El Depor tiene la ¨²ltima palabra

Despu¨¦s de tanto tiempo, tras tanta gloria y miseria en casi un cuarto de siglo como presidente, de ganar la Liga, de las Copas, el Centenariazo, las epopeyas en la Liga de Campeones o el penalti de Djukic, Augusto C¨¦sar Lendoiro atin¨® a decir tras un derbi en Segunda Divisi¨®n que estaba convencido de haber asistido a un pedazo de la historia del Deportivo, victorioso en un partido que ennoblece al f¨²tbol de plata, categor¨ªa en la que se ha producido un vuelco y cada vez m¨¢s equipos respetan un deporte inigualable por lo que conlleva de emoci¨®n y de sentimiento. En Bala¨ªdos se jug¨® un duelo memorable con una coda final tr¨¢gica para el Celta, cruel porque le ahog¨® cuando hab¨ªa llegado a la orilla y daba por bueno un trabajad¨ªsimo empate para el que tuvo que enjugar dos goles de su eterno rival. Sac¨® premio el Deportivo, que se manej¨® con la audacia acostumbrada y tuvo arrestos para jugarse, tras sufrir el golpe moral del empate, la ¨²ltima acci¨®n a bal¨®n parado del partido con los dos centrales y un mediocentro al remate. Entre ellos fabricaron el gol decisivo y qui¨¦n sabe si el ascenso de los coru?eses, un tanto al que est¨¢ por ver como reacciona el Celta, que cae a la tercera plaza de la clasificaci¨®n, a expensas de finalizar el partido que tiene aplazado contra el Cartagena.

Fue ese tipo de partidos que sirve para evaluar a los profesionales. Todos aprobaron. Hubo un rendimiento superlativo entre los futbolistas, entre los que emergi¨® Colotto, un monumento de defensa, uno de esos tipos de los que se sospecha por su lentitud en campo abierto, pero que conoce el juego y tiene sabidur¨ªa para explotar sus condiciones. No solo fue impenetrable, sino que ejerci¨® de l¨ªder y fue decisivo en la jugada del ¨²ltimo gol cuando, como de costumbre, toc¨® la pelota en el segundo palo para habilitar a Borja. Colotto y el mediocentro Berganti?os sostuvieron al Depor en sus peores momentos. Fueron dos. El primero tras el gol inicial de Riki, cuando el Celta se puso a jugar sin mirar el reloj. Ese equipo del que todos vitorean su contragolpe tambi¨¦n sabe mezclar e hizo sangre en zonas sensibles de su rival porque Orellana supo caer entre l¨ªneas y encontrar socios. Sin la pelota, el Deportivo pareci¨® por momentos un pelele, angustiado Valer¨®n, que la ped¨ªa sin absorberla. Pero los minutos pasaron sin mayor apuro para Aranzubia y al Celta le entr¨® un punto de desesperaci¨®n. Olvid¨® el toque y busc¨® r¨¢pidamente las bandas para enviar centros sencillos de defender. Gan¨® aliento el Deportivo, que sujet¨® las riendas entre alg¨²n desastre como la en¨¦sima lesi¨®n de Riki, episodio que gener¨® una opereta con el ¨¢rbitro, inflexible para tenerle cinco minutos sobre el campo tendido en el suelo sin permitir que fuese atendido.

Cuando Oltra sent¨® a Valer¨®n, el Celta logr¨® igualar la diferencia de dos goles

El marasmo que gener¨® el litigio entre el colegiado y el goleador deportivista despist¨® al Celta, que acab¨® de perder el hilo tras la reanudaci¨®n. Ah¨ª emergi¨® Valer¨®n, que no esprinta, pero cuando recibe la pelota casi siempre est¨¢ solo gracias a su dominio de los espacios. Bajo su batuta, el Deportivo jug¨® un cuarto de hora extraordinario en el que borr¨® al Celta del campo y fabric¨® el segundo gol, un pase de Guardado a Lassad, con sentencia en el mano a mano ante el meta Yoel. Pero Oltra hizo entonces una maniobra para el debate al quitar a Valer¨®n y el Celta encontr¨® el gol en una acci¨®n que De Lucas resolvi¨® con un disparo seco desde la frontal a la media vuelta. El empate lleg¨® por mediaci¨®n de Catal¨¢ y con 10 minutos por jugar.

Lo que ocurri¨® entonces fue sorprendente. El Celta dio un paso atr¨¢s, timorato, como si el empate fuera el mayor premio posible. Y se levant¨® el Deportivo, ya sin Valer¨®n, y logr¨® el triunfo cuando ya no quedaba tiempo para la enmienda, uno de esos resultados que no solo pueden marcar una temporada, sino el inmediato futuro que est¨¢n por escribir los dos grandes del f¨²tbol gallego.