Diego, sin complejos
El mediapunta brasile?o mantuvo la esperanza atl¨¦tica hasta que se le acab¨® la gasolina
Tres pases tard¨® Diego en justificar los di¨¢logos que Diego Pablo Simeone ha mantenido con ¨¦l en los d¨ªas previos al partido. El lunes, mientras el equipo calentaba en c¨ªrculo, el t¨¦cnico argentino se puso junto a ¨¦l en lo que pareci¨® un interrogatorio sobre su estado f¨ªsico. Cuando Diego le dijo que estaba para jugar, el rostro de Simeone se relaj¨®. Ese mismo lunes, algunos jugadores del Atl¨¦tico estaban ansiosos por ver el v¨ªdeo del partido del Madrid contra el Valencia. Hab¨ªan escuchado que Emery hab¨ªa dejado salir con el bal¨®n a Pepe y que las combinaciones entre Parejo y Tino Costa, este a la espalda de los dos mediocentros, le hab¨ªan hecho mucho da?o. En sus dos primeros intentos de conectar con los delanteros, a Diego le fall¨® la precisi¨®n. No se encogi¨®. A partir de ese momento se adue?¨® del partido. Emergi¨® entre Khedira y Xabi Alonso, cortito de piernas como es, pero con la cintura suelta. El primer agujero con el que acert¨® propici¨® un disparo de Falcao que sac¨® Casillas.?
Tuvo la personalidad el mediapunta brasile?o de los que saben que la t¨¦cnica con la pelota iguala. Se impuso en los tiempos del juego durante toda la primera parte. Volvi¨¦ndose sobre sus propios pasos cuando lo crey¨® necesario y sacando el periscopio para encoger a la defensa blanca cada vez que recib¨ªa de cara. Si alg¨²n futbolista mantuvo la esperanza del equipo y de la hinchada rojiblanca pese al primer misil de Cristiano ese fue Diego. Hasta que a su equipo y a ¨¦l le dur¨® la gasolina fue la gran amenaza, junto a las cabalgadas de Adri¨¢n, para el Madrid. Para Diego no existieron los habituales complejos que empeque?ecen habitualmente a los futbolistas atl¨¦ticos en la historia m¨¢s reciente de los derbis. Durante todo el primer tiempo fue un sat¨¦lite que aparec¨ªa por cualquier parte donde hab¨ªa una jugada que armar. Incluso se le vio metido en trabajos que no van con ¨¦l. Meti¨® la pierna en balones divididos, de los que gan¨® alguno. De otros sali¨® maltrecho y por los suelos. Ah¨ª se apreci¨® la importancia del intocable y el futbolista a proteger. Sus compa?eros acudieron raudos a abroncar a cualquier jugador del Madrid que se mostrara duro con ¨¦l.
En el segundo tiempo estuvo menos activo. El Madrid se ajust¨® mejor y sus compa?eros ya no le encontraron tanto. Sigui¨® ofreci¨¦ndose, pero su f¨²tbol acab¨® perjudicado por el paso atr¨¢s que los futbolistas de Mourinho obligaron a dar a los rojiblancos cuando con el empate de Falcao la Liga se les complicaba m¨¢s de la cuenta. En el tramo final del partido ya no tuvo el peso ni hizo el da?o del primer tiempo. Apagado Diego, se apag¨® el Atl¨¦tico, y la esperanza de acabar con los m¨¢s de 12 a?os sin ganar un derbi.
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