El colista toma Mestalla

El f¨²tbol aguarda una sorpresa en cada esquina. Algunas desagradables incluso para un t¨¦cnico tan optimista como Emery. El d¨ªa en que el t¨¦cnico vasco apost¨® por un equipo completamente volcado al ataque, empe?ado en darle una alegr¨ªa al cuerpo de Mestalla, vio c¨®mo el Valencia se estrellaba una y otra vez contra un Zaragoza resistente, que jug¨® con 10 casi todo el encuentro y con nueve en los ¨²ltimos minutos. Resisti¨® el conjunto de Jim¨¦nez, se defendi¨® con el alma y encendi¨® una peque?a vela de esperanza para su continuidad en Primera. El Valencia fall¨® todo tipo de remates, desde todas las zonas del ¨¢rea, en una noche especialmente aciaga en los remates de Aduriz, Jonas y Rami.

Aduriz fall¨® tres goles cantados en tres acciones por el extremo derecho de Barrag¨¢n, un lateral volcado al ataque, decidido a que anotara el delantero vasco. Crecido por la exhibici¨®n del domingo pasado en La Catedral, Emery tir¨® la casa por la ventana en la alineaci¨®n, con dos delanteros (Aduriz y Soldado), un media punta (Jonas) y un mediocentro para afinar las transiciones (Parejo). A partir de los pases interiores de Parejo y las entradas por las bandas de Barrag¨¢n y Mathieu, el Valencia jug¨® a placer la primera media hora, favorecido por el gol de Pablo Hern¨¢ndez y tambi¨¦n por la expulsi¨®n de Pablo ?lvarez (m.20). El Zaragoza era un manojo de nervios y Jim¨¦nez lo protestaba todo desde la banda. En ocasiones, con raz¨®n. En el gol de Pablo, Aduriz estaba en fuera de juego posicional, tap¨¢ndole la visi¨®n de la pelota en el tiro de Pablo a Roberto, que ni se movi¨®. La placidez no casa con el cuadro de Emery, proclive a complicarse la vida en cuanto puede. Esta vez de la mano de Dealbert, que agarr¨® lev¨ªsimamente a Aranda mientras este trataba de cabecear un centro desde la izquierda de Juan Carlos. Ante la sorpresa general, el ¨¢rbitro pit¨® penalti. Lo resolvi¨® Apo?o para el Zaragoza, mucho m¨¢s convencido ahora de sus posibilidades. Tras la expulsi¨®n, Jim¨¦nez hab¨ªa recompuesto el equipo retrasando a Pinter al centro de la defensa y abriendo a Lanzaro al lateral derecho.

A favor del conjunto de Jim¨¦nez corr¨ªan la inestabilidad emocional de Mestalla, tan dada a pasar del cero al infinito. El paseo en barca valencianista de la primera media hora dej¨® paso a otra cosa, un cuarto final del primer periodo lleno de faltas e imprecisiones. Hubo un codazo de Soldado a Paredes merecedor de m¨¢s pena que la simple tarjeta amarilla. Eso s¨ª, Barrag¨¢n sigui¨® llegando hasta la l¨ªnea de fondo y centrando para que Aduriz volviera a fallar una vez m¨¢s.

Llena de pa?uelos la grada,

Jim¨¦nez no parec¨ªa confiar en ganar el partido puesto que retir¨® a Juan Carlos de favor de Zuculini al arrancar la segunda parte. Ante esa supuesta claudicaci¨®n, el Valencia redobl¨® su ataque, atacando con seis y chocando contra el muro de Jim¨¦nez, sustentando especialmente por un Roberto imperial.

Seg¨²n los c¨¢nones ante un rival con 10, el Valencia abri¨® el campo y percuti¨® tambi¨¦n con la incorporaci¨®n de Jordi Alba en sustituci¨®n de Mathieu. Llegado el bal¨®n al centro del ¨¢rea, sin embargo, la dilapidaban los rematadores, una y otra vez. Jonas tom¨® el relevo de Aduriz en el desatino de los disparos a gol. Ramis err¨® en dos cabezazos a bocajarro. Jim¨¦nez dej¨® solo en punta a Lafita tras sacrificar tambi¨¦n a Aranda por otro defensor, Obradovic. A medida que Jim¨¦nez echaba su equipo atr¨¢s, Emery lo enviaba adelante, lo que acab¨® convirti¨¦ndose en una trampa para los de Mestalla. Desesperado, Emery retir¨® a Albelda para que Feghouli tambi¨¦n se uniera al abordaje. Sin mediocentro defensivo, todos al ataque. El Zaragoza comenz¨® a sufrir el desgaste de jugar tanto tiempo con 10, perdiendo a Abraham por lesi¨®n.

Pero un error de Dealbert dio un giro inesperado al encuentro. Lafita hizo acopio del bal¨®n, esper¨® la llegada de Apo?o y este, con Dealbert reculando, solt¨® un zurdazo impecable a gol desde la frontal. Dos errores del central valenciano, el primero en ese penalti tan minimalista, y el segundo el mal control que abri¨® las puertas de cielo para el Zaragoza. Mestalla se llen¨® de pa?uelos mientras los jugadores del Zaragoza lo celebraron como lo que era: una heroicidad.