El nuevo padre son los Grizzlies
El equipo de Memphis se est¨¢ convirtiendo en uno de los candidatos m¨¢s inesperados y predilectos para los playoffs de la NBA
Supongamos que nuestro padre se pasara 20 a?os arruin¨¢ndonos la vida por su afici¨®n a la bebida y a las faldas, y su falta absoluta de formalidad. Se perd¨ªa nuestras actuaciones, pasaba noches arrestado, y no paraba de pelearse con nuestra madre. Ahora supongamos que nuestro padre hubiera ingresado en una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n y que desde entonces fuera otro hombre. No ha tocado el alcohol desde hace 431 d¨ªas, 182 de los cuales ha estado viviendo con nosotros.
Desde que ha vuelto, ha sido un placer tenerle alrededor, una ayuda que se agradece, puesto que nuestra madre se fue a vivir con el tenista profesional. Lava los platos, los s¨¢bados se levanta pronto para hacer el desayuno, e incluso cuida de los dos ni?os cuando nos toca trabajar hasta tarde. Nuestro padre es otro. Pero no podemos evitar preguntarnos cu¨¢nto va a durar.
Los Grizzlies de Memphis son nuestro padre imaginario.
A medida que la temporada de la NBA se acerca a toda velocidad a su final igual que una noria de madera en su ¨²ltima vuelta, el equipo de Memphis se est¨¢ convirtiendo en uno de los candidatos m¨¢s inesperados y predilectos para los playoffs de la NBA de 2012. Esta predilecci¨®n es de lo m¨¢s razonable: los Grizzlies son un buen equipo de baloncesto. Tienen una amenaza de eficacia probada en el interior en Marc Gasol, una amenaza de eficacia probada en el exterior en Rudy Gay, y un base de eficacia probada en Mike Conley. Comparten el bal¨®n (seis jugadores tienen una media de m¨¢s de 10 puntos por partido), tienen capacidad para derrotar a cualquier equipo de la NBA (la prueba de ello es la victoria de la semana pasada en Oklahoma City) y han demostrado que son un equipo eficaz en las eliminatorias (acu¨¦rdense de la victoria en primera ronda del a?o pasado contra los Spurs de San Antonio). Lionel Hollins es mejor entrenador de lo que nos imagin¨¢bamos, y la influencia tranquilizadora que aportan Gay y Gasol es evidente para cualquiera que tenga ojos y una suscripci¨®n al canal de cable que emite los partidos de los Grizzlies. (Es decir, unas 62 personas en Estados Unidos).
Tambi¨¦n tienen sus defectos. O. J. Mayo puede estar en su sano juicio o no. Zach Randolph, casi con toda seguridad, no lo est¨¢. Gilbert Arenas es enrevesado. Y Tony Allen es tan estable como un huevo sobre una pelota de playa. Pero lo bueno supera a lo malo y, si los Grizzlies siguen jugando as¨ª, podr¨ªan convertir en profetas a los que vaticinan su ¨¦xito. En los playoffs, podr¨ªan dar una paliza a su probable adversario en primera ronda, los Clippers de Los ?ngeles. Despu¨¦s, todo es posible: Thunders, Lakers, Spurs¡ no son inmunes a sus encantos. Tambi¨¦n es posible que estos se vengan abajo en la primera ronda, tal vez despu¨¦s de un combate de boxeo en el vestuario entre Randolph y Allen, o si Gilbert Arenas intenta colar un ob¨²s en un avi¨®n.
Lo que quiero decir es que tenemos que alegrarnos de que nuestro padre haya vuelto. Apreciar su participaci¨®n en nuestra vida. Y dar gracias por que ya no bebe y es capaz de hablar sin gritar. Pero es posible que de momento no queramos mandarle a Montecarlo con los ni?os.
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