Nadie atrapa a Rib¨¦ry

Anudado el bal¨®n a los pies, Rib¨¦ry engulle los metros del tapete a una velocidad supers¨®nica, al alcance de muy pocos futbolistas. No hace tanto, el extremo del Bayern promocionaba unas botas rosas con carreras por el bosque, sobre los campos de entrenamiento o incluso en dibujos animados. Frente al Olympique de Marsella, valid¨® los spots hasta el punto de que ninguno fue capaz de echarle el lazo, anguila que desabroch¨® al rival, correcaminos definitivo. Todo un pu?al que ya apunta al Madrid y que es la esperanza del Allianz Arena, escenario de la final europea.

Para el OM, exigido por el resultado de la ida (0-2), el duelo reclamaba m¨¢s ritmo que pausa, m¨¢s oportunidades que pases. Fue Deschamps, gallardo, el que plante¨® un encuentro abierto, un intercambio de golpes tan arriesgado como sugerente, poco respetuoso con su curr¨ªculo reciente; acumulaba el equipo ocho derrotas consecutivas, la peor firma en la historia del club provenzal. Propuso entonces el OM un 4-3-3 con la media trasparente, ahogada en tapar alguna l¨ªnea de pase y poco aplicada a la hora de confeccionar f¨²tbol. Todo era una contra, con huecos y sin tiempo para el resuello. Acept¨® de buen agrado el reto el Bayern, c¨®modo con las idas y venidas, fiado a su pegada y a la capacidad de desequilibrio de Rib¨¦ry. Fue un partido espectacular, por m¨¢s que perdiera tensi¨®n con los minutos. Un ed¨¦n para el f¨²tbol de ataque; un martirio para los zagueros.

No fue balad¨ª la hoja de ruta marsellesa, sobre todo porque cobr¨® protagonismo en el ¨¢rea rival tras las reincidentes galopadas de Brand?o y los pases de Ayew. Pero Neuer, supremo en reflejos bajo la barra, obvi¨® el zarandeo a su defensa ¡ªel acentuado punto flaco del Bayern¡ª y desbarat¨® los remates de Mbia con el pu?o, de Morel con el pie, y del propio Brand?o con la manopla. Sin premio para la ofensiva, poco le quedaba al OM, desfigurado ante un Rib¨¦ry que corre que se las pela.

A Caracortada no le hizo falta contar con un compinche el¨¦ctrico en el costado contrario, sentado Robben porque Heynckes prefiri¨® dar ox¨ªgeno a su equipo. Le alcanzaron con sus piernas y desborde, con su facilidad para jugar al escondite con el bal¨®n entre las botas, con su habilidad para descontar rivales a la carrera. Pegado en el costado izquierdo, a cada arrancada hac¨ªa tiritar al Marsella, a un Azpilicueta que ni las vio venir. Entre otras cosas, porque Alaba ¡ªatornillado en el flanco izquierdo y Lahm, definitivamente, en el derecho¡ª, es otro lateral efervescente, de esos que supera la medular cuando se lo pide el cuerpo, que son muchas veces. Ante el recital de las contras se relam¨ªa Olic ¡ªtitular porque Mario G¨®mez tambi¨¦n descans¨® en el banquillo¡ª, delantero de un toque, punto y final de las jugadas.

Deschamps propuso un duelo abierto y el equipo b¨¢varo acept¨® con agrado

Sofocado el ¨ªmpetu del OM, a Rib¨¦ry se le ocurri¨® por una vez tirarse al centro. Recibi¨® de espaldas a la porter¨ªa, se gir¨® y, vividor del enga?o como es, rompi¨® tres cinturas con dos cambios de ritmo hasta pisar la l¨ªnea de fondo, ya por la derecha. Centro a Olic y premio de los gordos. Poco despu¨¦s, Alaba sis¨® el cuero en su ¨¢rea y se la dio al 7. Otro zigzagueo de 60 metros y pase al propio Alaba, que se anim¨® al doblarle para sacar el centro a Olic. De nuevo, el ariete, puntual en el remate, logr¨® la segunda red.

No se rindi¨® Deschamps, que vir¨® y revir¨® sin ¨¦xito los esquemas de su equipo, quiz¨¢ porque sus jugadores dejaron de creer en el milagro. S¨ª que la tuvo Brand?o en un remate a placer, pero no atin¨® en el cabezazo. Nada que hacer ante la fiereza del Bayern, ante una nueva r¨¦plica liderada por Rib¨¦ry, que a cada arrancada dejaba las marcas de las gomas sobre el c¨¦sped. Solt¨® Kroos con un zurdazo que escupi¨® el palo, prob¨® Olic otro punteo torcido y asust¨® Tymoschuk con una volea deliciosa que atrap¨® Mandanda.

No hubo m¨¢s goles y el Bayern ya aguarda al Madrid ¡ªsalvo la mayor de las hecatombes ante el Apoel¡ª en las semifinales. Curiosamente, ambos equipos son bien similares, confiados a su velocidad de contragolpe, a su pegada mort¨ªfera, a sus int¨¦rpretes en campo ajeno. El mayor de los ex¨¢menes para el sprint de Rib¨¦ry.