimo cuarto, logr¨® colapsar el ataque azulgrana y se situ¨®, amenazante, a tres puntos (62-59).

El Unics se ve en el baloncesto europeo como uno de esos conjuntos pl¨²mbeos, enga?osos, f¨¦rreos, especialmente inc¨®modos. No cuenta con nombres rutilantes, procede de una remota ciudad t¨¢rtara y es la primera vez que se cuela en la Euroliga. Pero no es f¨¢cil hincar el diente a la cuadrilla conducida por Samoylenko, asentada en el interior de la zona por el fortach¨®n australiano Jawai -una especie de Schortsanitis- y el bielorruso Vereemenko y alimentada por la solvencia de cinco buenos jugadores estadounidenses. Sus resultados hablan por s¨ª mismos y le han situado en una posici¨®n de privilegio, entre los ocho mejores de Europa, tras haber ganado en plazas fuertes como Estambul, Siena, Liubliana o Atenas. Gracias, en buena medida, a su defensa, la segunda mejor de toda la competici¨®n.

Con esas premisas, el Bar?a sab¨ªa que era esencial poner el turbo a su juego. Lo consigui¨® en varias fases. Lorbek, Mickeal, Marcelinho al principio y Navarro, pese a sus problemas en los triples, consiguieron hacer de las suyas. El Bar?a, con determinaci¨®n y acierto en el rebote, rapidez y precisi¨®n en el pase, variedad en el ataque y buena lectura de la defensa, logr¨® poner tierra de por medio (45-33 en el descanso).

Mantuvo el Bar?a un ritmo sostenido, con buenos porcentajes de acierto en el tiro y la agresividad defensiva indispensable para limitar el poderoso juego interior del adversario y, al mismo tiempo, restar efectividad a sus jugadores exteriores.

Todo se desvaneci¨® como por arte de magia cuando los norteamericanos del Unics entraron en ignici¨®n, a base de triples varias veces, y el Bar?a se difumin¨® en el ataque. Mucho tuvo que ver en ello la escasa aportaci¨®n de los hombres del banquillo, que coincidieron en la cancha en los peores momentos.

Xavi Pascual tuvo que devolver a la pista a Navarro, Ndong y Lorbek y fueron ellos, empezando por un triple providencial de Navarro, que hab¨ªa fallado los cinco intentados, los que sentenciaron. El segundo partido, ma?ana, de nuevo en el Palau.