Guardiola y el fen¨®meno Messi
A diferencia de sus antecesores, el t¨¦cnico del Bar?a acerc¨® a su figura al ¨¢rea en lugar de alejarle
La historia del Bar?a est¨¢ salpicada de excelentes delanteros que acabaron jugando como falsos extremos. A Cruyff siempre se le reproch¨® que, siendo jugador, viviera de rentas del 0-5 y prefiriera sacar de banda a forzar libres directos. Lineker acept¨® de mala gana que el propio Cruyff, entonces ya como entrenador, le pusiera el 7 como camisa de fuerza para que de 9 jugara Julio Salinas. El d¨ªa que Van Gaal se enfad¨® de veras y areng¨® a la prensa con el ya famoso ¡°t¨² eres muy malo¡± fue porque le preguntaron por la negativa de Rivaldo a jugar como si fuera un 11 y no un 10. Y es sabido que el equipo de Rijkaard comenz¨® a carburar cuando Davids entr¨® como tercer centrocampista y desplaz¨® a Ronaldinho al margen izquierdo del Camp Nou.
La excepci¨®n ha sido Messi, que ha hecho el camino a la inversa: pas¨® de la banda derecha al centro del ataque del Barcelona por decisi¨®n de Guardiola. El t¨¦cnico azulgrana, sin embargo, le limpi¨® previamente el camino cuando prescindi¨® de Eto¡¯o e Ibrahimovic. La intervenci¨®n de Guardiola respecto a La Pulga fue tan determinante como lo hab¨ªa sido la de Ronaldinho para el Bar?a. La alegr¨ªa del Gaucho sac¨® al club del confesionario en el que lo hab¨ªa metido Gaspart. Messi, en las mismas condiciones, habr¨ªa sido v¨ªctima seguramente de una contagiosa tristeza, de manera que fue una suerte para el barcelonismo que el reinado del brasile?o llegara antes que la explosi¨®n del argentino. El ¨¦xito de La Pulga se edific¨® en parte a partir de Ronaldinho y sobre todo de Guardiola.
El argentino ha sido el mejor int¨¦rprete de la cultura de juego del club azulgrana
El entrenador gener¨® las mejores condiciones para la expresividad de Messi y se gan¨® su confianza desde que le permiti¨® competir en los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn 2008. ¡°Conmigo marcar¨¢s tres o cuatro goles cada partido¡±, recuerda el jugador que le confes¨® Guardiola nada m¨¢s llegar al Camp Nou. Messi ha respondido al reto del t¨¦cnico porque es el n¨²mero uno a nivel individual y porque entiende como nadie el juego colectivo del que pasa por ser el mejor equipo del mundo. A diferencia de los extranjeros fichados como estrellas por el Bar?a, la Pulga se ha criado en la Masia, inmerso en la cultura de juego del club. No ha sido un espectador sino su int¨¦rprete por excelencia, as¨ª que participa del solfeo de Xavi e Iniesta para rematar como un excepcional solista.
Para el barcelonismo fue una suerte que el ¨¦xito de Ronaldinho precediera al de la Pulga
Messi sabe que cada demarcaci¨®n tiene su c¨®digo, que no es lo mismo actuar de interior que de extremo, por dentro o por fuera, que a veces se impone tocar de primera y en otras conviene tirar una pared, cuando no regatear. Normalmente, siempre hace lo que demanda la jugada. No es populista ni se adorna, y su ego¨ªsmo es bien ententido por sus compa?eros. La cantera le tiene como uno de los suyos y el mejor de todos y, por tanto, le consiente que jam¨¢s sea sustituido, juegue todos los partidos y tenga m¨¢s vacaciones que ninguno. ¡°Representa la nueva forma de liderazgo: sencillo, cre¨ªble, de pensamiento estrat¨¦gico y con la capacidad de inspirar y tirar del grupo¡±, concluye Luis Conde, presidente la firma de cazatalentos Seeliger y Conde.
Humilde y genial, incluso la historia ha sido respetuosa con su r¨¦cord goleador. La marca de Messi ha llegado despu¨¦s que falleciera el ¨²ltimo de los seis delanteros del famoso equipo de Les Cinc Copes: Basora, C¨¦sar, Kubala, Moreno y Manch¨®n, y Vila. No se sabe cual es su pr¨®ximo reto porque a sus 24 a?os, precoz como ha sido hasta ahora, se supone que no tiene l¨ªmites. Se sab¨ªa que era el mejor 10, pero se desconoc¨ªa que pod¨ªa marcar tantos o m¨¢s goles que el mejor artillero en la historia del club, como ha escrito Miguel Rico. El suyo es un repertorio tan variado como personal: alguna de sus jugadas evocan a Romario, otras a Maradona, tambi¨¦n las hay parecidas a Ronaldinho o Ronaldo. Pero, a¨²n siendo parecidas, todas llevan su trazo inconfundible.
Ahora mismo es imposible calcular el impacto del fen¨®meno Messi.
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