Pandiani hace justicia ante un gris Betis

Hasta Coutinho, un oasis ante tanto juego plano, pareci¨® aburrirse. Y eso que fue el ¨²nico futbolista capaz de alterar el guion monocorde de un partido algo insulso, dominado por el Espanyol, que mereci¨® m¨¢s, incluso el triunfo, pero que se encontr¨® con un zarpazo del Betis, inesperado, que llev¨® el sello del jugador que decide el destino de los andaluces, Rub¨¦n Castro. El cuadro de Mel, inexperto, hecho un flan, cedi¨® el empate en una jugada en el descuento, cuando Pandiani coloc¨® la pelota en la escuadra despu¨¦s de dos errores garrafales de Pozuelo y de Nelson. Fue lo m¨¢s justo, sin duda, pues el Espanyol fue m¨¢s equipo y una derrota hubiera sido demasiado castigo a su atrevimiento y buen juego, un sello que le hace mirar a Europa.

El Betis, discreto, poco tenso, decidi¨® que la visita del Espanyol no era una ocasi¨®n lo suficientemente golosa como para exhibirse. En el desarrollo de la Liga, los de Mel escogen sus apariciones, casi siempre descollantes ante Madrid y Barcelona y mucho menos brillantes frente a equipos como el Espanyol, con la entidad suficiente para plantarse en Sevilla y quitarle el bal¨®n a un equipo andaluz que sin ¨¦l se vulgariza de forma preocupante.

Pochettino, consciente de lo complicado que es competir dos veces por semana para equipos como el suyo, refresc¨® su once y Mel, mientras, propuso una cosa y le sali¨® otra. El Betis, casi siempre valiente, se meti¨® atr¨¢s, y el Espanyol domin¨® siempre, aunque sin ese pulso necesario para ganar el partido. Se perdi¨® con tanto toque, sin mordiente, mientras el Betis languidec¨ªa, sin noticias del f¨²tbol fresco de Be?at o la movilidad de Rub¨¦n Castro y Montero. Solo la aparici¨®n de Rub¨¦n despert¨® al cuadro andaluz, incapaz de mantener su tesoro. Pandiani se lo arrebat¨® de un plumazo en el descuento.